El exdirector ejecutivo del Fondo Monetario Internacional Rodrigo Rato renunció a su cargo de presidente de Bankia y de su casa matriz, el Banco Financiero de Ahorro, que se encuentran una situación muy crítica y cuyo futuro depende de un salvataje de unos 10 mil millones de euros que prepara el gobierno español.
De esta manera, el exministro de Economía del gobierno del conservador José María Aznar, y titular del FMI en épocas en que la Argentina llevaba adelante la reestructuración de su deuda pública en default, tuvo que dimitir ante una sitaución acusiante para el banco más importante de España.
Cuando en 2003 el ex presidente Néstor Kirchner propuso renegociar la deuda pública en cesación de pagos desde fines de 2001, con una quita de alrededor de 70 por ciento, el FMI fue uno de los principales detractores de la iniciativa argentina.
Rato asumió a su cargo a mediados de 2004, ya con el canje encaminado y fue quien ocupó la titularidad del organismo, cuando a principios de 2005, el mismo Kircher resolvió cancelar la deuda con el Fondo y cortar así con la dependencia que el país había tenido durante décadas de las recetas de ese organismo.
De todos modos, esto no impidió que Rato fuera un gran crítico de la política económica del kirchnerismo durante toda su gestión, y aún antes de retirarse del organismo, en octubre de 2007, advirtió que la Argentina debía «aumentar las tasas de interés, reducir el gasto y flexibilizar el tipo de cambio» para caer en crisis.
Según Rato, la Argentina fue de lejos el país de la región más afectado por las turbulencias en los mercados internacionales de 2007: «la posición fiscal se ha deteriorado rápidamente en los últimos meses, y en nuestra opinión la política monetaria sigue siendo acomodaticia».
Lejos estaba en realidad el economista español de darse cuenta que la política que instrumentaba el país le sirvió para diferenciarse claramente de lo que poco tiempo después comenzaría suceder en Europa y que desplomaría a economías como la griega, la propia española y la italiana, entre otras.
Con respecto a su actuación en los últimos tiempos, ya como banquero, se puede destacar que el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, de la cual Rato era su presidente, tenía una exposición al sector inmobiliario y promotor de 37.517 millones de euros al finalizar el pasado año, según los resultados sin auditar remitidos por la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Del importe total de exposición al sector inmobiliario y de la construcción, 10.564 millones tenían carácter dudoso, un 36,5% más que en 2010, mientras que los subestándar se redujeron un 18,6%, hasta los 7.283 millones de euros.