La construcción del barrio Roberto Arlt se encuentra en su etapa final, el Gobierno de la Nación envió una partida de dinero que permitió reactivar las obras, dilatadas por seis años y con tres promesas de entrega truncadas. La nueva fecha está marcada para el mes de junio. Mientras tanto, las casi 600 familias adjudicadas, apuestan a que este será el plazo definitivo para poder recibir la llave de su hogar. Pero entienden que se preparan para una nueva batalla: el respeto a la educación de sus hijos.
Por Ángela Tobar
atobar@periodicosic.com.ar
La distancia entre las palabras y los hechos muchas veces es abismal, promesas que tardan años en cumplirse, producto de la acción o inacción política que termina vulnerando derechos básicos. Casi 600 historias particulares se unifican en el reclamo de la vivienda prometida.
En Ruta 3 y San Alberto, Km. 46, de la localidad de Virrey del Pino se encuentra en plena construcción el barrio Roberto Arlt, 588 viviendas que alojarán a más de dos mil personas, que esperan que esta vez se cumpla con la promesa formulada hace seis años atrás.
Esta historia comenzó en el año 2004, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner, anunció que mediante el Programa Federal de Construcción de Viviendas se levantarían 588 hogares en el barrio Roberto Arlt de Virrey del Pino y 343 casas en el barrio Padre Mugica, ubicado en Remedios y Manzanares, Ruta 3 Km. 45.
Particularmente, en el barrio Roberto Arlt las obras comenzaron en el año 2006, según lo acordado, el tiempo estimado de trabajo era un plazo de doce meses. El costo total rondaba los $30.928.800,00 y se realizaría en dos etapas: La primera comprendía 296 viviendas de una superficie en m2: 14.800, con un costo de $15.359.200,00. Durante la segunda etapa se construirían las 292 viviendas restantes, y contarían con una superficie de 14.600 m2 y un costo de: $15.569.600,00.
En el Plan Federal de Viviendas hubo una participación tripartita: la Nación aportó los recursos, la Provincia licitó y adjudicó las obras, y el Municipio de La Matanza inscribió a los interesados en acceder a la casas, las sorteó y las adjudicó.
En el 2007 se ofició la adjudicación de viviendas y en el 2008, las familias fueron notificadas, pero paradójicamente las obras estaban paralizadas desde el 2007. Dos años después, cansados de la espera y la falta de respuestas los vecinos se organizaron y fundaron la asociación “El arte de vivir”, para reclamar en conjunto. Sus pedidos pasaron por todos los ámbitos, Nación, Provincia y el Municipio.
En el año 2010 se reactivaron a cuenta gota nuevos fondos y se retomaron las tareas, el nuevo plazo para finalizar las mismas era de ocho meses. Pero al estar detenida la obra, el tiempo deterioró lo que ya estaba realizado y se debió invertir dinero y meses en recomponer lo que se había corroído por el abandono.
En el 2012, retomaron a “paso de hormiga” las obras y prometieron que en diciembre de ese año, entregarían las casas a esas casi 600 familias que soñaban con poder ver crecer y educar a sus hijos dentro de un hogar digno. Pero con el correr de los años, esas proyecciones se vieron frustradas por una espera que obligó, en muchos casos, que los pibes crezcan en medio de pesadas mudanzas y en viviendas prestadas.
Diciembre, pasó y la espera continua. Pero las familias no se dan por vencidas, entienden que esa es su casa y se niegan a renunciar a ella.
“Muchas familias viven de prestado, otros lamentablemente están en situación de calle. Pero todos aguantamos, porque para nosotros significa más que un proyecto, va más allá de una vivienda. Proyectamos nuestro hogar, nuestro barrio”, remarcó Susana Kehm, vecina adjudicaría.
La nueva fecha prometida es en el mes de junio, “nosotros estamos fiscalizando el trabajo realizado, estamos completamente pendientes de todo lo que se hace. Porque si ellos paran, es una nueva espera, no le perdemos las pisadas”, detalló la mujer.
Los vecinos se organizan en grupos de 40 y cada sábado se acercan al barrio para “controlar” los avances en los trabajos de la Cooperativa Obrar y Crecer, a cargo de la obra. Esta cooperativa es una de las encargadas de la urbanización del Barrio Almafuerte-Villa Palito.
El último 26 de febrero, arrancó con más intensidad la tarea de terminar las obras, “esperamos prontamente notar los avances, ya estamos ansiosos”, insistió Susana.
