Bastan pocas horas de lluvia para convertir a dos instituciones educativas en una isla a la que cientos de estudiantes no pueden acceder, como consecuencia de la anegación pierden varios días de clases. Desde el Municipio admiten que la empresa que realizó el asfalto cementó los sumideros y desconocen cuánto tiempo llevará solucionar el problema. Además, los vecinos denuncian la existencia de un basural a cielo abierto.
Por Ángela Tobar
El acceso a la educación no es un derecho que se cumpla de manera regular, por lo menos para los estudiantes que asisten al Jardín 944 y a la escuela primaria N° 55, de la localidad de Rafael Castillo, los días de lluvia convierten a las calles aledañas de la institución en una laguna intransitable e inevitablemente las clases deben suspenderse.
Según relataron los padres “basta solo una leve lluvia” para que la zona comprendida entre Ángel Hubac, Francisco Beazley y General Capdevila, quede bajo el agua impidiendo la entrada y salida de autos y por supuesto de personas.
A esta problemática se le suma un basural a cielo abierto, ubicado en un predio lindero a las vías del ferrocarril Belgrano Sur y que se encuentra en la esquina del Jardín de Infantes. Los olores nauseabundos emitidos por los desechos domiciliarios pueden percibirse desde el interior de la institución a la que asisten 174 niños de entre 3 y 5 años.
Según denunció un grupo de padres “los días en que el agua tapa todo, hasta las entradas de las casas, se puede ver como la basura flota por todos lados, y cuando baja el agua nos encontramos con toda la mugre esparcida por las veredas”.
Las maniobras y contorsiones a las que recurren los adultos con sus hijos en brazos son variadas, el objetivo de las mismas es el de “no embarrarse tanto” y evitar que los niños pierdan más días de clases. “Hay que tener cuidado, porque acá te resbalás y terminás en la sala de auxilio”, ironizó Mariela, quien logró transitar todos los obstáculos y llegar a la puerta del Jardín con su niña a cuestas.
Alberto Baticini, es un vecino que vive sobre la calle Ángel Hubac y denunció a Periódico S!C que “la situación se agravó hace dos años cuando asfaltaron la calle, antes también se inundaba todo, pero desde la llegada del asfalto el agua se eleva cada vez más, hemos llegado a tener un metro de agua, es tremendo vivir así”.
Además, detalló que las “frecuentes” inundaciones traen incontables problemas, “los autos, camiones y colectivos que pasan provocan que el agua entre a las casas mojando todos los
muebles, arruinando paredes y no podemos salir a cortar la calle para exigir que nos resuelvan la situación, somos toda gente grande”.
“Además hay que sumarle el agua servida, acá no existen las cloacas y el olor que hay en las calles durante las inundaciones es insoportable”, relató el hombre.
Los vecinos aseguraron que el agua tarda en bajar y despejar la zona, dependiendo de la cantidad de lluvia y centímetros de agua acumulados, entre 24 y 48 horas.
Por su parte, Noemí Elvira, remarcó que “acá se inunda toda la manzana, nos convertimos en una isla de la que nadie puede entrar ni salir hasta que no baje el agua, que en ocasiones y con suerte baja en 24 horas”.
También lamentó que “acá nadie nos presta atención, y la pasamos mal todos” y agregó que “la escuela es la que peor la pasa, hay muchos chicos que asisten allí y las condiciones de seguridad que se les ofrece durante los días de lluvia no son las más adecuadas, además que deben estar expuestos al contacto del agua servida”.
Según aclararon, los vecinos realizaron varias presentaciones ante el Municipio de La Matanza pero admitieron que no han podido realizar un seguimiento exhaustivo e insistir, porque “es toda gente grande la que vive en la zona y no hay energía para salir a hacer ruido y lograr que nos escuchen”.
Alberto añadió que “comprendemos que estamos en La Matanza, acá hay que hacer ruido para que te den bola, cortar calles, pero no tenemos energía para eso, además somos pocos los vecinos, por eso no nos dan bola y no se ven intenciones de solucionarlo. No es mucho lo que pedimos, lo único que queremos es vivir bien”.
