Una mujer con una enfermedad crónica, espera desde hace diez meses su jubilación

Olga Sabitay se desempeñó durante 6 años en establecimientos públicos como auxiliar suplente y en empresas privadas, por lo que su jubilación es mixta. A la hora de iniciar los trámites correspondientes, se adjuntó un escrito y un certificado médico solicitando que el trámite se agilice, pero aún espera en medio de una situación económica a la que califica como “dramática”. 

A pesar de tener una enfermedad psiquiátrica crónica declarada y haber cumplido con todos los requisitos, Olga Sabitay, espera hace 10 meses que desde el Instituto de Previsión Social, le envíen la documentación correspondiente para presentar en ANSES y finalizar así, su jubilación.

La mujer se desempeñó como auxiliar en el Jardín 922 de Isidro Casanova durante seis años. Anteriormente, trabajó en empresas privadas, por lo que su jubilación es mixta. La mujer, inició los trámites correspondientes hace casi 10 meses, pero aún no se puede percibir su haber jubilatorio.

Al haberse desempeñado en el área de la educación, uno de los primeros pasos fue solicitar el reconocimiento de servicios de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, el cual tardó 9 meses en ser entregado a Sabitay. El paso siguiente fue presentar esa documentación en el Instituto de Previsión Social.

“El trámite dura 60 días, pero en los papeles se adjuntó certificado de mi médico psiquiatra y  una nota que me hizo el empleado del IPS que me atendió, solicitando que en mi caso el trámite se resuelva lo antes posible”, explicó la mujer.

A pesar de la solicitud de inmediatez, Olga aún espera en medio de una situación económica a la que califica como “dramática”. Desde que deje de trabajar la situación es muy complicada. Nosotros somos de clase media baja, mi marido está enfermo y yo tengo que ir a mendigar mis medicamentos psiquiátricos”, contó Sabitay.

Con respecto a su estado de salud, la mujer contó “soy bipolar, me lo detectaron hace cinco años. Si está bien tratada suele tener un buen pronóstico, pero es una enfermedad psiquiátrica que no tiene cura, hay que estar medicado de por vida. Las personas con trastorno bipolar corren riesgos de tener brotes psicóticos”.

A pesar de su condición, el trámite jubilatorio fue engorroso desde sus inicios. Olga trabajó como auxiliar suplente hasta mayo de 2016 en el Jardín de Infantes número 922, en Isidro Casanova. “Estuve casi seis años y si bien me faltaban cinco meses para jubilarme, renuncié porque demoraban el pago de los haberes”, contó.

Según explicó la mujer: “El problema es que el Gobierno provincial no deposita los haberes de ciertos docentes y auxiliares de las distintas instituciones educativas. No sé si laburan con tu guita, pero es algo habitual en la educación”.

Sabitay recurrió entonces al Consejo Escolar de La Matanza y allí le informaron que había un problema con el contralor, confección de la planilla de prestación de servicios. Sin respuesta, Olga Sabitay recurrió al gremio al cual estaba afiliada, ATE (Asociación de Trabajadores del Estado).

“Allí expliqué mi caso y me contestaron que iban a ir al Consejo Escolar a ver los contralores. El único problema que había eran los contralores mal hechos. Uno de los delegados me dio 2000 pesos para que pueda subsistir hasta tanto pueda cobrar.

Finalmente, Alejandro Schvartzman, titular del Consejo Escolar local, ordenó citar a la directora del Jardín en el que se desempeñó para que hiciera el contralor con la verificación correspondiente. Esa documentación fue enviada a la Dirección General de Cultura y Educación y pudo percibir los sueldos adeudados.

 

Parir un reconocimiento

de servicios

 

Olga inició los trámites para la jubilación, realizó las dirigencias correspondientes y llevó la documentación a la Dirección General de Cultura y Educación. “Todo el mundo me decía que me quede tranquila porque el reconocimiento de servicios me lo iban a demorar hasta un año si querían. ‘Te lo van a tener durmiendo. No lo vas a tener en tres meses, olvídate’. Y así fue. En el medio, envié un montón de mails a la Dirección General de Cultura y Educación reclamando la urgente entrega porque yo estoy enferma”.

