El primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que Israel debe seguir una política de fortaleza, por los cambios que están teniendo lugar en Medio Oriente, donde Siria, con fuertes lazos con Irán y clave para la estabilidad en la región, está al borde de la guerra civil.
«Los últimos días nos recordaron en qué entorno vivimos», dijo al inicio del gabinete semanal del gobierno en Jerusalén.
«Hemos escuchado las declaraciones de la cúpula iraní sobe la destrucción de Israel, hemos visto cómo el Ejército sirio masacra a su pueblo y otros sucesos sangrientos en nuestra región», señaló el premier israelí, citado por la agencia de noticias DPA.
«Varios líderes no tienen inhibiciones morales a la hora de matar a su propio pueblo o sus vecinos», agregó Netanyahu.
«En un entorno así Israel está obligado a seguir apostando por su fortaleza militar, económica y social, lo que supone la única garantía para nuestra existencia pacífica, seguridad y prosperidad», señaló el jefe de gobierno israelí.
Las declaraciones de Netanyahu se concretan un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU fracasó en su intento de aprobar una resolución impulsada por países árabes y occidentales para frenar la represión ordenada por el presidente Bashar Al Assad en Siria, debido al veto de Rusia y China.
Pero también aluden a los dichos durante los rezos del viernes del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, que señaló que el «régimen sionista es un tumor canceroso que debería ser eliminado. Y lo será».
En este contexto, el segundo al mando de la Guardia Revolucionaria dijo hoy que Irán atacará a cualquier país cuyo territorio sea usado por sus «enemigos» para lanzar una incursión militar contra el estado islámico, informó la agencia de noticias Fars.
Estados Unidos e Israel no descartaron tomar acciones militares contra el país si no es posible resolver la disputa por medios diplomáticos.
Teherán, por su parte, advirtió que su respuesta a cualquier ataque de esa naturaleza sería «doloroso» y amenazó con atacar Israel, las bases estadounidenses en el Golfo Pérsico y con cerrar el estrecho de Ormuz, un punto de tránsito crucial para los embarques de petróleo que salen de la región.