Luego de capacitarse en la Universidad Nacional de La Matanza, el estudiante de secundaria, Lautaro Lasorla clasificó para el principal torneo juvenil de programación, que se llevará a cabo en Irán, que se disputará entre el 28 de julio y el 4 de agosto.
El joven fue alumno de Gastón Fontenla Núñez, quien viajó -junto a otros tres argentinos- a la ciudad de Kazán, en Rusia, para competir en las Olimpiadas Internacionales de Informática (IOI). Luego de esa experiencia, Nuñez ejerció como profesor en este área.
A los once años, Lautaro Lasorsa quería diseñar videojuegos. Ese deseo lo llevó a seguir la orientación en Informática, en el Instituto Padre Elizalde de Ciudadela. Algunos años después, el joven ya sabía lo básico del arte de programar y había conseguido dar algunos pasos en esta técnica: un tatetí y un ahorcado fueron sus primeras creaciones digitales.
Su paso por la Informática principiante fue fugaz. Al poco tiempo de haber tomado contacto con esta disciplina, el director de su escuela lo invitó a prepararse para el mayor reto de programadores juveniles: las olimpiadas internacionales. Fue así que llegó a la UNLaM para formarse en el universo de la lógica y los algoritmos.
Durante los primeros meses de entrenamiento, Lautaro aprendió nuevas formas de programar, utilizando diversas herramientas del lenguaje informático. En los laboratorios de la Universidad y en charlas con sus compañeros, adquirió trucos y atajos para arrojar varias respuestas a un mismo problema y elegir la mejor de ellas, tal como se exige en la competencia internacional.
“Aprendí a generar diferentes códigos para una instrucción, y a usar fórmulas preestablecidas que, a veces, eran más adecuadas para esta instancia. El tema era conocer profundamente el lenguaje de la programación”, describió Lautaro acerca de los conocimientos adquiridos en la UNLaM.
Luego de varias semanas de preparación, el joven asistió al Certamen Nacional de Clasificación, que tuvo lugar en la Universidad Tecnológica Nacional de la provincia de Córdoba, en octubre de 2016. El desafío era la resolución eficiente de distintos enunciados (textos con un problema de tipo lógico), a partir del desarrollo de un programa, dentro de un tiempo limitado.
En esa instancia, quedó en quinto lugar y pudo participar del torneo clasificatorio para competir, junto a otros tres chicos argentinos, en la ciudad persa. A fines de abril, la competencia se realizó en la Universidad Nacional de San Martín, en la que el joven logró el segundo lugar. Había quedado seleccionado para competir en Irán. Un instante que, hoy, solo puede recordar con la palabra “euforia”.