Con el foco de atención posado en Bruselas, donde los ministros de Economía de la UE deben definir si le otorgan a Grecia un segundo paquete de ayuda para evitar su bancarrota, Alemania y Francia, dos pilares de la eurozona, dieron señales diferentes respecto a la viabilidad del rescate.
Desde Berlín, el gobierno alemán advirtió que aún restan resolver temas pendientes antes de aprobar la concesión de ese paquete de ayudas, lo que impregnó, a pocas horas del inicio de la reunión de este lunes por la noche en Bruselas, ingredientes de preocupación entre los analistas internacionales que siguen de cerca la crisis griega.
«Desde nuestro punto de vista, aún hace falta seguir negociando», fue el tono del mensaje alemán, a cargo de una portavoz del Ministerio de Finanzas en Berlín, según consignó la agencia de noticias DPA.
En ese marco, la portavoz señaló que hay medidas clave aún no adoptadas por Atenas y diferencias en torno a los sistemas para supervisar la aplicación de la ayuda.
Otro argumento esgrimido fue que tampoco se acordó aún la creación de un fondo especial que canalice las ayudas, como propusieron París y Berlín.
Pese a todo, el gobierno de Angela Merkel es «cada vez más optimista» de que se logre un acuerdo definitivo, agregó, como para alivianar sus conceptos.
Al contrario de Alemania, Francia consideró que está todo listo para aprobar la concesión del segundo paquete de ayudas a Grecia por 130.000 millones de euros.
La confianza gala de una salida a la crisis estuvo a cargo del ministro de Finanzas francés, Francois Baroin, quién consideró que los ministros de la UE aprobarán el segundo paquete de ayuda económica a Grecia, salvataje que, suponen, evitará que Atenas caiga en cesación de pagos.
Baroin se mostró optimista y señaló que «hemos reunido todos los elementos para un acuerdo», en declaraciones al canal de radio Europe 1.
«Espero que todos reconozcan lo que lograron desde hace semanas el gobierno griego y los partidos políticos de la coalición» del país heleno, apuntó Baroin.
Baroin, indirectamente, quiso señalar que si de la reunión de la UE no sale una solución, serán los líderes europeos los que deberán encontrarla, en una cumbre que los congregará entre el 1 y 2 de marzo próximos.
Además de esa ayuda, Grecia pretende ahorrar 100.000 millones de euros de su deuda pública a través una quita parcial por parte de sus acreedores privados.
Insistiendo en un discurso menos entusiasta que los franceses, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, pidió este lunes a Grecia que avance en su programa de ahorro y reformas, en un reportaje al semanario alemán Das Parlament.
El ministro advirtió que las posibilidades de la Unión Europea son limitadas: «a fin de cuentas, es Grecia quien debe aplicar el programa», sostuvo en una típica muestra germana de «realpolitik».
En tanto, el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogupo, Jean-Claude Juncker, aseguró que nadie está hablando en estos momentos en Europa de sacar a Grecia del euro.
«Nadie tiene la intención de sacar a Grecia del euro, sería una mala solución para Grecia y una mala situación para Europa», comentó Juncker en Bruselas.
En esta rueda de declaraciones previa al inicio de la cumbre de la UE en Bruselas, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, puntualizó que su país ya cumplió todas las condiciones para que la UE y el FMI le otorguen el segundo paquete de ayuda.
«Esperamos que ahora se ponga término a un largo período de incertidumbre», comentó Venizelos en un comunicado emitido por su ministerio en Atenas, según informó la agencia DPA.
Venizelos subrayó que «la incertidumbre no beneficia ni a la economía griega ni a la eurozona en su conjunto».