El otro día me detuve a pensar un momento y evaluar algunas de las cosas vividas, como todos vivimos en una vorágine de la que es difícil salir o frenar… a veces ni para eso se tiene tiempo, de ahí me viene a la mente la frase: Paren el mundo que me quiero bajar.
En fin, recuerdo haber hecho desde pequeña las cosas al pie de la letra, todo como supuestamente estaría bien, digo estaría porque a cada instante me da la temible sensación de que el que hace las cosas “bien” es un pelotudo, ni más ni menos que eso. Entonces, me pregunto de qué sirve haber vivido mi vida haciendo lo políticamente correcto, cuando uno ve que los que están enfrente no han hecho nada de eso y disfrutan de la buena vida, ¡OJO!, siempre te harán notar que no es tan bueno lo que les pasa, que aunque puedan tener una vida llena de lujos, eso también es un problema, claro, problemas distintos, en un caso, elegir con qué auto salir, dónde pasar el finde, si en la costa, en la quinta o en las afueras del país, otros problemas (con P mayúscula) en cambio son, qué hago cuando no tengo obra social y debo ir a un hospital público, que debería funcionar bien, pero todos sabemos que no, cuando tenemos que hacer fila y fila para subir a algún transporte público, y no me quiero olvidar que ahora se suma otra más: la del SUBE. Claro, encima de tener que viajar en condiciones desastrosas, producto en parte de la falta de mantenimiento y negligencia, cómo puede decirse después de la tragedia ocurrida en Once, que sucedió por la costumbre de que los argentinos que se amontonan en las puertas para poder bajar primeros, no se trata de ser primeros o no, no podrían hacer un planteo de tal tipo si hubieran viajado por lo menos una vez en el transporte público argentino, o ¿habrá pasado tanto tiempo que lo olvidaron?
Hoy estoy más reflexiva que otros días, pero creo que es triste replantearse este tipo de cosas, dónde quedaron los premios para los que cumplen, para los que se rompen el lomo trabajando, estudiando o las dos cosas, tratando de construir un lugar mejor para vivir. Es probable que nada cambie, pero yo como muchas personas intentaremos seguir aportando nuestro granito de arena, aunque a veces nos de bronca e impotencia de por qué las cosas no pueden funcionar bien, pero bien que pueden.