Hace más de 25 años que funciona el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 82, y aún no cuenta con un edificio propio para que estudiantes y profesores puedan desempeñarse en su labor. Actualmente el Instituto tiene tres “sedes”, lo que acarrea los mayores conflictos para el alumnado que tiene que aprender en aulas preparadas para chicos, y los profesores que deben trasladarse de una sede a otra en “diez minutos”.
Por Maricel Pisa
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Los docentes y estudiantes que forman parte del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica (ISFD) Nº 82, ubicada en Isidro Casanova, hace tiempo que vienen bregando por instalaciones propias. Es así que a mediados del año pasado se abrieron las licitaciones, y se le adjudicó el primer tramo de la obra a una empresa. La misma es Cunumi SA, dedicada a la construcción de proyectos de servicios públicos, ubicada en Bolivar 1115, CABA.
Esta primera etapa de construcción abarcaría 14 aulas, más un Salón de Usos Múltiples (SUM), o en ese mismo espacio, la construcción de tres aulas. El edificio estaría ubicado al lado de la Escuela de Educación Técnica Nº 6, de la misma localidad.
Según cuenta Gastón Martínez, quien estudia el Profesorado de Economía en el ISFD Nº 82, “hubo una licitación, hubo una empresa a la que se le asignó la construcción del edificio, del lado de la empresa dicen todos los papeles que debían presentar ya habían sido presentados, pero cuando se llama a la unidad ejecutora provincial que depende de educación dicen que no, que los papeles no están o están en observación y que por tanto no se puede hacer”.
A esta altura, hubo tres fechas tentativas para comenzar con la construcción del edificio en los meses de noviembre y diciembre pasado, y en enero del corriente año, pero todo eso quedó en la nada. Y lo cierto es que, “lo que se está sufriendo es el freno de que se libere el dinero para comenzar con la construcción”, expresa Martínez. Y agrega que “la construcción estaría enmarcada dentro del plan 700 escuelas”.
Por un lado, tanto estudiantes como docentes reciben la información de que “la empresa todavía no cumplió con lo que establece el contrato para empezar a trabajar, pero la empresa nos envió copias de todo eso que han presentado”, narra el alumno del Instituto.
“Nosotros somos afectados directamente, como estudiantes del Instituto lo que podemos hacer es elevar reclamos, notas, o bien buscar difusión a través de los medios, y que se tomen medidas”, explica Martínez.
Es por eso que, el último 13 de febrero se reunió la comunidad educativa en una asamblea para pautar las acciones a seguir. Por lo pronto, al cierre de esta edición, se decidió que una comisión de alumnos se presentara en el Consejo Escolar, y pautaron una nueva asamblea para el 28 de febrero.
De sede en sede
Uno de los mayores problemas con los que se encuentran quienes dictan las respectivas materias para las seis carreras que ofrece el ISFD Nº 82 es que deben movilizarse de una sede a otra en solo “diez minutos”, que es el lapso que tienen de receso. Se trata de aproximadamente 80 docentes. Las sedes no son más que tres escuelas de la zona, pero que complican el traslado de los profesores en pocos minutos, y a veces las inclemencias del tiempo y del tránsito provocan que los profesores no puedan llegar en horario para dar su próxima clase, es así que los estudiantes deben resignar parte del horario de su cursada.
Las escuelas que funcionan como sede son la Nº 15, ubicada en Anatole France 5758, en la primaria Nº 85, ubicada en República de Portugal 3409, y en la Nº 50, Llerena y Jofre 1420, todas de la localidad de Isidro Casanova.
Así lo detalla Gastón Martínez que cursa en la escuela Nº 50: “El problema para los docentes que trabajan en el Instituto, es cuando dan la misma materia pero tienen que dirigirse de, por ejemplo, una carrera que está en la 50 a la 85; un profesor tiene que estar viajando a las 8 de la noche en la Ruta 3, y se tienen que trasladar de una sede a la otra, en los diez minutos de recreo que tienen que tener, y ellos no se pueden tomar el descanso debido y lo tienen que usar para trasladarse y tienen que llegar dentro de lo posible en horario, pero sino que pasa los estudiantes vamos perdiendo tiempo de cursada”. Y añade: “La realidad de los docentes es que se tienen que mover de una escuela a otra, acá el tema es que se tienen que estar movilizando en lo que respecta a una misma institución”.
El mobiliario de los más chicos
Al Instituto asisten alrededor de 1200 alumnos que tienen entre 18 y 50 años de edad, y el problema con el que se encuentran cotidianamente es que deben utilizar el mobiliario de los chicos, es decir, que un adulto (obviamente mayor en estatura y peso) tiene que sentarse en esas pequeñas sillas.
“Estamos estudiando en condiciones de alumnos primarios, porque las tres sedes donde funciona el Instituto son escuelas primarias, mi ejemplo es clarísimo, yo me siento en una silla de un chico de escuela de primaria cuando mido 1.87 metros y peso 100 kilos, arruinamos el mobiliario de los chicos y no estamos acorde a nuestras necesidades”, aclara Martínez.
Superpoblación
Otro de los conflictos que surgen a la hora de ir a cursar es la “superpoblación” en las aulas. Así lo ejemplifica Gastón Martínez: “Hay carreras que tienen ocho comisiones, una que tiene siete, y otras tres (carreras) que tienen cuatro, entonces van alternando según las sedes y más o menos lo reparten”.
“Se abrieron cupos de 50 personas, pero a eso hay que sumarle que hay gente que recursa, entonces tenés que ver que metés 50 o más personas adultas a aulas, donde entran normalmente entre 25 y 30 chicos de primaria, metes más de 50 personas mayores en un lugar, donde cómodamente entran 30 chicos, la superpoblación de las aulas, eso es lo importante”, detalla el estudiante.
Es por eso que, muchas veces “terminás peleándote para sentarte en una silla con respaldo tratando de llegar primero, o abarrotados en la puerta para agarrar una silla, porque 30 podrán sentarse en las sillas, pero los 20 restantes se tienen que sentar en esos banquitos plásticos que se rompen de nada”, ejemplificó.