Walter Carballo era mecánico y fue asesinado en 2014 cuando quiso escapar de un robo, en el barrio San Alberto de Isidro Casanova. “Lamentablemente, nada ha cambiado”, aseguró el hombre sobre la situación que atraviesa la zona
Jorge Carballo perdió a su hermano Walter el 28 de enero de 2014, víctima de un intento de robo en el barrio San Alberto de Isidro Casanova, y a 6 años del hecho asegura que nada ha cambiado en la zona y los hechos de inseguridad no hacen más que incrementarse.
Mecánico de profesión, Walter Esteban Carballo regresaba a su taller a bordo de la camioneta de un cliente, que había salido a probar. Su especialidad era el mantenimiento y reparación de sistemas eléctricos y llevaba consigo un escáner automotriz para detectar y diagnosticar cualquier posible falla.
A pocos metros de la entrada de su local, advirtió que una banda de malvivientes estaba asaltando a sus empleados e intentó acelerar para escapar pero fue abordado por uno de los delincuentes, que bajo amenazas con el arma, le exigió que le diera un escáner.
Walter se habría resistido por lo que el criminal efectuó un disparo. La bala ingresó debajo la axila izquierda del mecánico, quien herido de gravedad perdió el control de la camioneta y terminó estrellándose contra una pared, en el cruce de las calles Jacobo Watt y Andalgalá.
Sus vecinos, que corrieron para para ayudarlo, tuvieron que romper el vidrio de la ventanilla para sacarlo y poder llevarlo al hospital, pero Walter falleció a los pocos minutos.
Familiares y amigos del mecánico se movilizaron buscando testigos y pruebas para para esclarecer el crimen y tras una lucha incansable lograron que se condene a los culpables: Oscar Saavedra fue sentenciado a 28 años de cárcel y Gonzalo Ezequiel González, a 14 años y 7 meses.
Promesas incumplidas
“Cuando mataron a mi hermano pensé ‘no quiero ver nunca más a un vecino asesinado por delincuentes’, pero he ido a velorios por este motivo”, dijo el hermano de la víctima.
Jorge, quien también es mecánico y junto a Walter eran socios -tenían sus respectivos talleres a pocos metros-, antes del crimen no solía involucrarse demasiado en la realidad del barrio pero lo ocurrido cambió su vida drásticamente.
“Uno trata de aportar algo, de hacer algo”, dijo sobre cuál es su rol en el barrio. Incluso, ha ofrecido su taller para arreglar móviles policiales ya que en reiteradas oportunidades, cuando los vecinos reclamaron mayor presencia policial, la respuesta ha sido “no tenemos los vehículos en condiciones”.
Las promesas de poner a circular más patrulleros nunca han sido cumplidas. Según contó Jorge Carballo, al momento de cuestionar por qué los móviles están en esas condiciones, la respuesta fue “porque no los arreglan”.
“Este contexto deja terreno libre para que los hechos delictivos sean moneda corriente en la zona. Por supuesto los delincuentes saben de esto y aprovechan la situación”, remarcó el hombre.
Como resultado de una cadena en la que varios eslabones fallan, muchas veces las mismas autoridades policiales no hacen los reclamos correspondientes, argumentan, porque no les dan respuesta.
“También hemos visto, estando a la par del personal policial, que muchas veces no tienen directivas claras de sus superiores. Los suben al patrullero y los largan a la calle. No hay una estrategia para brindar seguridad”, reprochó Carballo.
A pesar de las numerosas reuniones que se han realizado entre vecinos, entidades barriales y funcionarios policiales no ha habido mejora alguna. De hecho, los robos han aumentado en la zona. “No vemos ni un patrullero”, aseguró el hermano del mecánico asesinado, quien además añadió: “Lamentablemente, las cosas parecen empeorar y las autoridades están al tanto de la situación”.