En esta línea, el vecino argumentó existe “mucho malestar porque no podemos entrar ni salir con el auto y menos a pie. El interior de las casas están llenas de barro, con agua por todos lados, con muebles arruinados es tremendo”.
Por lo que aclaró que entre ellos se organizan para mantener limpias las calles, y dentro de lo posible corren el agua hacia otras cuadras en las que funcionan los sumideros, “es un trastorno para nosotros pero nos vemos obligados a hacerlo porque a ningún funcionario le importa”.
Finalmente, remarcó que “es increíble la imagen de cuando los micros paran frente del Jardín para retirar a los nenes, da indignación ver cómo deben saltar y mojarse los piecitos con toda esa agua”.
Rubén Ron vive frente a la institución educativa y graficó que “cuando llueve se tapa toda la cuadra entera, los chicos no pueden ir al Jardín, hay mucha mugre, todo podredumbre. Se acumula la basura y llena las veredas con residuos, mis vecinos no pueden salir para ir a trabajar, presentamos firmas a varias áreas del Municipio y no nos dieron bolilla. No somos escuchados en nuestro reclamo. Dicen que hay que esperar a que hagan los caños nuevos, pero queremos saber cuándo van a realizar esas obras tan necesarias para nosotros”.
Alicia Paratone es una abuela que vive sobre la calle Francisco Beazley, y se mostró angustiada por la manera en que debe vivir, “no puedo salir a la calle, acá se inunda todo. Tengo reclamos realizados al Municipio desde el 2001. Pero la situación se agravó muchísimo hace dos años con el asfalto y nadie nos escucha. Los días en que estamos tapados por el agua, siguen pasando los colectivos y ese tránsito provoca que se me llene toda la casa de agua contaminada por la basura”.
“Esos días son imposibles, rogamos que nadie tenga una emergencia porque no se puede entrar ni salir. Yo no entiendo por qué tenemos que aguantar todo esto. En la mañana no se soporta el olor por toda la basura, hay aguas servidas y lo peor es que nos cobran los impuestos como si fuéramos barrio residencial”, criticó.
Miguel Morales trabaja en la primaria N° 55 y opinó que las obras de asfalto realizadas hace dos años atrás “son parches, todo lo que hacen en esta zona es parche no hay soluciones concretas”.
“Las bocas de tormenta están cementadas, no baja el agua y los reclamos que presentamos en la Secretaría de Obras Públicas, nunca fueron respondidos”, comentó.
La esquina comprendida entre Ángel Hubac, Francisco Beazley y Santa Cruz cuenta con cuatro bocas de tormenta que según aseguraron los vecinos “no cumplen con su función, están todas tapadas con cemento y eso impide que el agua drene”.
Finalmente, se sentenció que desde la cartera de Obras Públicas, liderada por Herminio Bayón “saben lo que pasa acá, están en conocimiento de la problemática. Falta que la tengan en cuenta. Todo esto nos genera una enorme impotencia, porque quedás literalmente aislado del mundo y no es que no se puede hacer nada, la verdad es que no le importa a nadie que acá llueva y que los chicos no puedan asistir a clases durante días”.
Las prioridades
El Jardín 944 se encuentra ubicado en Ángel Hubac 953, y el 3 de junio cumplió 25 años. Su directora Susana Messiniti diálogo con Periódico S!C y denunció los graves trastornos que las malas gestiones, provocaron en la actividad escolar.
Según explicó “existe un acuerdo tácito entre padres y docentes en el que se entiende que los días de lluvia es imposible acercarse a la puerta de la escuela. Se sabe que esta cuadra es intransitable y directamente no se arriesgan a venir, porque el agua no baja, ni corre ni nada”.
