En el rostro de Manuel podemos observar situaciones especiales, primero hay que comprender que el rostro es el producto de nuestra personalidad, de momentos de vida que dejan su rastro en él. En este caso observamos lo que llamamos el “complejo de Caín”, lo que indica una probable niñez carente de calor y amor en el ámbito de la familia quedando marcado en él este complejo (su rostro se asemeja al marco de una guitarra). Predomina frente y mandíbula, quedando la zona emocional (pómulos y nariz) en retracción. Es importante entender que el medio fue el modelador de su personalidad. No es responsable de su actual modo de ser. Su vida afectiva es poco desarrollada, así como su empatía, de actitud egoísta, siempre a la defensiva. Los apetitos materiales están al máximo, de mentalidad ágil y práctica, puede ser un gran creador pero le faltará el calor humano. Las sienes ahuecadas y la asimetría que presenta indican que padece de cambios de humor repentinos, pasa de la euforia a la depresión en cuestión de minutos.