Hay un sinfín de versiones, intentos de renuncias, supuestos cambios de camiseta y precandidaturas por doquier. En su camino por ser precandidato a gobernador, Fernando Espinoza deberá detenerse primero en La Matanza y solucionar el problema interno. La sucesión es la pelea de fondo.
Por Claudio Kappeler
Ckappeler@periodicosic.com.ar
No es común lo que está ocurriendo en el sector que desde 1999 gobierna los destinos de La Matanza. Es un fastidio generalizado el que se expande desde hace ya varios meses por los circuitos medios del oficialismo, ese fastidio que motorizó amagues de renuncias, nuevas precandidaturas, murmuraciones de supuestos pases secretos y cualquier otra versión que sirva para ampliar la enredadera de dudas ciertas o malintencionadas.
Cuando asomó una posible precandidatura de Carlos “Ruso” Gdansky para pelear la intendencia de La Matanza se pensó en una estrategia del propio Fernando Espinoza, un intento por frenar las adversidades que venía sufriendo Verónica Magario, hasta ese entonces única precandidata asegurada y bendecida por el Intendente. Empero el nivel del discurso del diputado y referente de la CGT local fue mostrando que el quiebre era verdadero.
Carlos Gdansky salió a decir lo que hasta ahí formaba parte de cualquier charla de café entre dos dirigentes enrolados en el oficialismo: No hay contención interna y los movimientos parecen soberbios, casi despreciando lo que hasta acá sostuvo el esquema.
Aunque podría decirse que el precursor de tal reclamo fue Manuel Fresco, quien desde la oficina mayor de la Región Descentralizada Sur tiró de la cuerda varias veces y hasta se llegó a decir que ya estaba trabajando en el Frente Renovador, esto por su aceitada relación con referentes de Sergio Massa.
En medio de todo el zafarrancho se armó el FUP, un conglomerado de dirigentes justicialistas que, sin decirlo públicamente, se oponen de plano a la candidatura de Verónica Magario y apuestan a un peronismo tradicional que contenga a quienes desde hace décadas se alimentan de la única vaca que gana en La Matanza.
Otro capítulo de este desconcierto y malestar generalizado lo dio la coordinadora de Delegaciones Municipales Rosa “Pocha” Medina. La esposa del fallecido Pedro Federico Russo se enfureció cuando no se realizó en el Distrito el acto por el día de la lealtad. «De esta forma no se hace Peronismo», tiró Medina en una actitud cuasi patética si se piensa una doctrina sólo desde la realización de un acto por una fecha en particular.
Todo concluye que la resistencia está dirigida hacia la figura de Verónica Magario y no menos cierto es que la diputada nacional viene siendo fuertemente criticada por no atender los reclamos de las segundas y terceras líneas. Tanto Magario como Espinoza parecen inmersos en una vorágine que los saca del juego territorial y así andan perdiendo soldados, confianza y lealtad.
Está claro que la idea de Fernando Espinoza es ir por la gobernación y la convicción de dejar en el Distrito a Magario sigue siendo firme. Aunque esta ecuación depende tanto de ellos como de quienes vienen sosteniendo la vela y también de la coyuntura. Los hechos de inseguridad que se repiten en el Distrito y el calvario que viven cientos de familia en cada inundación -por citar sólo dos vertientes- son carroña para cualquier oposición conservadora. Sabido es que a la derrota también se la ayuda y en el oficialismo vienen sumando puntos para esparcir las dudas entre sus filas.
El FR copó la parada publicitaria
Casi todos los precandidatos del Frente Renovador de La Matanza ocupan desde hace varios meses la cartelería estática existente en el Distrito. El primero en comprar los espacios fue el empresario Alfredo González, el mismo que organizó la bajada de Sergio Massa a Gregorio de Laferrere y dejó con las ganas a los demás referentes que esperaban al jefe del Frente Renovador en San Justo.
González tiene un importante operativo publicitario en el Distrito y para ellos contrató a empresas tales como Mira Vía Pública, Adver Point, Maind Comunicación y MG. Por su parte, Miguel Saredi es otro de los que se posicionó temprano en cuanto a publicidad callejera se refiere; en su caso contrató a Mira Vía Pública. Ariel Martínez hizo lo propio con la misma empresa; mientras que Julio Rubén Ledesma viene desarrollando su tarea publicitaria con Adver Point, la misma empresa que teje lazos con el oficialismo para su próxima campaña.