Se trata de Joven Levántate, entidad que desde sus inicios apostó a brindar talleres de formación educativa y profesional, pero hoy se mete de lleno en un terreno complejo: menores desnutridos, no escolarizados y víctimas de abusos. Proponen trabajar en conjunto con diversos actores sociales e instituciones gubernamentales y no gubernamentales.
La Asociación Civil “Joven Levántate” fue creada hace nueve años en el barrio Parque Sarmiento de Virrey del pino por Silvia Domínguez y Andrea Rauch. Desde sus inicios, la entidad brinda talleres de formación profesional, programas para la finalización de estudios primarios y secundarios, espacios de actividad deportiva y recreación para los más chicos.
Pero este año, asumieron un desafío complejo: trabajar con la niñez en situación de vulnerabilidad. Si bien los proyectos de educación seguirán funcionando, el foco estará en los más chicos. “De diferentes maneras se nos han presentado situaciones de niños desnutridos, no escolarizados, en situación de abandono, aun teniendo su propia familia, y víctimas de abuso”, contó Silvia Domínguez.
La fundadora de la entidad, además explicó: “nos encontramos además, con la poca información que tiene la gente sobre qué pasos dar en este tipo de situaciones. En muchos casos, realizan una denuncia y esperan que ocurra un milagro, sin conocer que una denuncia se debe rectificar en una fiscalía, o no lo hace porque no tiene los recursos”.
Ya durante 2018, desde Joven Levántate, iniciaron el camino en este sentido, acompañado a algunas familias que atravesaban problemáticas con menores. “Nos encontramos con que tanto a nivel provincial, como municipal, no hay una estrategia de abordaje de estas situaciones que favorezcan realmente al niño”, dijo Domínguez.
En la misma línea, la mujer agregó: “si bien existen cargos específicos y organismos que deben encargarse de que los derechos del niño se cumplan, cuando se plantean problemáticas, no hay un seguimiento que favorezca al niño”.
Para ocuparse las complejas problemáticas, se conformó una comisión dentro de la asociación que se encarga exclusivamente de los casos que involucran a niños. Las formas de accionar para abordar estas situaciones son variadas.
En los casos de chicos con problemas de nutrición, se implementa el programa “Un yogurt por una Sonrisa”, que se desarrolla en la institución hace varios años y que consiste en proporcionar un producto lácteo todos los días a los menores con problemas de alimentación. Además se les ofrece a las familias alimentos que son proporcionados por Caritas o donaciones de particulares, como así también calzado y ropa.
Generar espacios de juegos y recreación en distintos puntos del barrio, es otra de las propuestas. Lo hacen a través del programa Ludoteca Móvil. Del mismo participan mamás que se acercan con sus chicos.
“El objetivo es crear un espacio no sólo de juego, sino también de conversación y estimulación a que el niño pueda expresarse de alguna manera y relacionarse con un adulto de manera positiva”, explicó Domínguez.
Por otro lado, desde la institución se propusieron ponerse en contacto con distintos actores sociales que trabajan en el tema de la niñez. Mantuvieron una reunión durante la última semana de enero.
“Participaron funcionarios de la subsecretaria de Desarrollo Social de La Matanza, funcionarios que trabajan en la temática de la violencia de género, de Desarrollo Social y Salud del Gobierno de la Nación, pastores y miembros de la iglesia católica. Participamos quienes estamos en contacto directo con la gente y quienes tienen el poder de decisión para actuar en esos casos”, contó una de las fundadoras de la ONG.
El encuentro se dio luego de varios intentos y convocatorias. “Pelamos por sentarnos todos en una misma mesa, charlar y poner en común sobre qué hablamos cuando decimos derechos vulnerados y cuales son los pasos que deberíamos dar, ellos como organismos y nosotros como gente común que trabajamos en el barrio y conocemos las situaciones”.
Una vez que se ha concretado este paso, la línea de acción para este año, apunta a hablar con la gente a la que le corresponde tomar decisiones en estos temas y también trabajar con las instituciones del barrio.
Domínguez lamentó que se les presentan muchas situaciones en las que no hay respuesta de los organismos y como civiles no tienen las herramientas para ayudar. “Uno se plantea ¿lo dejo morir? Es muy difícil, el temas de las leyes, los tiempos de la Justicia que son eternos”, dijo.
“A este barrio no llega nada»
La zona de influencia de Joven Levántate se extiende entre los kilómetros 45 y 48 de la Ruta Nacional N° 3, en la localidad de Virrey del Pino. “A este barrio no llega nada”, aseguró Domínguez.
La mujer se refiere a la falta de políticas públicas en salud, seguridad y vivienda. “Hay una sola sala que funciona hasta las 13.00 de lunes a sábados y que entrega 15 números para la atención pediátrica los días jueves”, ejemplificó.
Ante cualquier situación que requiera atención médica, los habitantes del barrio deben acudir a un nosocomio del partido vecino de Cañuelas o al hospital Simplemente Evita del kilometro 32, lo cual es muy difícil para personas con escasos recursos.
Domínguez se refirió a la grave situación de déficit de vivienda. “Hay mucha precariedad, las familias pierden todo con cada lluvia y no por inundación, sino porque tienen agujeros en las lonas que hacen de techo”, detalló Domínguez.
Si bien la ONG se ocupa de ayudar a las familias en esta situación, no cuentan con los recursos suficientes para brindar una solución definitiva. “Es necesaria la intervención del Estado”, dijo la mujer.
Con respecto a la inseguridad, Silvia contó que en el barrio colocaron alarmas vecinales, pero que es “muy raro” ver un patrullero en la zona. Pero Domínguez fue más allá: “cuando hablamos de inseguridad, hablamos de los chorros, pero nunca hablamos de la inseguridad de un niño que no come todos los días, un niño que no va al médico, que no va a la escuela. Y cuando ese niño con 14 años dispara una arma, no es porque no le importa nuestra vida, es que la vida de él no le importo a nadie”.
Frente a este desalentador panorama, desde la entidad apuestan a poner estas problemáticas sobre la mesa. “Es muy grave cuando los derechos de un niño son vulnerados y el Estado los abandona. Si hay un niño abusado, el problema no es solamente entre el abusador y su víctima, es de la sociedad. Un chico no se puede defender solo”, expresó Silvia Domínguez.