Con cada lluvia, los habitantes del lado Sur de Gregorio de Laferrere sufren severas inundaciones. Desde enero, se reúnen en busca de una solución definitiva. Exigen obras que finalicen con la problemática.
Por Soledad Martínez
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“En lo que va de este año, ya nos inundamos cinco veces”, arranca Nicolás Lomuoio para describir la problemática que sufren los habitantes de Gregorio de Laferrere, cuyos hogares se encuentran en las cercanías del arroyo Dupuy.
Con cada lluvia, el ingreso de más de medio metro de agua a los hogares es inevitable. “Muchos hemos perdido todo. Si llueve un poquito, nos inundamos y no se puede vivir así”, resumió Lomuoio.
Las zonas más afectadas por el desborde del arroyo Dupuy son las calles García Merou, en cercanías del Banco Nación, en el lado norte de Gregorio de Laferrere, mientras que en el lado Sur las arterias más comprometidas durante las lluvias son Salvigni, Santa Catalina, la continuación de García Merou, Marcos Paz, Beethoven, Varela, Valentín Gómez, y la intersección de las calles García Merou y Piedrabuena,b conocida como las 5 esquinas.
Dante Della Porta es otro de los vecinos afectados por las inundaciones. Vive en la calle Marcos Paz, entre Beethoven y García Merou. “Yo me inundé en 1996, desde entonces hasta octubre del año pasado, no me había pasado más. Desde esa fecha hasta ahora, ya sufrí tres inundaciones”.
Para el vecino, son varios los factores que provocan el desborde del arroyo Dupuy. “La basura acumulada y la falta de limpieza impiden el correcto drenaje del agua”, señaló.
Además, Della Porta también hizo hincapié en el crecimiento demográfico que ha habido en la zona y a la “falta de planificación de muchas de las obras que se realizaron”. En ese sentido añadió: “Se hicieron muchos asfaltos, que bienvenidos sean, pero sin preveer el escurrimiento de las aguas de lluvia”.
Miguel Montero, vive en la intersección de las calles Beethoven y Elizalde. “Hay mucha gente que no se inundaba, y desde que tienen asfalto, cada vez que llueve les ingresa agua en las casas”.
Para los habitantes de la zona, la solución definitiva es entubar la totalidad del arroyo, pero solicitan medidas urgentes para evitar el desborde del afluente que provoca enormes pérdidas a los vecinos de la zona.
“Mucha gente del barrio perdió colchones, muebles, electrodomésticos”, contó Mantero, quien además agregó: “Se vive con desesperación, pendiente del clima, si llueve o no, si tenés que empezar a levantar lo que se pueda para evitar perderlo”.
En tanto, Nicolás Lomuoio puso énfasis en el riesgo sanitario al que quedan expuestos con cada crecida del arroyo Dupuy, el cual presenta altos niveles de contaminación. Una vez que el agua ingresa en las casas, llega a tardar hasta seis horas en retroceder.
“El agua contaminada termina dentro de nuestras casas. Después de las lluvias, hay mucha gente con infecciones y alergias en la piel. Además, no se puede tomar el agua, porque está contaminada. Hemos estado una semana descompuestos luego de las inundaciones”, manifestó Lomuoio.
En tanto Montero agregó: “Las consecuencias también son psicológicas. En mi caso, tengo una nena de 10 años, que ve una nube negra en el cielo y ya se asusta, porque piensa que otra vez nos vamos a inundar”.
Del padecimiento a la acción
Luego de la inundación que sufrieron el 26 de enero último, los vecinos decidieron unirse y comenzar a buscar una solución a la problemática que padecen con cada lluvia. Desde entonces, realizan encuentros en los que debaten y organizan actividades en conjunto para lograr que se realicen las obras necesarias para evitar el desborde del arroyo. “Juntamos firmas y armamos una carpeta detallando los bienes materiales que perdió cada vecino, algunos intentaron pedir un subsidio, porque literalmente perdieron todo”, contó Lomuoio.
El reclamo de los vecinos llegó a las autoridades municipales y el 8 de marzo, el concejal del Frente para la Victoria del HCD local, Darío Butera se acercó a dialogar con los vecinos. “Recorrió la zona y reconoció que falta limpieza y ensanchar, aunque la solución definitiva es entubar el arroyo”, señalaron los vecinos. De todas maneras, la limpieza del afluente, que tiene su desembocadura en el río Matanza está minado de basura -incluyendo autos- mejoraría el escurrimiento del agua durante las precipitaciones. “En este punto hay que hacer una autocrítica y mejorar como sociedad”, destacó Montero con respecto al hábito de tirar los residuos en la vera del arroyo, destino que le dan muchos vecinos o los denominados “carreros”.
“Nosotros queremos que se conozca lo que estamos pasando, y que realmente se tomen las medidas necesarias para terminar con esto. No podemos vivir así, esperando que no llueva o que no ocurra una desgracia”, finalizaron los vecinos.