Piden preventiva para el acusado de matar a su hijo y simular un accidente

Un fiscal pidió la prisión preventiva para un hombre acusado de asesinar a balazos a su hijo, a quien velaron en la localidad bonaerense de Isidro Casanova fingiendo que había muerto al golpearse la cabeza en un accidente en la ducha, informaron fuentes judiciales.

Un fiscal pidió la prisión preventiva para un hombre acusado de asesinar a balazos a su hijo, a quien velaron en la localidad bonaerense de Isidro Casanova fingiendo que había muerto al golpearse la cabeza en un accidente en la ducha, informaron fuentes judiciales.

El fiscal de Homicidios de La Matanza, Carlos Arribas, solicitó que Carlos Andrés Heredia (77) continue en prisión por el «homicidio agravado por el vínculo» de su hijo Gustavo Alberto (38), mientras que dispuso la libertad de Walter, hermano de la víctima.

Fuentes judiciales informaron a Télam que la decisión del fiscal se basó en los testimonios que fueron incorporándose a la causa, los cuales acreditaron que había problemas cotidianos entre el padre y su hijo y que el primero era un hombre violento.

En ese sentido, uno de los empleados del comercio de la familia declaró que Heredia padre había estado preso hace unos 30 años por haber matado a golpes a otro hombre que trabajaba allí.

Además, algunos testigos dijeron que la mujer del acusado murió de manera «sospechosa» al incendiarse una vivienda cuando ella estaba adentro.

En tanto, el fiscal decidió liberar a Walter por la falta de elementos que determinaran su participación en el crimen de su hermano, aunque continuará ligado a la investigación.

Ahora, la jueza de garantías Carina Alejandra Andrijasevich tiene cinco días corridos para definir la situación procesal del padre.

La fiscalía había pedido esta semana la prisión preventiva para Marcelo Regalado, dueño de la cochería fúnebre que realizó el velorio, y para los suboficiales de la comisaría de San Alberto, identificados como Fabio López y Roberto Avalos, por el «encubrimiento agravado» del homicidio.

El hecho ocurrió el 29 de febrero último cuando el padre y el hermano de Heredia, todos dueños de un salón de juegos infantiles y de una panadería, se presentaron en una cochería de San Justo alrededor de las 4 de la madrugada y pidieron contratar un servicio fúnebre.

Heredia padre dijo que su hijo se había golpeado cuando se estaba duchando y le pidió al dueño de la casa de sepelios un «servicio rápido» y que no diera intervención a la Policía porque no quería que «cortaran» a su hijo, aseguró uno de los voceros.

Luego de una larga discusión, el dueño de la cochería sospechó que algo raro ocurría y echó a los familiares, que dijeron que se iban a llevar a «Gustavo» a otra casa de sepelios de Casanova, la de «Marcelo».

Con esos datos, el comerciante avisó a la Policía, que a su vez dio intervención al fiscal José Luis Maroto, quien junto a Arribas integra la fiscalía temática de Homicidio.

Maroto y un grupo de policías se presentaron entonces en la cochería «Nuestra Señora del Valle», ubicada en Balbastro 5260, de Casanova, donde fueron atendidos por Regalado.

El dueño dijo que había aceptado hacer el servicio de Heredia, pero como no tenía lugar allí, el velatorio se estaba realizando en la cochería «San Cayetano», de ruta 3 y Pekín, en la misma localidad.

La comitiva concurrió al lugar y tras explicar a los familiares lo ocurrido, el fiscal suspendió el velatorio y a simple vista, los forenses pudieron apreciar que el hombre tenía un golpe en la cabeza y había gran cantidad de sangre dentro del cajón, por lo que se ordenó el traslado del féretro a la morgue.

En forma paralela, se allanó la casa de la víctima, situada en Mocoretá 3754, en cuya planta alta se encontraron manchas de sangre, en tanto que el baño ubicado en la parte de abajo estaba completamente limpio.
Las fuentes relataron que los forenses revisaron toda la vivienda en busca de algún arma de fuego, pero no hallaron ninguna.

Realizada la autopsia, se determinó que Heredia tenía un balazo que le había ingresado por el brazo izquierdo y le había perforado el pulmón, el corazón y el hígado y que un proyectil calibre .22 había quedado alojado allí.

Al avanzar en la pesquisa, el fiscal descubrió que aparentemente alguien de la familia había llamado a la comisaría de San Alberto al ver al hombre muerto y dos suboficiales concurrieron hasta allí para ver qué había ocurrido.

Los policías llamaron a un médico de la fuerza, quien al parecer les dijo que se trataba de una «muerte natural» y no «violenta», por lo que los primeros se retiraron y el profesional firmó el certificado de defunción.

El caso tiene similitudes con el crimen de la socióloga María Marta García Belsunce, cuyos familiares están condenados por el homicidio y el encubrimiento del hecho, y en ambos casos hay un médico involucrado y la tramitación de un certificado de defunción falso.

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