Sin embargo, su problema de salud no influyó. “Me decían que (el reconocimiento de servicios) no estaba listo, que todavía faltaba. Yo hacía hincapié en mi enfermedad, pero no les importó.

“Escúcheme una cosa, ¿cómo pude ser que para retirar un reconocimiento de servicio hay que esperar nueve nueve meses? Es como tener un hijo. Yo parí un reconocimiento de servicio con 61 años”, se quejó Olga Sabitay por la insólita demora en el trámite.

El nuevo inconveniente fue que no figuraba la ruralidad. “Se lo planteo al empleado de la Delegación Regional La Matanza del IPS (Instituto de Previsión Social) y me respondió: ‘No se la están poniendo a nadie’. Algo importante que quiero remarcar es que la ruralidad, que se refiere a aquellos agentes que trabajan en los kilómetros, no se tienen en cuenta en el haber jubilatorio, porque es un pago en negro y por lo tanto no es remunerativo”.

 

La ayuda que nunca llegó

 

Desesperada por su situación, Olga recurrió a dirigentes políticos para, al menos intentar, que le entreguen su reconocimiento de servicios. “Sin saber a quién pedirle ayuda, a través de Facebook vi unas publicaciones de Miguel Saredi, donde aparecía junto a la gobernadora bonaerense (María Eugenia) Vidal. Creí que era alguien importante y como en los post pide que lo llamen, pensé: ‘Uy, qué oportunidad para expresarle lo que me está pasando’”, relató la mujer.

La mujer intentó comunicarse con “Saredi pero no se mostró demasiado interesado. Le dejé mi número de línea y de celular y nunca me llamó. Me escribió tres o cuatro veces, pero verseando. Entonces le volví a enviar otro mail. ¿Cómo puede ser que le pida ayuda porque no puedo cobrar, tengo un problema de salud y usted no tiene la amabilidad de responderme?”, le preguntó al referente del PRO en La Matanza.

Unos días después, Olga recibió un mensaje. “Yo soy la secretaria de Saredi”, decía. “Me pide que le pase lo datos para que ella pueda trabajar en mi expediente, pero nada. Tiempo después, y luego de preguntar y preguntar me responde: ‘Todavía no sabemos nada’. Le escribí un par de veces más. ‘No tengo novedad. No tengo novedad’, siempre la misma respuesta”.

A pesar de la falta de respuesta, Sabitay insistió. “En uno de los mensajes, (Saredi) me mandó un número de teléfono. ‘Llamá acá’, me pide. Correspondía a La Plata y siempre me daba ocupado. Después me manda un mensaje donde me pregunta si mi jubilación es por ANSES. Le dije que era mixta. Entonces me manda a ver a Rodrigo (Lasalle) al ANSES de San Justo. No sabía quién era, menos el apellido. Está al frente de la UDAI (Unidad de Atención Integral) de San Justo.

Rodrigo Lasalle asumió como concejal en el Concejo Deliberante de la Matanza por el PRO, pero luego pidió una licencia para desempeñar dicho cargo en la ANSES.

“Cansada de tantos mensajitos, quise hablar frente a frente. Fui hasta el ANSES de San Justo, para que me mienta en la cara”, señaló la mujer.

Una vez en las oficinas de la ANSES,  Sabitay tampoco obtuvo respuesta alguna. “Me llevó (Rodrigo Lasalle) a hablar con una empleada del fondo del salón. ‘No, señora, sin la certificación de servicios no se va a poder jubilar’, me responde. No vengo para eso, ya lo sé. Vengo para que me solucionen el problema. Cuando Rodrigo me acompañó hasta la puerta le dije: La verdad que no me dijo nada nuevo, si sabía la respuesta no venía”.

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