La oposición como alternativa, un camino que todavía no se inicia

Ya no se puede hablar cuantitativamente de oposición. Con los resultados que tiraron las urnas hace más de un año, en La Matanza quedaron solo seis concejales bajo ese concepto, esto sin ingresar en la actual discusión de saber hasta dónde es opositor tal o cual. Es entonces cuando asoma el lenguaje cualitativo, la mirada subjetiva de dónde está parado cada representante legislativo del antiesponozismo en el Distrito.

No fue un año con grandilocuentes debates en el recinto de sesiones; se marcaron apenas algunas diferencias cuando debió tratarse la rendición de cuentas del año último y la elección del defensor del Pueblo que hizo escuchar -fuera del cuadrilatero legislativo- algunas voces en contra del sistema.

Pese a las reuniones sin debate, o a consecuencia de ellas, se vio claramente establecido quién está de cada lado. De hecho, ni bien comenzado el 2012, los bloques opositores se partieron en seis monoambientes que marcaron el relieve de diferencias, juegos de negociaciones, y egocentrismos.

Aquel dueto societario que supieron formar desde 2009 Gustavo Ferragut (GEN) y Manuel Atencio (UCR) se rompió. De ese modo, el margarito se posicionó como un opositor menos acuerdista, mientras que el radical no ocultó sus relaciones políticamente carnales con el oficialismo.

Del lado del denominado peronismo disidente las cosas no fueron muy distintas. Fernando Asencio (hoy Pro-Peronismo) y Adrián Verdini (Peronismo Federal) pusieron punto final a un bloque de dos que no tenía razón de ser desde 2011, cuando terminaron divididos en la Elección General.

Verdini tuvo un año cauto y se encargó de hacer saber que su sector no se autodenominaba oposición sino “alternativa de gobierno”. Asencio, en tanto, fue al choque desde un primer momento y mantuvo su rigidez en cada sesión. Ambos tienen ganas de escalar más alto y permutar su banca de La Matanza por un espacio en la Cámara de Diputados.

Otro justicialista que jugó su rol opositor en las últimas elecciones y este año manejó con reservas su rol fue Ariel Martínez. Candidato a intendente por la línea de Eduardo Duhalde en 2011, el edil utilizó este año para hacer la plancha. De hecho se llegó a especular en su entorno con la posibilidad de que abandonara la actividad política, aunque los últimos meses lo encontraron de regreso al ruedo cuando participó de diversos actos organizados por el intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino.

Ariel Martínez no se caracterizó nunca por ser un opositor de barricada. De hecho reconoció en más de una reunión privada que sus diferencias con el Gobierno municipal tienen más que ver con su postura antikirchnerista que con desacuerdos insalvables.

La que nunca resultó fácil para el oficialismo fue Sandra Oviedo, de Libres del Sur. Su postura se tornó inquebrantable desde que asumió en 2009, y este año el discurso fue el mismo. Iniciado el 2012 la edil debió decidir -junto a Atencio y Ferragut- quién sería el vicepresidente segundo del Concejo Deliberante. Empero su negativa a un acuerdo de partes con el concejal del GEN los llevó a perder la oportunidad y el pejotista Pedro Ramírez se quedó con el cargo.

Sandra Oviedo carga con una característica que la hace única en el ámbito legislativo: no solo provoca urticaria a la mayoría oficialista, sino que además es fuertemente criticada por la propia oposición puertas adentro.

Si el final de cada año deriva en el supuesto obligado balance, la oposición no tiene mucho para mostrar de 2012. Se pegaron los unos a los otros en cuanta oportunidad tuvieron, sin descartar nunca la posibilidad de alianzas electorales para el año que se viene. Relaciones de amores y odios que solo los encontrará unidos por conveniencia.

 

Los otros

 

Por fuera del ámbito legislativo siguen deambulando esas figuras fantasmagóricas que todavía no se reponen al cambio de época. Tomando solo algunos ejemplos aparecen así los diputados bonaerenses Juan Carlos Piriz y Julio Rubén Ledesma, además del menemista a ultranza Abraham “Toto” Delgado.

A Piriz y Ledesma le quedan solo diez meses para intentar mantenerse con un sueldo político. Aunque el primero tiene enormes chances de encontrar su jubilación en las elecciones legislativas que se vienen.

El caso de Delgado genera, como mínimo, vergüenza ajena. Sus últimos años -resumir su historial implicaría un sinfín de nombres y colores políticos- lo encontraron perdiendo las elecciones primarias de 2011 y saltando hacia la vereda del kirchnerismo solo una semana después. Esa simpatía también le duró poco: después de participar de un homenaje a Néstor Kirchner volvió a levantar las pancartas de Graciela Camaño. Un oportunista de viejas mañas que, si lo siguen teniendo en cuenta las estructuras nacionales, es solo por la falta de alternativas opositoras en el Distrito.

 

Juegan todos

 

¿Habrá sido este año la calma que precede al huracán? Es demasiado crédito para una oposición que hasta ahora no se repuso al último golpe. Claro que también es arriesgado y hasta ridículo intentar analizar lo que podría pasar en 2013. Como mucho puede asegurarse que, hasta hoy, no hay en La Matanza una proyección clara de dónde está parado cada representante de quienes se dicen críticos del Gobierno municipal. Llevar la idea a la práctica sería el camino común pero indicado, si es que hay ideas.

Los dirigentes justicialistas Ricardo Bruzzese y Miguel Saredi se presentaron como candidatos a intendente en 2011 y ninguno pasó las elecciones primarias. Alineados al kirchnerismo, ambos continuaron la actividad política en el Distrito desde un perfil más bajo. Aunque en ninguno de los dos casos se sabe si el año próximo se los verá peleando en elecciones legislativas, claro está que sus aspiraciones siguen intactas, esas que los ubica en la tropa que quiere gobernar La Matanza.

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