La luna se puso roja

A las 6.20 el eclipse completó su fase final con lo que el satélite natural de la Tierra volvió a iluminarse y recuperó su aspecto habitual, claro y brillante, dejando atrás la tonalidad roja y anaranjada, denominada de «sangre», que lució circunstancialmente.

El fenómeno, que comenzó alrededor de las 3 de la madrugada, fue observado por numerosos argentinos, sin necesidad de telescopios, que permanecieron despiertos y contó con una amplia cobertura de los medios de comunicación.

Muchos porteños participaron con telescopios -aunque no eran necesarios-, música y una pantalla grande desde la entrada del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, en la avenida Sarmiento y Figueroa Alcorta.

Los eclipses se producen «cuando la Luna se introduce parcial o totalmente en el cono de sombra que nuestro planeta proyecta hacia el espacio, en sentido opuesto al Sol», dijo a Télam Lucía Sendón, directora del Planetario «Galileo Galilei».

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