Caso Wolfie Ribeiro: 18 años de prisión para el delincuente que lo dejo con graves secuelas

El joven fue herido durante un intento de robo. “Sólo quería que tengan en cuenta en la decisión que tomen que este sujeto en el tiempo que sea, va a poder hacer su vida, para bien o para mal, lo que él quiera. Yo voy a estar en la misma situación, en una silla de ruedas”, manifestó la víctima frente al Tribunal. 

Pasaron 5 años desde el 16 de junio de 2016, día en que Sebastián Wolfang Ribeiro Couto salía del Instituto América Latina, de Isidro Casanova. Había caminado unas cuadras con sus compañeros cuando dos delincuentes los increparon para robarles al grupo los celulares. Wolfie se demoró mientras se quitaba los auriculares que estaban conectados a su teléfono y uno de los ladrones le disparó en el cuello.

En 2019, el agresor identificado como Matías Ezequiel Capeans Tévez fue capturado y tras el proceso judicial recibió una condena de 18 años de prisión, al ser hallado culpable del delito de “robo calificado por el empleo de un arma de fuego en concurso real con el de homicidio agravado criminis causa en grado de tentativa”.

Cabe destacar que el Tribunal no advirtió “causas de justificación ni eximentes, tampoco de pautas atenuantes, sí de circunstancias agravantes como el empleo de un arma de fuego de gran calibre con la que incrementó su poder ofensivo, el desprecio por la vida de la víctima”.

El joven tuvo el valor de relatar cómo es su dura realidad desde ese 16 de junio, frente al imputado, fiscal y tribunal. “Yo solo quería que tengan en cuenta en la decisión que tomen que este sujeto en el tiempo que sea, va a poder hacer su vida, para bien o para mal, lo que él quiera. Yo voy a estar en la misma situación, en una silla de ruedas”, manifestó Wolfie.

Además, el joven remarcó: “yo era un pibe de bien, tenía amigos, salía, iba de vacaciones, estudiaba, tocaba la guitarra, hacía ejercicio, eso para mí se terminó, no voy a poder hacer nunca más nada…”.

Diego Ribeiro Couto, papá de la víctima, aseguró no sentir “ni alegría ni odio” por la sentencia, pero sí expresó: “nos reclamamos nuevamente victoriosos y afortunados por este gran logro de Wolfi” y calificó a la condena como un “aliciente”. 

 “Es mucho lo que pasamos estos 5 años, desde el momento en que ese día los médicos nos dijeron que nunca más se iba a poder mover ni dejar el respirador, todo lo vi muy negro, desalentador, perdido. Pero gracias a muchos y que Wolfie se quiso quedar, fui entendiendo que lo que le pasó, no es para cualquiera”, aseguró Ribeiro Couto.

Cuando fue gravemente herido y durante los largos meses de internación, la familia recibió ayuda de la comunidad educativa del Instituto América Latina. Se realizaron festivales para que Wolfie pueda viajar a Cuba a realizar un tratamiento médico y para llevar a cabo una serie de modificaciones edilicias en el hogar del joven y que sea posible que regrese a su hogar luego de 16 meses en una clínica.  

 “Fue un logro tras otro, Wolfie nos regaló su alegría, ganas de vivir y contagió su tenacidad y perseverancia ante semejante injusta imposibilidad. Por todo esto estoy más que orgulloso de mi hijo que logra e intenta superarse constantemente y como si fuera poco, afronta con valentía el juicio como testigo y víctima cumpliendo cómo buen ciudadano, queriendo que se haga justicia y que otra familia no pase lo mismo que nosotros”, remarcó Diego Ribeiro Couto.

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