Este es un evento que se realizó hace algunos años en la localidad, pero por diversas circunstancias debió ser suspendido. Sin embargo, volvió a desarrollarse en un bar de Tapiales. Se desarrolla el último domingo de cada mes.
El Poesía Bar había tenido su espacio desde el 2004 a 2009 aproximadamente, pero desde esa fecha los encuentros no pudieron realizarse. Pero la idea de volver a hacerlos seguía latiendo en quienes habían incursionado en este proyecto.
Christian Malattia, uno de los integrantes que lleva a cabo el ciclo, sostuvo: “Empezamos nuevamente con el Poesía Bar, ya llevan dos fechas, el próximo es el 29 (de julio)”. La frecuencia es una vez por mes, tiene lugar el último domingo de cada mes de 19 a 21 en un bar situado en Altolaguirre y Humaitá, en una de las esquinas de la plaza de Tapiales.
El evento es gratuito, “la idea es que los últimos fines de semana uno no llega con mucha plata a fin de mes, y de esta manera se puede ir a tomar un café”, y de esta manera compartir un momento en familia con la literatura. Así es como asisten personas de todas las edades a la jornada, y paticipan leyendo sus propias creaciones o de algún libro que les simpatice.
“Hay gente de todas las edades, si uno piensa en una café literario piensa en gente grande, pero están desde chicos hasta gente más grande, en el último vino una chica de unos 17 años que vino con su cuaderno y leyó”, recuerda Malattia.
El comienzo Christian Malattia cuenta que “hace varios años venía buscando un espacio, comencé a trabajar en una biblioteca popular en Tapiales, y a la gente le gustó la idea de escuchar a gente leyendo, estaría bueno realizar una serie de encuentros, con cierta periodicidad para leer”.
Si bien, sostiene que en una “biblioteca era más fácil, se lo comenté a otra chica que también escribe, y son parte del Galpón (Galpón Cultural de Tapiales), Analía y Roberto, y así empezamos con el Poesía Bar, no queríamos hacer una café literario convencional y no hacerlo en la biblioteca, la idea era tomar las propiedades del canto bar, pero con poesía”.
La actividad se centra en llevar varios libros, y leerlos, con música en vivo, con guitarra y persecución para crear un ambiente propicio. “Siempre tuvimos mucha convocatoria, había gente que pasaba y les llamaba la atención, y se iban a la casa a buscar cosas que habían escrito o se ponían ahí a escribir, y luego lo leían”, explica Malattia.