En esta línea sostuvo que durante los próximos tres meses el trabajo de construcción apunta a colocar techos, revoques, cables, pisos a 250 viviendas y los mismos vecinos estarán fiscalizando cada tarea y avance.
“Queremos ver la obra terminada. Falta la parte electromecánica de la planta depuradora y 250 viviendas por terminar. No tienen techo, revoque nada”, describió.
Entrega en cuotas
Desde el momento en que las 588 familias adjudicarias tomen posesión de su hogar, prometido y esperado desde hace seis años, comenzarán a pagar, mes a mes, las 300 cuotas de 200 pesos que se acordaron en su momento.
«Creemos que esta vez se va a cumplir con el plazo. Estamos esperanzados, falta poco para terminar. Queremos poder empezar a pagar las cuotas de nuestra casa propia y dejar de pasar necesidades. Hay muchas familias que la están pasando muy mal», lamentó.
Y lo graficó al expresar que “hay una madre soltera que acá no tiene dónde estar con sus hijos, y se volvió a su provincia para vivir con su madre entretanto espera que se pueda concretar este sueño. Mientras que otras familias están sin empleo y deben vivir de prestado amontonados junto a varios niños en una habitación, sin comodidades. Otras juntando las monedas para poder pagar un alquiler”.
La vecina advirtió que ya no los van a calmar con fechas, “si notamos en este tiempo que no hay avances, ya no lograrán calmarnos”.
Por una educación dentro del barrio
Paralelamente, los padres se reunieron para reafirmar el pedido de la creación de instituciones educativas que contenga a los cientos de niños del barrio.
“Contamos más o menos con 200 chicos que requieren de preescolar, alrededor de 400 chicos que asisten a la primaria y 200 van a la secundaria. Eso sólo en nuestro barrio, hay que tener en cuenta que están también los chicos del barrio Mugica que se va a entregar en abril”, argumentó.
En este punto, los padres están reuniéndose con los directivos de las escuelas linderas, para que apoyen con una nota que respalde el pedido de nuevos establecimientos educativos, debido a que las escuelas de alrededor se encuentran desbordadas.
“En este momento, yo mando a mi hija a una escuela de San Justo, en cuanto tome posesión de mi casa la tengo que cambiar inmediatamente, y sé que en las escuelas de la zona no hay vacantes, y no es razonable que desde Virrey del Pino viaje todas las mañanas para asistir a una escuela de San Justo”, opinó.
En la manzana 81, que en el plan original estaba destinada para la construcción de establecimientos educativos, se construyó un edificio en el que ya funciona una secundaria básica. «Nosotros pedimos que en ese espacio funcione también una primaria, creemos que hay lugar”, arremetió la vecina.
Otras viviendas
La distancia entre las palabras y los hechos muchas veces es abismal, promesas que tardan años en cumplirse, producto de la acción o inacción política que termina vulnerando derechos básicos. Casi 600 historias particulares se unifican en el reclamo de la vivienda prometida.
En Ruta 3 y San Alberto, Km. 46, de la localidad de Virrey del Pino se encuentra en plena construcción el barrio Roberto Arlt, 588 viviendas que alojarán a más de dos mil personas, que esperan que esta vez se cumpla con la promesa formulada hace seis años atrás.
Esta historia comenzó en el año 2004, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner, anunció que mediante el Programa Federal de Construcción de Viviendas se levantarían 588 hogares en el barrio Roberto Arlt de Virrey del Pino y 343 casas en el barrio Padre Mugica, ubicado en Remedios y Manzanares, Ruta 3 Km. 45.
Particularmente, en el barrio Roberto Arlt las obras comenzaron en el año 2006, según lo acordado, el tiempo estimado de trabajo era un plazo de doce meses. El costo total rondaba los $30.928.800,00 y se realizaría en dos etapas: La primera comprendía 296 viviendas de una superficie en m2: 14.800, con un costo de $15.359.200,00. Durante la segunda etapa se construirían las 292 viviendas restantes, y contarían con una superficie de 14.600 m2 y un costo de: $15.569.600,00.
En el Plan Federal de Viviendas hubo una participación tripartita: la Nación aportó los recursos, la Provincia licitó y adjudicó las obras, y el Municipio de La Matanza inscribió a los interesados en acceder a la casas, las sorteó y las adjudicó.