Luego de cuatro meses en el Hospital Hopkins de Estados Unidos, donde fue sometido a cinco cirugías, el docente de Gregorio de Laferrere dialogó con S!C al regresar al país. Pablo Saavedra y el duro proceso que atravesó, las repercusiones que tuvo su caso y el deseo de retribuir el apoyo que recibió de miles de personas que colaboraron con su causa.
Por Soledad Martínez
smartinez@periodicosic.com.ar
En una charla íntima con el Periódico S!C, el docente de Laferrere Pablo Saavedra contó los detalles de las operaciones quirúrgicas que atravesó, los resultados, y los proyectos a futuro.
¿Cómo estás después de atravesar cinco operaciones?
Después de cuatro meses en Baltimore y cinco cirugías, la verdad es que cada día me siento mejor, poco a poco me voy recuperando. Fue un período duro, pero siempre tuve la convicción de que debía resistir estos momentos para poder disfrutar el futuro.
¿Por qué el Hospital Hopkins se transformó en la única opción para operarte?
Este proceso comenzó a través de mi novia que reside en México, y charlando con un médico de allá, le sugirió que mande mis estudios al Hospital Hopkins para ver si me podían ofrecer un tratamiento efectivo. Mandé toda mi historia clínica junto con imágenes de tomografías computadas y resonancias magnéticas, una vez que las examinaron tuve una video llamada con el neurocirujano Alfredo Quiñones Hinojosa, con el cirujano de cabeza y cuello, Kofi Boahene, y con el doctor Salvador Manrique, los que me aseguraron que era posible intentar extraer el tumor por completo y conservar la visión del ojo derecho que aún tenía la capacidad de visualizar.
Ante esto le pedí la opinión a mi cirujano de confianza en Argentina, Ariel Chari, el cual me dijo que era una carta interesante de ser jugada, y me dio el último empujón para aceptar el desafío.
¿Qué posibilidades tenías en Argentina?
En Argentina la posibilidad que tenía era someterme a cirugías periódicas para reducir el tumor, pero ya no existía la posibilidad de extraerlo por completo, por lo que cuando en EE.UU. me dijeron que era posible erradicar el tumor de raíz, surgió en mi y en todos los que me rodean una gran esperanza.
¿En qué condiciones llegaste a Estados Unidos?
Mi enfermedad al llegar al Hospital de Hopkins llevaba más de 10 años en los que he pasado por más de 15 cirugías, algunas mayores y otras menores.
¿Se cumplieron tus expectativas?
Hoy, después de las cinco intervenciones quirúrgicas y con una resonancia magnética que no arroja rastros del tumor, me siento más que satisfecho. Soy consciente de que han pasado cuatro meses desde la extracción del tumor, y que hay que seguir controlando la zona, pero es un avance enorme el haber sacado ese tumor de mi rostro y que por ahora no de signos de querer aparecer nuevamente.
¿Cómo viviste desde Estados Unidos las repercusiones que tuvo tu caso en La Matanza?
Fue increíble la repercusión que tuvo mi caso, no solo en La Matanza, el partido al cual pertenezco, sino a nivel provincial, nacional e internacional. He recibido el apoyo de familiares, amigos, compañeros de trabajo, instituciones, fundaciones, empresas y órganos de Gobierno. Todo esto hubiera sido imposible sin el apoyo de todos ellos. La ayuda también provino de otros países como México, Chile y EEUU. Estaré eternamente agradecido a todos ellos. Si esto no hubiera sucedido, hoy quizás no estaría con vida, o mi vida estaría en serios riesgos.
¿Cómo seguirá tu vida en Argentina?
Quiero la vida que llevaba antes de someterme a este desafío, volver a relacionarme con la gente que quiero, con la música, con la militancia, y por sobre todo me espera un nuevo desafío, que si bien siempre traté de llevarlo acabo, hoy me siento con el deber ético de redoblar la apuesta, ayudar a quien lo necesite, y construir un entramado social para llevarlo acabo
¿Fue difícil la estadía en Baltimore?
Fue largo el período de estadía en EEUU, planeado en un principio para dos meses, pero terminó siendo el doble. Es duro estar lejos de tus seres queridos, tus costumbres, con un idioma que no manejás, más allá de estar muy bien acompañado, y con un trato excelente de todas las personas que conocí en Baltimore, se extrañó la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, de militancia, la música, las comidas, en definitiva un conjunto de cosas que hacen a la vida misma.
¿Cuáles son los pasos a seguir para una total recuperación?
