Almafuerte, a 158 años de su nacimiento en nuestra ciudad

 

Hace 158 años, el 13 de mayo de 1854, nacía aquí, en nuestro pago matancero, nuestro querido poeta, Pedro Palacios: “Almafuerte”. Sería premonitorio, que aquí, en este lugar, en donde vio la luz, fuese dos años después, para 1856, la ciudad cabecera de nuestro distrito, la ciudad de San Justo, creada en la tierras de don Justo Villegas, el lugar donde él naciera.

En la estatura moral de este hombre, rivalizan sus virtudes, la del docente rural a la temprana edad de su juventud, el admirable poeta nacido de su formación autodidacta junto a su Biblia y su diccionario, el encendido periodista y orador, admirado por amigos y adversarios que supieron de su temple y su renuncia a las “glorias mundanales”, en nombre de una conducta ética, que lo distinguió en toda su vida.

No solo políticos y dirigentes sociales supieron de él, también los jóvenes estudiantes admiraron su vigor y su entereza. Allá por 1910, los diputados de la provincia de Buenos Aires, rechazaban un proyecto de publicar con un destino escolar su trabajo “Lamentaciones”.

Los jóvenes estudiantes, repudiaron aquel debate y sobre todo los argumentos del sacerdote-diputado Piaggio, demonizando aquel trabajo, finalmente esos mismos jóvenes estudiantes, propiciaron un acto multitudinario de desagravio al poeta, en la ciudad de La Plata, el 16 de octubre de 1910, allí, entre otros oradores escucharían la voz de Almafuerte. Su discurso será publicado años después con el título “A los Estudiantes” y allí nuestro poeta vería y diría viendo aquel protagonismo popular y juvenil, ocupándose de temas públicos.

“Ya no se gobernará más a las multitudes argentinas desde los senos sombríos, silenciosos y herméticos de un comité: lo estoy viendo con mis ojos, con los ojos seguros y clarividentes de la deducción… acaso no habrá que aguardar nada más que media generación”.

Esto decía Almafuerte, en aquel discurso, dicho seis años antes del triunfo de Irigoyen, un cambio importante en nuestra vida política, que solo alcanzaría a ver el principio, pues en febrero de 1917, fallecía en la ciudad de La Plata. Su Casa Museo en dicha ciudad, en la calle 66 al 500, puede visitarse y percibir allí el ambiente austero y docente en el que vivió toda su vida y aquellos pocos y rústicos muebles que lo acompañaron en sus últimos años, junto a su Biblia, su diccionario, sus lentes y su bastón.

Sentimos un profundo orgullo, del origen sanjustero de nuestro poeta, recordándolo en la toponimia de su pueblo desde 1924, en su plaza mayor, con un fantástico monumento de Chierico (hijo), inaugurado en 1955, y con un hito histórico, frente al solar en que nació, a pocos metros de la Plaza San Martín, así como también en que decenas de instituciones de lo más variadas, lleven su nombre, todo esto junto al homenaje permanente a la memoria de su vida y obra.

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