Consultada acerca de los pedidos presentados a la Municipalidad, explicó que “el Municipio está enterado de la problemática que tenemos y el que no llegue respuesta me significa que tienen otras prioridades, pero me gustaría saber en qué lugar está nuestra problemática, porque uno debe proyectarse para saber cuándo llegarán las soluciones”.
Más adelante insistió en que “es necesario saber en qué lugar dentro de las prioridades del Intendente, estaríamos nosotros. Con la problemática específica que muestra que el Jardín de Infantes 944 cuando llueve se inundan las calles y no solo ese día sino por dos o tres días consecutivos, los chicos no pueden asistir a clases y esa es nuestra máxima preocupación”.
Susana analizó que “existe un discurso que va para un lado y con una acción que va para otro lado completamente distinto. Tenemos claro que nuestra función es que los chicos estén dentro del edificio educativo, pero con cada lluvia se vulnera el derecho de los niños a la educación. Necesitamos que estén acá, aprendiendo y lograr junto al equipo docente aplicar la inclusión con aprendizaje en igualdad de oportunidades y en esta instancia me pregunto si en esta situación local los chicos tienen la misma igualdad que otros que si tienen acceso a sus escuelas”.
Finalmente, marcó que “el resolver esta situación es una cuestión de obras públicas, escapa a nosotros, esta problemática es pura y exclusivamente del Municipio”.
Los sumideros no funcionan
El secretario de Obras Públicas del Municipio de La Matanza Herminio Bayón fue consultado por S!C sobre esta situación y explicó que ese tipo de reclamos se direccionan a la Secretaría de Espacio y Servicios Públicos, a cargo de Carlos Enrique Maldonado. Este área se encarga de la limpieza de sumideros entre otras cosas.
De todas maneras, el funcionario se comprometió a enviar personal para verificar las obras y recoger los reclamos vecinales.
Mientras que desde el sector de Espacio y Servicios Públicos, confirmaron a este medio la denuncia vecinal que apunta a que los “sumideros están cementados”.
Personal de la Secretaría de Espacio y Servicios Públicos reconocieron las múltiples denuncias realizadas por los vecinos a lo largo de varios años y ratificaron que “una mala acción de la empresa contratada para la realización del asfalto tapó con cemento los sumideros de esa zona”.
Consultado acerca del tiempo estimado que llevará solucionar este reclamo se admitió que “es complicado porque es muy difícil que la empresa se haga cargo del mal trabajo que realizaron”.
En tanto que se calculó que “seguramente se tendrá que romper y reconstruir todo”, al insistir con que se informe sobre el tiempo que llevará esta obra, se respondió que “somos una Secretaría nueva, recién tenemos cuatro meses en actividad, desconocemos los plazos, no sabemos”.
La gestión del Consejo Escolar
Según explicó la directora del Jardín de Infantes 944, Susana Messiniti, la consejera escolar Liliana Suárez prometió que “intercedería” ante el Municipio de La Matanza para lograr “agilizar” la llegada de las obras que le den una solución real a los pedidos vecinales.
“Con Liliana Suárez, tuvimos una relación muy positiva con respecto a temas edilicios. Desde ese lugar no tenemos nada que decir. Pero en este problema aún no tuvimos respuesta, sabemos que desde el Consejo Escolar pueden interceder ante el Municipio suponemos que algo podrán hacer o sumar”, remarcó.
El pasado 13 de marzo, la comunidad educativa entregó a la presidenta del Consejo Escolar, Haydeé Villagrán un escrito en el que se realizó un “pedido especial” para que gestione una pronta solución teniendo en cuenta que “hace muchísimos años la EP N° 55 y el Jardín de Infantes N° 944, viene sufriendo las inundaciones de todas las calles que rodean la manzana triangular en las que se encuentran ambas instituciones (Bravard, Santa Cruz, Ángel Hubac, Beazley), después de lluvias intensas y de gran volumen de agua ocasionando el aislamiento de la misma con los peligros que conllevan cuando las tormentas repentinas suceden en horario escolar y la población infantil se encuentra dentro de ambos edificios. Puesto que, literalmente las dos instituciones se convierten en una isla, siendo imposible llegar a las puertas de ellas. De esta manera, las familias de la comunidad se agolpan con desesperación a retirar a sus hijos provocando aún más situaciones de riesgo”, este pedido, entregado a principio de año aún no fue contestado.
