“Es muy difícil sobrellevar el hambre de los chicos”


Lo dijo Olga Parraz, coordinadora de dos comedores, uno en el barrio La Palangana y otro en el barrio Los Álamos. En total asisten 500 niños y niñas de orígenes muy humildes y cuyas necesidades básicas están insatisfechas. Semanas atrás sufrieron un robo y necesitan ayuda para colocar rejas en las ventanas y cercar el lugar. También deben reponer los utensilios de cocina que les fueron sustraídos.

Piecitos Mojados fue creado hace 12 años en el barrio La Palanga, ubicado a la altura del kilómetro 36, en la localidad de Virrey del Pino. Allí llegó Olga Parraz, a mediados de 2016, para hacerse cargo del lugar. “Hay personas que tienen las mejores intenciones, pero luego no soportan lo duro de las situaciones que se atraviesan acá. Es muy duro”, explicó la mujer.

Como en sus inicios, el comedor es para muchas familias la única posibilidad de acceder a un plato de comida. Cuando Olga comenzó a dirigir el lugar, recibía a 30 chicos, luego esa cantidad se fue multiplicando notablemente.

El último relevamiento realizado por Olga a fines de 2018, determinó que 380 niños y niñas se acercan al comedor, que recibe por parte de Desarrollo Social de La Matanza, 150 copas de leche. “Es muy difícil sobrellevar el hambre de los chicos”, lamentó la mujer.

Mientras el día a día se resuelve con donaciones de comercios y particulares, Parraz presentó en la dependencia municipal, un pedido para la ampliación de la partida alimentaría. La necesidad es urgente, no sólo por la cantidad de pequeños que llegan a Piecitos Mojados, sino porque Olga, abrió un anexo del comedor en el barrio Los Álamos, también en Virrey del Pino.

“Los Vecinitos” es el nombre que lleva el nuevo comedor, que funciona gracias a la solidaridad de la gente, allí asisten otros 120 menores en busca de un plato de comida. “Hacemos lo imposible para que los chicos coman bien, no se trata de llenarles la panza, se trata de que se alimenten”, remarcó Parraz.

En Piecitos Mojados, Olga cuenta con diez mamás que se dividen en dos equipos que se ocupan de cocinar y preparar las viandas durante la semana. En el caso de Los Vecinitos, el grupo de colaboradoras está conformado por 5 mamas.

En el duro contexto en el que cada logro cuesta mucho, el domingo 27 de enero el comedor del barrio La Palangana sufrió un hecho delictivo. “Con todo el dolor del alma tengo que contarles que entraron a robar en Piecitos Mojados. Se llevaron la olla grande, donde cocinamos para todos los niños, la cuchilla, un fratacho, una pala y la poca mercadería que teníamos”, escribió Olga en las redes sociales.

El golpe fue muy duro, sobre todo porque los que entraron a robar son personas del mismo barrio. “Esta es una zona muy caliente, hay gente muy pesada que delinque para comprar droga y en estos casos es perder lo que se robo. Porque estamos aquí todos los días. Es la Ley del más fuerte”, relató la mujer.

Frente a este panorama, las prioridades en el comedor debieron cambiar. Ahora urge colocar rejas en las ventanas y cercar el lugar. El comedor se inició en una precaria casilla, que, como todas las viviendas, se instaló en terrenos tomados.

Muy “a pulmón” y con la colaboración de particulares, hace un año y medio se comenzó a edificar en el comedor. Es mucho lo que se hizo, pero más aún lo que falta. Lo primordial es conseguir las rejas, postes de cemento y tejido. Además, el interior debe ser revocado.

“Gente que la está pasando muy mal”

Olga divide su tiempo entre dos empleos, Piecitos Mojados (en la intersección de Aviles y Fierro) y Los Vecinitos (en Cañada de Gómez y Enrique Clay). La mujer conoce de primera mano lo que pasa en los barrios. “En La Matanza hay hambre. Una cosa es decirlo o escucharlo, otra cosa es verlo todos los días”, aseguró.

Las condiciones de vida en La Palangana y Los Álamos son muy precarias y tienen efectos directos en la salud de los niños. Con la desnutrición en primer lugar, los pequeños padecen además una grave afección en la piel.

“Los niños tienen granos en todo el cuerpo, producto de la contaminación ambiental”, contó Olga Parraz, que además agregó: “son muchas cosas las que vivimos y encima nos roban. Sentimos que damos 50 pasos adelante y 150 para atrás”, lamentó la mujer.

Sin embargo, a pesar “de las malas”, Olga asegura que no bajara los brazos.
Piecitos Mojados sigue de pie gracias a la ayuda de la gente”, destacó agradecida a las personas colaboran día a día con el comedor.

En este sentido, Parraz remarcó que “hay un problema social muy grande, es una situación muy triste y todo lo que puedan donar sirve”. Durante los primeros días de febrero, desde ambas entidades lanzaron la campaña “Vamos al colé con Los Vecinitos y Piecitos, que consiste en juntar útiles escolares, mochilas, zapatillas, guardapolvos, hojas de carpetas y “todo lo que necesita un niño para comenzar las clases”

Si bien paliar el hambre de los chicos es la primera tarea a cumplir, Olga Parraz se atreve a más. “Mi Objetivo mayor es convertir a Piecitos Mojados en un Hogar de Niños. Tengo muchos chicos en situación de calle. Muchos niños judicializados que fueron puestos bajo la guarda de familiares que no se hacen cargo”, explicó.

En el mismo sentido, la mujer añadió: “esos chicos andan rebotando durante todo el día. Hay muchos preadolescentes en riesgo de convertirse en ‘soldaditos’ de los narcos, Esa es mi mayor preocupación”.

Para ayudar

Piecitos Mojados abre sus puertas de lunes a viernes a partir de las 17.00, para entregan una merienda-cena, además de las viandas que se llevan todas las familias que se acercan de distintos barrios de la zona. En tanto los sábados están a partir de las 13.00.

Los días domingos a las 9 de la noche se entregan viandas, mercadería, pan y “todo lo que se consigue con las donaciones”, en el Ministerio Evangélico El Shaday, ubicado en Danel 2I90, en el kilómetro 35 de la Ruta Nacional Nº 3.

Quienes puedan colaborar deben comunicarse a través de Facebook, buscando el perfil Olga Parras (Piecitos Mojados) o comunicándose al 1532943586.

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