Se realizó el primer encuentro del año de la Liga de Fútbol Callejero, la actividad se llevó a cabo en el predio de Monte Dorrego de Lomas del Mirador.
En este primer encuentro del año participaron un total de 200 jóvenes del Programa ENVION de las sedes San Pedro, Km. 44, El Dorado y Casa Joven, como así también de las instituciones Jóvenes en Construcción, Cable a Tierra, La Paloma, Cosechando Sueños, Kicheru Huasi y la Organización Argentina de Jóvenes de Naciones Unidas.
A diferencia del fútbol tradicional que realza su carácter competitivo y sus reglas son estructuradas por adultos, en el fútbol callejero se reconoce como característica innovadora la posibilidad del trabajo grupal de los participantes a través de la creación de las reglas de juego. Esto permite conformar grupos y espacios de pertenencia, recuperar el espíritu del antiguo fútbol de potrero, en el cual se ponían en juego los lazos de cooperación y solidaridad entre los jóvenes, acentuando su valor en la diversión, creatividad y el compañerismo, relegando así los factores de competitividad.
El desarrollo de Fútbol Callejero implica que la conformación de equipos debe ser mixta, de cinco o seis jugadores y donde es obligatorio como mínimo una mujer y un varón en cada equipo. Asimismo, los encuentros se realizan sin árbitro sino con un mediador que sólo interviene cuando los chicos no se pueden poner de acuerdo. El espacio de fútbol callejero consta de tres tiempos: el primero en el que se acuerdan las reglas, el segundo en el que se desarrolla el juego y el tercero en el que se evalúa como fue el desarrollo del mismo.
La particularidad de esta herramienta de trabajo con jóvenes es que más allá de los goles realizados, al final del partido y en el desarrollo del tercer tiempo, se evalúa el puntaje final por valores tales como el respeto a las reglas que los participantes han propuesto y juego limpio que implica solidaridad, respeto por el otro, cooperación y juego en equipo. Lo resultante de todo esto es lo que decide quién gana el partido. Asimismo, a partir de la problematización de las diferencias en el juego, el tercer tiempo permite al mediador abrir el debate sobre las problemáticas sociales que hacen a la vida cotidiana de los adolescentes.