“Hablar de candidaturas ahora es faltarle el respeto a la gente”, se escucha una y otra vez en La Matanza como una mentira de la que todos conocen su origen de falsedad, pero se prefiere resguardar como tibia verdad subestimando el análisis colectivo de cada precandidato y su posicionamiento. Esto sin pensar el desconocimiento que la población, en su amplia mayoría, tiene sobre los potenciales aspirantes a la intendencia.
Por Claudio Kappeler
ckappeler@periodicosic.com.ar
Desde mucho tiempo antes de la última elección legislativa, en octubre de 2013, se viene hablando de marchas y contramarchas en cuanto a candidaturas se refiere. Es en este marco la posibilidad de que Fernando Espinoza integre una fórmula provincial el cuadro de situación más ampuloso del que se pueda hablar. La idea del oficialismo es concretar aquel objetivo que quedó a medio andar cuando Alberto Balestrini sufrió un accidente cerebro vascular.
Espinoza tiene hoy el bastón de mariscal en el PJ de la provincia de Buenos Aires, una chapa que le permite recorrer el espinel político recolectando adhesiones, agrupando, negociando futuras coaliciones. Claro que el objetivo primario de ser vicegobernador provincial todavía está lejos y en estos tiempos el intendente de La Matanza debe caminar el empantanado camino de las fracturas internas del peronismo entre massistas, sciolistas y kirchneristas puros.
Estas variables son constantes y el jefe comunal las vive de cerca. Como muestra vale el Concejo Deliberante local, donde cinco ediles responden al Frente Renovador de Sergio Massa y otros extorsionan con la amenaza de crear un sub-bloque referenciado con Daniel Scioli. Por lo pronto, los concejales propios siguen siendo mayoría en el recinto y se supone que el 2014 transcurrirá en amenaza latente de ruptura intestina, que lejos estaría de concretarse.
Afuera del recinto también se reacomodaron las piezas. El denominado viejo consorcio se armó en el Frente de Unidad Peronista (FUP) que comenzó su actividad con la adhesión de unas 60 agrupaciones y se mostró diezmado en los últimos días. En ese conglomerado, las figuritas conocidas y con cierto peso específico son Ricardo Rolleri, José Tucci, Adrián Verdini, Miguel Federico, Marcelo López, Hugo “Cacho” Suárez y Hugo Cano; el resto es un vagón de cola que sólo está para llenar con sus nombres una solicitada de mecha corta ensanchando desde la teoría la fuerza real del espacio.
Nadie quiere reconocer que hubo quienes prefirieron abandonar ese armado a las pocas horas de oficializado su lanzamiento. Ricardo Rolleri prefiere decir que es un “espacio de debate abierto” donde “los diferentes dirigentes pueden irse y reintegrarse cuando quieran”.
“No es tiempo de individualidades”, aclara el presidente del bloque de concejales justicialistas, pero quiere marcar la cancha cuando dice: “Nosotros somos antes que La Federico”, en referencia al agrupamiento que lidera el exsenador bonaerense José María Rocca.
Otra columna del peronismo matancero está encabezada por el jefe de Gabinete Luis Lata, el presidente del Concejo Deliberante Miguel Bampini y el secretario de Obras Públicas Herminio Bayón.
Mientras el control de cualquier decisión lo sigue teniendo la agrupación Ramón Carrillo que preside Fernando Espinoza e integra la hoy diputada nacional Verónica Magario. Acá es donde surge el primer nombre con posibilidades reales de heredar el poder de La Matanza en apenas poco más de un año. La expresidenta del Concejo Deliberante fue bendecida por Espinoza como su sucesora y, pese a que su rancho es cascoteado desde los diversos frentes internos, el paso de sus pretenciones sigue siendo firme.
Desde el oficialismo, el único nombre que surgió hace ya largo tiempo -aparte del de Magario- fue el del senador provincial Daniel Barrera, pero el propio legislador se encargó de desmentir la especie.
Desde la otra vereda
¿Qué tendrá enfrente Verónica Magario en caso de ser la candidata? Para esta pregunta también hay respuesta a pesar de que todavía falta un tramo extenso para llegar a la antesala de la compulsa. Claro que la lista es tan endeble como variopinta si se piensa que el único sector con chances de pelear terreno de poder es el que lidera Sergio Massa y en La Matanza tiene varios aspirantes que andan a los empujones para sacarse ventaja.
Fernando Asencio no lo dice pero quiere ser precandidato, Julio Rubén Ledesma dice que no y miente, mientras que Miguel Saredi ya reconoció su precandidatura.
En el primer caso, el del concejal Asencio, lo evidente le gana a la idea de ocultamiento porque el edil sigue la receta de cualquier dirigente con ganas de ser intendente. Ledesma, por su parte, no se rinde pese a haber perdido todas las batallas que disputó y sabiendo que su imagen en el Distrito es pésima; elegir al hoy diputado provincial como candidato a intendente de Sergio Massa sería hacerle un enorme favor al actual Gobierno comunal.
vincial como candidato a intendente de Sergio Massa sería hacerle un enorme favor al actual Gobierno comunal.
El único renovador que reconoce en pintadas y puertas afuera que quiere ser precandidato a intendente es Miguel Saredi. Tiene una muy buena relación con Darío Giustozzi y en el entorno de Massa creen que sus posibilidades de ser el elegido por el tigrense son altas.
Los sectores no peronistas saben que sólo tienen chances de pelear espacios legislativos en La Matanza porque a lo largo de las últimas décadas se encargaron de debilitarse a si mismos creando además alianzas efímeras que sirvieron para ganar alguna banca en el Concejo Deliberante. Ellos no hablan de fuerzas con posibilidades reales de pelear poder.
Así las cosas, en el distrito no se esperan sismos de intensa magnitud para lo que se viene, tal vez apenas algunos temblores sólo provocados por la vieja costumbre del chiquitaje bajo la única idea de cuidar la caja que se maneja.