Los promotores del espacio Las Manos Solidarias de La Matanza, son Rubén Dos Santos y Sandra Bustos, un matrimonio que reside en la localidad de Isidro Casanova. A partir del 2009 comenzaron con las actividades del merendero y comedor, al que llegaron a asistir alrededor de ochenta chicos.
Por Maricel Pisa
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En el 2009 comenzó a funcionar el merendero y comedor Las Manos Solidarias de La Matanza en la casa de un matrimonio que reside en la localidad de Isidro Casanova, en la calle Caupolican 5836. Actualmente, también funciona en Rafael Castillo en la vivienda de una vecina de la zona.
El matrimonio de Rubén Dos Santos y Sandra Bustos comenzó con la misión de poder ayudar a los chicos del barrio a partir del año 2009, cuando recibieron a unos chicos para que tomen la merienda junto a sus hijos, ya que esos pequeños solían pasar semanalmente pidiendo comida.
Rubén Dos Santos dijo a este periódico que “a raíz de un problema de salud, y luego la posterior recuperación, lo tomamos como una segunda oportunidad, y decidimos devolverlo solidariamente a la comunidad”. Y añadió “hace un tiempo que había un grupo de chicos que pasaban por las casas pidiendo para comer, me acuerdo que fue un día que llovió mucho, y esa tarde los invitamos a tomar la merienda, y después les preguntamos si les gustaría tener un lugar al cual ir para merendar, entonces los invitamos a que vengan de lunes a viernes para merendar y así fue que un lunes vinieron, y se acercaron unos chicos más”.
En este sentido es que Rubén explicó que “ahora teníamos esta misión, y teníamos que afrontarla pero nosotros también estábamos afrontando una situación económica complicada, pero en menos de quince días ya teníamos alrededor de 20 chicos, esto lo hacíamos en el comedor de nuestra casa”.
Con el correr de los días el matrimonio fue conociendo a los chicos, y a sus familias, en algunas ocasiones los padres se acercaban al merendero, y en otros casos el matrimonio de Casanova los iba a visitar para conocerlos y trabajar en conjunto en pos del bienestar de los chicos. “También nos acercamos a las casas, porque muchas veces los papás no vienen, para ver cómo viven, de qué forma los podemos ayudar, estamos muy comprometidos con los chicos, todo se hace con el trabajo y la solidaridad de la gente”, sostuvo Dos Santos.
“Ellos nos decían que salían a trabajar, entonces empezábamos a hablar con ellos, y nos decían que para ellos trabajar era salir a pedir comida, y les dijimos que ellos se iban a dedicar a volver a la escuela y que nosotros íbamos a encargarnos de buscar la comida”, recordó Dos Santos.
“Los empezamos a motivar para que vayan a estudiar, y nosotros empezamos a recorrer panaderías, negocios, explicando la situación para ver si nos podían ayudar con alimentos”, señaló Rubén.
El tiempo ya compartido condujo a que se armara una familia, así lo manifestó Rubén: “Nosotros estamos armando una gran familia, somos todos una gran familia, gente que participa, colabora, y para tener una gran familia, tenemos que ayudarnos entre todos, porque podemos aprender entre todos”.
En tanto enfatizó que por sobre todas las cosas “el cariño de los chicos es lo que te alimenta, lo que te da fuerzas para continuar cada día, ellos son los que te impulsan cuando estás mal, son los que te alientan, hay muchos que nos traen dibujos, los chicos nos agradecen, son naturales, también hablamos mucho, tratamos de que se valoricen, porque nadie los tiene que discriminar”.
El vecino de Casanova explicó que “llegamos a tener 80 chicos, después por problemas familiares, tuve que reformar la casa, y teníamos un espacio más reducido en que los chicos no podían estar cómodos, entonces apareció una mamá de Rafael Castillo que contaba que había chicos que caminaban unas 20 o 30 cuadras para llegar al merendero, y abrió la puerta de su casa para que podamos poner un merendero comedor allá, ahora tenemos más o menos 35 chicos acá (Casanova) y 35 en Castillo”.
Más que un merendero
Además de que los chicos se acerquen de lunes a viernes por la tarde, y disfruten de un almuerzo los sábados, también son acompañados psicológicamente por profesionales de esa área, y también realizan talleres los días sábados por la mañana.
“A diferencia de otros merenderos y comedores es que, más allá de los que son los alimentos, y que es algo muy importante, también trabajamos con la problemáticas de las familias, tenemos relación con psicólogas sociales, en caso de que nosotros no podamos continuar, además tenemos fichas de salud de los chicos”, contó Rubén.
Los días sábados implementaron una serie de talleres, de 9 a 10.30 se dicta un taller de porcelana, por ejemplo, ahora se están dedicando a la realización de souvenirs para que las chicas puedan tener una salida laboral en el futuro. Por otra parte, para los chicos se realiza un taller creativo desde las 11 hasta 12.30 aproximadamente, en el que se hacen distintas actividades, además a veces asisten grupos de personas que les enseñan distintas actividades como cuando les enseñaron a reciclar botellas plásticas.
Luego del almuerzo, si hay niños o niñas que necesiten practicar sus tareas del colegio, pueden asistir a las clases de apoyo escolar.
En tanto, que durante el año también realizan distintos festejos, como los cumpleaños de los chicos, “hay muchos que fue la primera vez que se los celebraba”, y las fiestas de fin de año.
Para ayudar a las Manos Solidarias
Para contactarse y ayudar a los chicos del merendero, pueden hacerlo a través de Facebook Las Manos Solidarias de La Matanza, o llamar al 4466-3353 y preguntar por Rubén o Sandra.