“A pesar del veredicto sigo peleando porque esto para mí no se termina”

El 6 de septiembre, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de San Justo condenó a dos de los imputados en el asesinato de Mariano León, su mamá Edith Ponce manifestó que su lucha continuará hasta que capturen a un tercer involucrado, que se encuentra prófugo de la Justicia. Los mismos delincuentes fueron juzgados por el crimen de Franco Torres, un nene de 13 años que fue asesinado de un disparo mientras circulaba en un auto con su papá. 

Mariano León tenía 21 años y era hijo único. Su mamá Edith lo crió sola. El 17 de julio de 2014, mientras el joven prepara un examen en su habitación, en su casa de Ciudad Evita cuando un ladrón se metió por la ventana. Junto a su madre lo enfrentaron, pero en el medio del forcejeo el joven de 21 años recibió un tiro en un hombro. La víctima estuvo internada tres días en Hospital Balestrini de La Matanza hasta que finalmente murió.

Luego del trágico desenlace, Edith se convirtió en el principal motor de la investigación. Un primer abogado, puesto a disposición por la Municipalidad de La Matanza, no avanzó en la causa, por lo que la mujer decidió sacarlo del caso de su hijo.

Luego de estar sin un asesor letrado por varios meses, en una de las  marchas que la mujer realizaba para exigir justicia, un allegado a Sergio Massa ofreció ponerla en contacto con Malena Galmarini, esposa del actual candidato a senador y que le ofreció poner al frente de la causa un abogado de manera gratuita.

La mujer aceptó la oferta y el asesor letrado comenzó a trabajar en el caso. Pero sin previo aviso y  apenas unas semanas antes del juicio, el abogado se esfumó. La mujer fue a buscarlo a la Universidad de Lomas de Zamora, donde el letrado dictaba clases. No lo encontró. “Venía todo bien,  no sé qué pasó. No sé qué paso, no me llamo y yo creo que debe haber sido notificado”.

Sobre lo difícil del proceso que arrancó una vez que su hijo fue asesinado, Edith remarcó: “si no estás atrás la causa queda ahí, el expediente queda en un cajón lleno de polvo, porque nadie va o nadie pregunta. En mi caso fue todo lo contrario. Mariano era mi único hijo. Que me lo hayan arrebatado así…el mundo se me vino abajo y era yo contra todo el mundo, por eso hice marchas, fui a todos los medios, siempre buscando Justicia”.

Sin contar con un abogado al momento del inicio del juicio, que comenzó a desarrollarse el 28 de agosto último, la mujer recurrió al asesor letrado de la familia de Franco Torres, el nene de 13 años que fue asesinado por los mismos delincuentes que mataron a Mariano.

Los condenados a cadena perpetua por ambos asesinatos son Franco Sosa y Leandro Daube, mientras que durante el proceso judicial otros dos delincuentes que estuvieron involucrados en el caso de Franco Torres recibieron la pena de 30 años de prisión.

Deibe  era vecino de la familia León, vivía a dos cuadras, estuvo prófugo y llegó a tener un pedido de captura internacional en el que la Interpol lo había calificado con la tarjeta roja (que indica la mayor peligrosidad).  El delincuente fue capturado en la provincia de San Juan 15 meses después del hecho, gracias en parte, a los datos aportados por Edith.

“A pesar del veredicto sigo peleando, porque esto para mí no se termina.  Mi misión en la vida será primero luchar para que capturen al prófugo y después ayudar a las personas nuevas y a las que todavía no tuvieron juicio o no se esclareció el hecho”, aseguró León.

Una nueva familia

«Era un buen hijo, buen estudiante, era todo lo que tenía en esta vida y me lo quitaron, quiero que se haga justicia, solamente pido eso por favor, que este crimen no quede impune. Somos gente de trabajo, mi hijo se levantaba a las 5 de la mañana, iba a la facultad, después iba a trabajar a una peluquería en Caballito y volvía tarde de trabajar. Trabajaba y estudiaba para contador público», había dicho Edith cuando ocurrió el crimen de su hijo.

Con todo su dolor a cuesta, Edith se unió a la Comisión de Acompañamiento de Familiares de Víctimas (CAFAVI),  ONG que tiene su sede en la localidad de Virrey del Pino y que fue fundada por Rubén Carballo, en 2010, un año después que hijo muriera tras ser brutalmente golpeado por policías en la previa de un recital.

“En CAFAVI formé una nueva familia y voy a ser parte de esa familia eternamente”, aseguró la mujer, que además señaló que “dentro de todo el dolor, nunca pude hacer el duelo de mi hijo, pero sé que ahora puede descansar en paz”.

Sin embargo, Edith aclara que su lucha no terminará hasta que el tercer implicado en la muerte de su hijo sea capturado y sometido a juicio. El joven que en el momento de hecho tenía e 16 años, estuvo detenido en un correccional de menores del cual escapó.

El delincuente amenazó de muerte a Edith, única testigo del asesinato de su hijo. “Nadie me había avisado que había escapado”, dijo la mujer. El acusado fue recapturado, pero en junio de 2016 le otorgaron la prisión domiciliaria y volvió a escapar.

Según contó Edith el delincuente prófugo continúa merodeando por el barrio Villegas, lugar en el que vive y del cual la mujer no pudo mudarse por no poder vender su departamento. “Muchos vecinos me pasan datos, me cuentan que lo vieron en tal lado, y yo todos los datos se los paso a la policía, pero a veces no sé si no pueden o no quieren agarrarlo”, dijo la mamá de la víctima.

León tuvo custodia de la Policía de la provincia de Buenos Aires  hasta septiembre del año pasado, cuando la misma fue retirada “porque no se podía mantener (económicamente).

“Destrozaron a dos familias”

“Con la misma arma que mataron a mi hijo, mataron a Franquito Torres”, lamentó Edith, que también añadió: “no solo me destrozaron la vida a mí, sino que a la familia de Franco también”.

El 24 de septiembre de 2014, apenas dos meses después del asesinato de Mariano León, la misma banda cometió un robo en una aseguradora de la localidad de Rafael Castillo, en su huida, confundieron el auto en el que circulaba el menor con su papá, con el auto del dueño del local que habían asaltado.  Los delincuentes atacaron a balazos el vehículo y el menor recibió un disparo que lo mató en el acto.

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