El tratamiento no termina acá, deberé controlarme mediante una resonancia magnética en un par de meses, y volver al Hospital de Hopkins en aproximadamente cuatro o seis meses para la reconstrucción completa de la nariz, la reconstrucción de la dentadura superior que hoy por hoy no tengo, el alineamiento de los ojos, y dependiendo del comportamiento de dos quistes cuya consistencia es líquida, y que se formaron a raíz de tantas intervenciones quirúrgicas, se procederá al control, vaciamiento o extracción según corresponda.
La lucha continúa, pero estamos tremendamente mejor posicionados que hace cuatro meses atrás, ya no hay rastros de tumor, y mi cerebro está en óptimas condiciones.
Cronología de las intervenciones
6 de abril de 2012: Pablo Saavedra fue intervenido quirúrgicamente por primera vez en el Hospital Hopkins. La operación consistió en la extracción del tumor, que abarcaba la zona facial y penetraba en la parte frontal del cráneo.
19 de abril de 2012: Se llevó a cabo la segunda operación con el objetivo de reconstruir el paladar, la nariz y poner en posición los ojos. El paladar había sido extraído por completo, y la nariz solo había conservado la parte inferior, por lo que la reconstrucción no era nada sencilla. En la segunda cirugía se extrajo parte del omóplato izquierdo de Pablo para injertar en el rostro. “Pero por problemas de cicatrización debido a mis antecedentes oncológicos, la intervención no fue demasiado exitosa”, detalló el docente.
21 de abril de 2012: En la tercera operación, al docente le sacaron parte de la pierna izquierda para intentar una nueva reconstrucción, pero los resultados fueron parecidos a los de la segunda intervención. “Fueron días duros, pero la esperanza no se perdió en ningún momento, ni de mi parte, ni de los que me acompañaban, ni de parte de los médicos”, contó Saavedra.
3 mayo de 2012: Se realizó la cuarta cirugía, para la que fue necesario brindarle a Pablo unas semanas para que se recupere del proceso anterior. En esa ocasión, tomaron parte de su pecho para llevarlo hasta la zona facial, y allí sí pudieron reconstruir el paladar y parte de su nariz.
3 de julio de 2012: Tras un mes de recuperación, en la quinta cirugía, los profesionales concluyeron la reconstrucción adecuada del paladar y recompusieron la piel de la nariz, que presentaba algunas imperfecciones.
El presupuesto
Con la posibilidad de extraer definitivamente el tumor, surgió también la dificultad económica para afrontar el costo de la operación, los pasajes y la estadía, tanto de Pablo como de sus acompañantes.
“El presupuesto de las cirugías llegó después de algunos días, cuando lo recibí estaba en la casa de mi amigo Jorge Robledo, y realmente nos miramos y no lo podíamos creer, la suma era extremadamente inalcanzable para mí, 208 mil dólares, imposible de cubrir con un sueldo mensual de 2700 pesos en esos momentos”, contó el docente.
“Empezamos a pensar las diferentes formas de juntar el dinero, pero se hacía complicado reunir tanto dinero en el poco tiempo que requería la cirugía, el 6 de abril de 2012 era la fecha pautada por los cirujanos del Hospital Hopkins. Mi novia creó un grupo en Facebook ‘De la mano con Pablo’ el cual en pocos días ya sumaba 8000 miembros, que fueron vitales para recibir la ayuda y la energía de la gente”, continuó Pablo Saavedra.
Tras la publicación del caso del docente en los medios de comunicación, el Ministerio de Salud de la Nación, bajó una orden directa de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, afrontó los costos de las intervenciones y los pasajes de Pablo y uno de los acompañantes.
“Luego nos tuvimos que preocupar por conseguir los pasajes del resto de mis acompañantes y juntar la plata para la estadía en Baltimore. Colaboraron todos, ya sea mediante festivales, colectas, rifas o a través de depósitos bancarios. Realmente todo se dio de tal manera que mi capacidad de imaginación fue superada ampliamente”, manifestó Pablo.
El docente emprendió el viaje junto a su hermana, su sobrina y su cirujano amigo, Ariel Chari, quién participó de la primera intervención en el Hospital de Hopkins junto a todo el plantel médico.
Luego llegó su novia desde México, para estar presente en las cuatro cirugías restantes. Después de dos meses y medio, su hermana y su sobrina tuvieron que regresar a Argentina, por lo que su amigo Gastón Itabel llegó en reemplazo para asistir a Pablo en la recuperación hasta concluir el proceso.
Grande Pablo!! mis respetos a un luchador como vos!!