
El Club Social y Deportivo Parque Unido fue fundado hace un año, pero no tienen un predio propio, motivo por el cual, deben alquilar un espacio destinado a los entrenamientos y para hacer de local en el torneo de la liga infantil a la que pertenecen. Pero destinar la cuota social a este fin, deja a las familias sin recursos para hacer frente a otras necesidades inherentes a la práctica deportiva, como la compra de camisetas, pelotas y elementos de entrenamiento.
Familias de unos 60 chicos que forman parte del Club Social y Deportivo Parque Unido de Villa Luzuriaga, iniciaron una campaña solidaria con el objetivo de conseguir donaciones que les permita seguir adelante en lo que más les gusta; jugar al fútbol.
Creado hace alrededor de un año, la entidad no cuenta con predio propio. “Somos un club sin club. Sin espacio físico”, resume Walter Luna, integrante del proyecto que apuesta al deporte como herramienta de contención social.
Frente a esta problemática, las familias no tienen otra opción que destinar lo recaudado a través de la cuota social al pago del alquiler de un espacio que pertenece a una sociedad de fomento, para que los chicos puedan entrenar dos veces por semana y el cual oficia de sede local. El dinero también se utiliza para abonar la afiliación del club a la liga infantil y los árbitros de cada encuentro.
Una vez que se cubren estos gastos, las familias se quedan sin recursos para hacer frente a otras necesidades inherentes a la práctica deportiva, como la compra de camisetas, pelotas y elementos de entrenamiento, “o hasta lo más simbólico para la identidad de un club de barrio, la bandera de cada categoría. Acá no podemos ni hacer eso, por eso estamos pidiendo ayuda”, lamentó Luna.
A conciencia de que concretar el sueño de contar con un espacio propio, es muy complejo apuestan a la solidaridad de la comunidad, ya sean vecinos, comerciantes o funcionarios públicos.
El Club Social y Deportivo Parque Unido nuclea a chicos de entre 5 y 13 años, de familias que atraviesan situaciones socioeconómicas diversas y no todos pueden costear, por ejemplo, la compra de botines.
La idea de Walter es crear un “banco” de botines usados y en buen estado, para que el niño que así lo necesite, pueda contar con el calzado para entrenar y jugar los fines de semana. “Es todo para motivar a los chicos, para que no quieran dejar de ir a jugar a la pelota”, remarcó Luna.