
El líder de la CCC castigó el diagrama de entrega de planes sociales que se realiza en el Distrito. Dijo que lo advirtió al Intendente y hasta tuvo reuniones con Raúl Magario. “Están equivocados en ponerse soberbios, hay mucha ceguera y mucha sordera”, disparó.
En la escuela amarilla, como se conoce en La Matanza a la clásica escuela que terminó siendo la casa de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), hay movimiento desde temprano. Se puede ver a Fredy Mariño y otros dirigentes del sector organizando tareas, mientras uno repara un camión tipo v
olcador estacionado donde supo ser el patio de recreos.
Contigua a una de las aulas, que hoy está ambientada a modo de vivienda con cocina, heladera y habitación, está la oficina de Juan Carlos Alderete, el dirigente piquetero q
ue cobró fuerte notoriedad a principios del año 2000, en la antesala de la caída de Fernando De la Rúa.
Sentado a la cabecera de una modesta mesa y rodeado por retratos y objetos varios que llevan la imagen del mítico líder Ernesto “Che” Guevara, se puede ver a un Alderete visiblemente más delgado. Mientras un colaborador le alcanza el mate con agua caliente, cuenta que se sometió a una cirugía para log
rar perder peso y se lanza rápido a hablar de política. Se refiere al Gobierno y a la oposición, que no supo construirse a sí
misma, y deja algún párrafo para su por ahora excompañero de lucha Luis D’Elía.
-¿Cómo analiza hoy su primera exposición pública en una elección? (NdeR: no fue candidato pero apareció en los afiches del FAP)
-Comenzamos a discutir en enero, el tiempo nos jugó una mala pasada y la inexperiencia también. Veníamos tratando de reagrupar las organizaciones gremiales y sociales con las que venimos caminando juntos en la lucha, pero no pudimos organizarnos en las cuestiones programáticas.
Además, la apetencia de algunos dirigentes del campo popular evitó la unión que debía darse y eso también fue aprovechado por el Gobierno.
Pero vamos a seguir luchando para que estas fuerzas sociales y políticas puedan confluir en algún momento.
-Pero a pesar de la amplia diferencia en votos, podría decirse que el FAP jugó un buen papel.
-Si, claro. Faltó tiempo tanto para la discusión interna como para la discusión con el Gobierno, pero de todas maneras los esfuerzos que se han hecho valieron la pena porque se avanzó. Nuestra falta de experiencia hizo que nuestra organización haya quedado en distintos frentes electorales dentro del país; esto también provocó que yo no pudiese ser candidato a diputado nacional como habíamos acordado.
-¿Piensa seguir dentro del Frente Amplio Progresista?
-Nos sentimos muy cómodos y hay que trabajar para que todas las fuerzas sociales estén en el FAP.
-¿Cómo es su relación con los concejales que representan al FAP? (NdeR: Gustavo Ferragut y Sandra Oviedo en bloques separados)
-Tenemos relación tanto con ellos como con algunos concejales del oficialismo. Siempre tenemos diálogo sobre por qué se maneja tan bajo presupuesto en salud, qué propuesta hay para los jóvenes, qué propuesta industrial existe ya que tanto se habla del polo industrial, qué propuesta hay para cultura.
-¿Y su relación con Fernando Espinoza cómo es?
-En momentos es fría, en otros es tensa, y en otros de enfrentamiento.
Hablé en algunas oportunidades con Espinoza y con (Raúl) Magario, y les dije que las elecciones no son un cheque en blanco. Están equivocados en ponerse soberbios, no atender los reclamos de la gente, no atender a las organizaciones sociales.
-¿Cuánto tiempo hace que no se reúnen?
-Hace muchísimo tiempo que por temas de agenda (del Intendente) no nos reunimos, aunque sí lo hacemos con funcionarios de otras áreas.
-¿Cuál es su mirada del Gobierno Municipal?
-El Gobierno Municipal debería cumplir con todo lo que ha prometido para las organizaciones sociales, muchas veces tiene una ceguera y una sordera tremenda. Fernando Espinoza sabe muy bien que nosotros siempre hemos estado en contra de cómo se diseñan los programas sociales, eso lleva al clientelismo a un grado de corrupción muy grande abajo.
-¿A qué se refiere cuando habla de corrupción abajo?
-Hay una gran cantidad de punteros del justicialismo que en este programa “Argentina Trabaja” les saca 500 o 600 pesos a cada beneficiario que tiene a cargo para que no cumplan ninguna contraparte. Los que vivimos en La Matanza, militamos y hacemos política aquí lo sabemos; y cuando uno se acerca a la Justicia, la Justicia también hace oídos sordos porque recibe una orden política.
-Esto que denuncia usted, hace algunos años también lo denunciaba Luis D`Elía ¿cuándo se rompió la sociedad con usted?
-Compartimos la lucha en un proceso político puntual en la Argentina que fue desde 1999 hasta 2003. Cuando asumió Néstor Kirchner nuestra organización empezó a ser abrazada para ver si nos podían coptar; Luis D’Elía optó por apoyar al Gobierno y nosotros preferimos decir que primero debíamos ver si solucionaban los problemas de la gente para después decidir si apoyábamos o no.
-¿Sigue hablando con D’Elía?
-Sí, nos tenemos que ver en las próximas horas por un tema de tierras y como él tiene injerencia en Hábitat nos puede ayudar.
-¿Ya no trata de convencerlo de que se una al Gobierno Nacional?
-Ya no, ni yo intento convencerlo a él. Nada quita que la realidad política en algún momento nos encuentre otra vez juntos en la calle.
-¿Cambió su concepción en cuánto a la forma de reclamar?
-Vamos aprendiendo, ocurre que a veces el propio poder nos empuja por el incumplimiento que tiene con la gente. Cuando uno corta una ruta sabe que hay un sector importante de comerciantes y de trabajadores que viajan que son afectados, entonces uno analiza la manera más conveniente de protestar. Nunca renegamos de la metodología, porque renegar de esa metodología sería para nosotros olvidarnos de la historia del movimiento obrero, esta metodología fue traída por los anarquistas cuando el movimiento obrero recién comenzaba a organizarse.