
Los trabajadores municipales de La Matanza vienen sufriendo desde hace largas décadas una extraña variante del síndrome de Estocolmo, ese trastorno psicológico que aparece en la persona que ha sido secuestrada y la muestra comprensiva y benevolente con sus secuestradores. En este caso no hay secuestro. Hay maltrato laboral, engaños reiterados y hasta acciones usureras que dañan la calidad de vida de los empleados locales.
Corrían los años ’90 con Héctor Carlos Cozzi como intendente, Eduardo Duhalde en la gobernación y Carlos Menem en la presidencia. Un coctel que significó muchos años de abandono y hambre para el distrito. El Sindicato de Trabajadores Municipales de La Matanza (STMLM) era conducido por Juan Carlos Sluga, un dirigente que en el plano regional era casi vanagloriado por sus conducidos.
Sluga supo construir un imperio dentro del gremio. Con fuertes aspiraciones de llegar a la intendencia se posicionó con firmeza y puso nervioso a más de un intendente. Viajes y hospedaje para vacacionar, una farmacia con descuentos, un centro cultural, y hasta una oficina de créditos para los empleados fueron algunos de los “beneficios” que el Sindicato ofreció.
Sin embargo, una vez la ciudad de San Justo apareció inundada de afiches que hablaban del líder sindical como un “traidor”. Eran momentos de negociaciones paritarias y el diálogo entre Juan Carlos Sluga y Héctor Cozzi dejó conforme a ambos, pero con mucha bronca a los trabajadores.
A pesar de que ese tipo de acciones se retiraron, los trabajadores municipales continuaron eligiendo como secretarios generales a los soldados de Sluga. El hombre se corrió virtualmente del gremio pero fue colocando a sus marionetas, quienes permitieron que la máquina de hacer plata siguiera funcionando.
Por estos tiempos, la historia parece repetirse y los empleados municipales hacen saber sus broncas con la actual conducción a cargo de Daniel Troncoso. Desde el año último, el líder gremial viene siendo blanco de todas las críticas. “Traidor” fue lo mínimo que le dijeron y en las redes sociales se crearon grupos de empleados locales encargados de desnudar todas las falencias del gremio.
Aquella oficina de créditos para los empleados es hoy uno de los puntos más flojos del STMLM. Préstamos usureros que ponen en jaque el bolsillo de cualquier trabajador son los que se entregan puertas adentro de un Sindicato que parece más dedicado a fabricar dinero que a defender los derechos de sus representados.
Afiches, pasacalles, redes sociales y mensajes de whatsapp en cadena son algunos de los mecanismos utilizados para escrachar el accionar de los líderes del gremio. La última negociación paritaria fue la más escandalosa en años. Daniel Troncoso se sentó con el intendente Fernando Espinoza y trató de convencer a los trabajadores de su gran gestión. Pero la mentira no le salió y lo obligaron a ir a un paro general. Hubo después nuevas reuniones y desde la intendencia se habló de un “aumento histórico”. Sin embargo la imagen de Troncoso sigue siendo hoy la del dirigente que traicionó a los trabajadores y, de hecho, las huelgas continúan en diferentes áreas dependientes del Municipio debido al enojo por un aumento salarial que sólo conformó a la cúpula sindical.
Será hora entonces de terminar con la hegemonía dentro del gremio. De que los empleados con capacidad de voto apuesten a una alternativa -si la hubiese-. O será hora de que el Sindicato de Trabajadores Municipales de La Matanza siga operando de espaldas a sus representados y entonces deba emerger otra representación gremial, paralela, que muestre acciones reales a favor de los que peor la pasan.