Jornada cultural por Luciano Arruga y por todos los que sufren violencia institucional

Izquierda a derecha: Juan Manuel Combi, Vanesa Orieta, Pablo Pimentel y Eva Asprella


“Quiero que más allá que lloren conmigo, empiecen a entender que tenemos que cambiar. Porque esto no tiene que ver solo con mi familia, tiene que ver con todos los que sufren violencia institucional dentro de los barrios. Hay algo como sociedad que estamos trabajando mal, tenemos que ponernos en la piel del que está sufriendo”, enfatizó ayer durante la jornada cultural por los derechos humanos, Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, quien fue secuestrado, torturado y desaparecido por la policía bonaerense del exdestacamento de Lomas del Mirador, el 31 de enero del 2009.

Por: Ángela Tobar.-
atobar@periodicosic.com.ar

Luciano Arruga tenía 16 años cuando la policía bonaerense del exdestacamento de Lomas del Mirador, ubicado en Indart 160, se lo llevo detenido y nunca más se supo de él.

“Era un pibe que se crió en una familia con muchas carencias, con una madre que se hizo responsable de criar a sus hijos. Luciano por ser el más grande ocupaba un rol fundamental en la familia, tenía bien en claro que era parte importante en la crianza de mis hermanos. Luciano salía a juntar cartones para llevar comida a la casa, era un pibe muy solidario. Él sacaba lo que no tenia para poder dárselo a otro y por eso nosotros hacemos esto por él. Mi hermano era una persona que quería luchar, salir adelante, tenia sueños le gustaba tocar la guitarra, jugar a la pelota, era hincha de river, Luciano no pudo cumplir ninguno de estos sueños”, describió Vanesa.

“A pesar de todo Luciano tenía alegría, esas fotos que ven de ese morocho con esa sonrisa, con la alegría todo el tiempo, con ganas de hacer cosas, con ese espíritu solidario, con ganas de aprender. Él la remaba, tenía un espíritu hermoso. Pero cambió a partir del momento en que un grupo de policías se acerca a él y le ofrece salir a robar para ellos, ahí cambió, se reía pero tenía miedo”, recordó.

El joven, con solo 16 años se atrevió a negarse a la propuesta de robar para ese grupo de policías que operaba dentro del destacamento, inaugurado en el 2007 por el pedido de más seguridad de algunos vecinos de la zona, el mismo dependía de la comisaría 8ª de esa localidad, exCentro Clandestino de Detención en la última dictadura, apodado el “Sheraton”.

En ese lugar, Luciano Arruga estuvo detenido de manera ilegal en dos oportunidades: El 22 de septiembre de 2008, cuando lo golpearon ante la vista de su hermana y su mamá, y el 31 de enero de 2009, cuando desapareció.

Por la detención del año 2008, existe una causa paralela en la que hace unas semanas fue detenido el policía Julio Torales, acusado de haber torturado a Arruga. A Torales se le imputa el delito de ‘severidades’ cuando en el mismo relato de la familia queda claro que se trató de torturas. Un delito más grave, que incluye la prisión preventiva y tiene penas de cumplimiento efectivo. El Código Penal establece para las “severidades y vejaciones” penas de uno a cinco de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos por el doble de tiempo de la condena recibida. Por torturas las penas van de 8 a 25 años, como en casos de homicidios.

Es de aclarar que el efectivo no está mencionado entre los ocho policías, aún en actividad, involucrados en la desaparición de Arruga.

“Los que sufren la violación de los derechos humanos son los que no tienen voz, los que están en los barrios pobres. Y este lugar (el exdestacamento) se creó por el pedido de más seguridad de los vecinos, cuando en realidad el lugar más inseguro era este, porque estos tipos iban a los barrios pobres a cooptar pibes para que vengan a robar a estas casas, liberaban esta zona para que roben acá”, enfatizó Orieta.

Y culminó al mencionar que “en los barrios pobres no necesitamos policía, en los barrios pobres necesitamos políticas sociales, para que un Luciano no tenga como única opción la esquina, si no que tenga como opción hacer un taller de arte, un curso de guitarra, hacer un deporte. Debemos entender como sociedad que no nos sirve de nada pelear por un caso particular. A mi, no me sirve de nada tener justicia por Luciano, si prendo la tele y veo a otra madre llorar porque le han matado a su hijo en un barrio”.

Por su parte Juan Manuel Combi, abogado de la familia alertó que “los libros de las comisarias no están rubricados y eso significan que pueden ocurrir casos como Luciano todos los días”.

El Espacio para la Memoria

Más adelante, consultado por este medio, el titular de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, Pablo Pimentel, reiteró que a poco más de un año del cierre del exdestacamento e inauguración del Espacio por la Memoria Luciano Arruga, la Intendencia debe comprender que este debe ser un lugar “de memoria y contención para los pibes del barrio. Este lugar está manchado de muerte, desaparición y tortura. Falta que se convierta en un centro de vida y de contención, y eso únicamente lo dan los que lo sufrieron, que son los familiares”.
Finalmente insistió al decir que “el espacio debe ser un centro de memoria y no una dependencia municipal más”.

Miles de personas participaron el sábado 26 de enero, de la cuarta jornada cultural en defensa de los derechos humanos, bajo el lema “yo cuento cuatro años sin Luciano, yo cuento cuatro años sin justicia”.

El evento contó con una carpa cultural ubicada sobre la Av. San Martín en la que se presentaron bandas, espectáculos infantiles, shows de Clon e intervenciones artísticas y culturales durante todo el día y entrada la noche.

Además se expusieron mesas de charlas de la que participaron familiares de víctimas de gatillo fácil y violencia institucional. En la conferencia de prensa, estuvieron presentes los abogados de la causa, Juan Manuel Combi de la APDH y Eva Asprella del Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS), el presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, Pablo Pimentel y Vanesa Orieta, hermana de Luciano y motor de la lucha.

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