Denuncian por mala praxis a profesionales médicos de la Clínica Figueroa Paredes


Es por el caso una mujer de 30 años que fue sometida a una cesárea de urgencia y murió 48 horas después durante una transfusión de sangre, procedimiento que no había sido comunicado a su familia. Este mediodía, se manifestaron en las puertas del centro de salud y cortaron la Ruta Nacional N°3. Las causas del deceso de la joven, están siendo investigadas por la UFIJ N°11 de La Matanza.

Érica Santillán ingresó a la Clínica Figueroa Paredes de Gregorio de Laferrere el jueves 9 de julio por complicaciones en su embarazo de 30 semanas. Desde ese momento, sus familiares denunciaron malos tratos y falta de atención, ante la negativa de realizar una ecografía de manera inmediata. «Por el feriado largo, nos querían hacer esperar hasta el lunes», contó Cristian, pareja de la mujer.

Luego de varias discusiones y la insistencia de la familia, el estudio fue realizado al día siguiente y el mismo determinó que la mujer tenía una fisura de bolsa y que debía hacer reposo absoluto. El médico que la atendió, le comunicó que se esperaba que el parto se produzca dentro de un mes.

Pero a las pocas horas, Érica ingresó al quirófano para una cesárea de urgencia. En la madrugada del 11 de julio, la mujer dio a luz a una beba que pesó 1,200 kg y se encuentra internada en el sector de neonatología en la misma clínica.

Durante la cirugía, la paciente sufrió una hemorragia importante y para su recuperación recibió una transfusión de sangre. Para la realización de ese proveimiento, un miembro de la familia tuvo que firmar una autorización. En el caso de necesitar repetir el tratamiento, los profesionales debían comunicarlo.

Debido a la emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, los pacientes que se encuentran en terapia intensiva no pueden ser visitados. «La única comunicación que teníamos, era con los médicos», explico Cristian, quien además contó que le habían informado que su pareja estaba bien y que había pedido que la pasen a una sala común.

El parte médico del lunes 13, que fue brindado a su familia mediante una comunicación telefónica, indicaba que la paciente se encontraba estable, a la espera de superar un cuadro de palpitaciones y de una «pequeña perdida» que persistía tras la cesárea.
Pero dos horas después, Érica había fallecido por un shock hipovelémico que se produjo mientras le realizaban otra transfusión, procedimiento que no había sido notificado a su familia.

«Estoy tan sorprendido como vos», le dijo el médico que se encargaba de atender a Érica cuando Cristian llegó a la clínica. Y es que el profesional había autorizado una nueva transfusión vía telefónica, pero no encontraba en el centro de salud en ese momento.

«No sabemos por qué tuvieron que hacerle otra transfusión si nos dijeron que estaba estable, que nos iban a avisar, no nos dieron ninguna explicación», denunció Cristian.

«No sé que le hicieron a mi señora durante esas dos horas para que pierda la vida», dijo Cristian. La muerte de la mujer de 30 años, que tenía una hija de 11 años y un hijo de 9, es investigada por la UFIJ N°11 de

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