Peligro por paso a nivel
Hace diez años los vecinos crearon un paso a nivel en las vías del Ferrocarril Belgrano Sur, entre las calles Dávila y Beazley, actualmente exigen que se coloque una barrera y la chicharra que alerte de la llegada del tren.
La apertura de este paso se realizó para “unir a los vecinos y a las instituciones. De otra forma había que dar una vuelta enorme y se perdía tiempo. Hay que entender que no fue por capricho vecinal si no porque entendemos que ese acceso es un nexo importante en el que se unen, la sala de salud, policía, dependencias y escuelas”, describió Miguel Morales.
Desde ese momento, solicitan a la empresa de ferrocarril y al Municipio que se cumplan con las medidas de seguridad. Hace unos años lograron que se instale un guardabarrera, pero no están satisfechos con esa respuesta y exigen más seguridad.
“Esto es un peligro, se creen que porque pusieron a un guardabarrera está solucionado, y no es así. Necesitamos una chicharra y una barrera que nos de seguridad a todos”, criticó el vecino.
El paso a nivel se encuentra frente a la Escuela Primaria Nº 55 “Reino de España”, y los padres alertaron que “el peligro está siempre latente, aquí hay muchos niños que salen y entran y la falta de barrera es una negligencia grave, no entendemos como nadie viene a controlar”.
A esta situación en el tránsito se le agrega que la Terminal de Colectivos de la línea 174 se encuentra en la misma zona comprendida en Dávila y Beazley, agravando aún más la situación de riesgo para la población estudiantil.
Cabe aclarar que el paso a nivel comunica a la EPB Nº 55, Escuela de Adultos Nº 768/744, Jardín de Infantes 944, Instituto privado Fragata Libertad (con primaria, secundaria y terciaria), Comisaría local, Jardín de Infantes privado, la sala de salud Sakamoto, la Escuela Media Nº 1 y la ESB Nº 19 y el Jardín Maternal “La Hormiguita Viajera”.
Por la identidad
El Jardín de Infantes Nº 944 cumplió el pasado 3 de junio, 25 años y los directivos prepararon un proyecto que se encuadra en este aniversario, la propuesta presentada “tiene que ver con rescatar los valores democráticos y tener la participación de la familia y comunidad con un proceso que acompañe la acción educativa del Jardín con un propósito claro y trabajar en la identidad de la institución.
“Intentamos seguir construyendo la identidad del Jardín y uno de esos pasos es el ponerle un nombre. Aprovechamos lo del aniversario y algo normativo que es la imposición del nombre. Realizaremos una votación democrática con la participación de toda la comunidad. y la realizaremos en varias etapas”, explicó la directora.
En una primera etapa, se realizará en septiembre cuando las familias y vecinos propongan nombres, los estudiantes entregarán urnas a los comercios aledaños en las que los vecinos podrán insertar su voto.
Un mes después se depurarán la cantidad de nombres hasta que queden los tres más votados, y se enviarán a la Dirección General de Cultura y Educación en La Plata, para que aprueben uno y de esa manera, el ciclo lectivo 2013, iniciará con la imposición de un nombre.
Ah. ¿no medigan que laburan para… ?
Bueno, no sabia. Sigan con su trabajito. Saludos al jefe. Nos vemos.
Parece que los vecinos estamos pagando algun castigo de los dioses. El maltrato de nuestras autoridades municipales y educativas es una constante; La falta de obras, la falta de limpieza, la falta de ofertas educativas, la verguenza del transporte publico.
Y podemos seguir con la iluminacion, los semaforos, el deficitario sistema de salud, la inseguridad. Todo esto hace que la falta de respeto hacia los vecinos, no es ninguna novedad.