Mateo Barroso, un adolescente que inicia su camino en el campo de la pintura

mateoTiene 16 años y vive con su familia en Isidro Casanova. Es uno de los artistas más jóvenes del Distrito. Hace dos años incursionó en el plano de la pintura abstracta y expuso su obra “Cabina de la Paz” en una feria institucional del colegio al que asiste.

Por Soledad Martínez

smartinez@periodicosic.com.ar

Mateo Barroso cursa el 4to año del secundario en el Colegio del Libertador de Isidro Casanova y con sus 16 años, es uno de los artistas más jóvenes del Distrito. Se dedica a la pintura abstracta y expuso su primera obra en el mes de octubre, en la feria institucional del establecimiento al que asiste.

Si bien su primer acercamiento a las artes fue en el campo del teatro, hace dos años Mateo incursionó en el plano de la pintura abstracta, actividad que comenzó como un hobby pero que ahora atraviesa su vida cotidiana.

El Colegio del Libertador, no es de formación artística, sin embargo allí Mateo encontró el espacio para desarrollar su actividad. “Él es alumno de esta escuela desde 2do grado. Tenía problemas de integración y en algún punto también de aprendizaje. Entonces, de a poquito se lo empezó a escuchar, a saber cuáles eran sus intereses, qué le llamaba la atención”, explicó Bárbara Dillmann, directora del establecimiento.

Lejos de la estigmatización o el castigo, Mateo recibió el apoyo de su familia, que lo incentivó a que encuentre lo que le gustaba. Así comenzó a tomar clases de teatro y dibujo, para luego llegar a la pintura.

“Nosotros tratamos de apoyarlo y acompañarlo. Visto desde afuera, desde el punto de vista tradicional, Mateo no cumple con los parámetros de un estudiante estándar. Está fuera del aula, o por ahí su carpeta no es la más completa. Sin embargo, es muy buen alumno y los docentes lo respetan”, contó Dillmann.

Además, los profesores brindan al adolescente la posibilidad de contribuir a las materias con su actividad artística. “Nosotros estamos felices de que pueda hacer lo que gusta y en la escuela se le da el espacio para que muestre todo lo que tiene para dar”.

Mateo vive con sus padres y un hermano menor, también en Isidro Casanova. Una vez que culmine sus estudios secundarios, planea seguir formándose en el campo de las arte, tanto en el teatro como en la pintura y las artes plásticas.

“Yo hago arte por la paz, me gusta transmitir amor, armonía, tranquilidad, buena onda, estar bien con la gente. Para mí el arte tiene que hacer sentir bien, me gusta que las personas sientan tranquilidad”, manifestó Mateo. El joven cita como referente a Marta Minujin: “Me gusta salir de lo lógico y es que el arte no tiene lógica. Me gusta sorprender”.

Quienes visitaron la feria, tuvieron la posibilidad de aportar su grano de arena en la obra. “Había unas telas blancas y pintura, y unas pelotitas con pintura que la gente podía tirar contra las telas y así intervenir”, recordó el joven.

“Mateo tuvo un aula a su disposición, él la ambientó y preparó todo para esa muestra y la gente lo disfrutó mucho”, señaló Bárbara Dillmann. Po la buena repercusión de ese evento, Mateo fue invitado a participar de la feria institucional que realizará otro colegio de la zona, el 21 de noviembre.

 

Parte del arte

 

Fue en la feria que se realizó en el Colegio del Libertador el 14 de octubre, que Mateo expuso por primera vez uno de sus trabajos; su obra titulada “Cabina de la Paz”, que realizó con unos trípticos blancos que había en el colegio.

“Los uní y empecé a pintar. Quería crear una cabina, que la gente intervenga en el arte y sienta paz”, explicó Mateo sobre el proceso de creación de su obra. En el mismo sentido, continuó: “Esa cabina tenía una silla en el medio para que la gente se siente y observe. También pusimos unas telas, para que las personas se descalcen y se sienten a disfrutar”.

Con respecto a la relación que los chicos de su edad tienen con la actividad que él realiza señaló: “Los adolescentes a veces están un poco perdidos y si pudieran acercarse al arte sería maravilloso, porque uno puede lograr muchas cosas, expresarse y canalizar sus problemas. Si uno encuentra el camino del arte, puede expresarse todo el tiempo”.

Los cuadros de Mateo decoran la dirección del colegio y hasta los hogares de directivos y docentes. Pero él no firma sus obras. “No sé cómo hacerlo, y en definitiva que cada uno se adueñe del arte. A mí me gusta compartirlo. En definitiva, yo no me considero artista, me considero parte del arte”, manifestó.

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