El taller de sikus comenzó su ciclo nuevamente a partir de este mes. Se lleva a cabo todos los sábados en una escuela pública de la localidad de Isidro Casanova. El guía musical, Gustavo frías, contó a S!C que “la consigna (del taller) es un espacio abierto para los que quieran aprender sikus, sin ningún requisito de nada”. Así como también, explicó que tocar este instrumento “tiene carácter comunitario porque para tocar el sikus y formar una melodía se necesitan por lo menos dos personas”.
Por Maricel Pisa
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Las clases del taller comenzaron a darse hace siete años en el barrio San Alberto de I. Casanova, “para brindar un espacio de música sin restricción”, explicó el guía musical, Gustavo Frías.
En este sentido, lo que desean los impulsores de este espacio es transmitir los conocimientos que poseían sobre la música andina. Al respecto, Frías expresó: “Lo que sabíamos de la música andina, lo queríamos difundir, esa es la idea por la que nace y por la que sigue funcionando este espacio como taller de formación, y como banda”.
En tanto, el guía dijo a S!C que “la consigna del taller es ser parte de un espacio abierto para los que quieran aprender sikus, sin ningún requisito de nada, no tiene que saber de música, no apuntamos a la teoría, sino que respetamos la forma en que se fue transmitiendo la utilización de este instrumento, que tiene carácter milenario, que se viene transmitiendo de manera comunitaria, que se toca en las comunidades, y que dentro del marco de una fiesta o festival es natural en las comunidades originarias”.
Gustavo remarca siempre el pilar comunitario y social que posee tocar este tipo de instrumento porque una sola persona no puede conformar una melodía, sino que por lo menos se necesita de la unión de dos personas para poder hacerlo. “La forma de tocar el sikus tiene carácter comunitario porque para tocar el sikus y formar una melodía se necesitan por lo me-nos dos personas, uno solo no podría hacer nada”, detalló Frías.
Si bien no hay límite de edad, ni restricciones por el conocimiento musical para participar de los encuentros, Gustavo señaló que “las personas que se acercan son jóvenes de entre 20 y 25 años en adelante, porque lo que más prende es el carácter originario que posee con los pueblos originarios de la zona andina y todo lo que tiene que ver con todo lo de la cultura originaria”. Y añadió: “Me sentí motivado a participar por eso, y después nuestros compañeros también se suman por eso, yo tengo familia que vive en el interior, en Santiago del Estero, y siempre me llamó la atención este tema”.
“Más que nada nos moviliza el hecho de compartir, ver la posibilidad de que una persona que no sepa de música haga música, eso es lo que consideramos fuerte”, indicó el guía.
El taller de sikus, dirigido por Gustavo Frías, junto a su esposa Mariana, tiene lugar todos los sábados a partir de las 16, en la escuela EPB 94, situada en la calle Virgilio 439 a la altura del Km 23 de Ruta 3, de la localidad matancera de Isidro Casanova.
Clases y Sikuris
Las clases tienen una duración de tres horas, a partir de las 16, en tanto que la primera hora es destinada a la formación musical para los alumnos del taller, y las dos restantes se reservan para los ensayos de la banda Sikuris, conformada por aproximadamente 20 personas. Quienes participan en festivales, actividades culturales, peñas, y festividades de la comunidad boliviana.
Durante el taller se enseñan los datos básicos para soplar y respirar, “y como uno se va metiendo en la música, porque lo más importante que que-remos destacar es el carácter abierto, comunitario y gratuito”, aseveró Frías.
Los alumnos, no necesariamente tienen que tener un sikus, sino que desde este espacio se prestan algunos instrumentos para los que aún no pueden tenerlo. Sin embargo, el que quiera poseer uno puede hacerlo de distintas maneras reciclando elementos y armarlo con sus propias manos. En esta línea, el guía detalló: “Para participar del taller no necesitás tener instrumento, nosotros tenemos una cantidad de instrumentos que prestamos durante el ensayo, pero el que quiere tener uno, puede reciclar los cañitos de la soda, o cualquier cañito de plástico, así se puede hacer un sikus, no requiere de un gasto económico importante como otros instrumentos”.
Punto de encuentro
En un primer momento, las clases se daban en la plaza de San Alberto, pero según contó el guía, muchas veces tenían que suspender los ensayos por distintos motivos. Por lo que siguieron con la búsqueda de un lugar físico que les ofreciera ciertas condiciones para poder realizar los ensayos sin preocupación. Es así como “una maestra que es compañera nuestra, trabaja en una escuela (EPB 94), a la que también asiste mi hija, y surgió esa idea de realizarlo ahí, además el que sea una escuela, un espacio abierto también realza este carácter de abierto a la comunidad, para tratar de revalorizar ciertos aspectos de la cultura”, señaló el guía.
Contacto
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