Desde 1999 no perdió ninguna elección y tuvo resultados históricos. Las legislativas de este año servirán para saber qué pasará en La Matanza en las Generales de 2015. La oposición fragmentada puede volver a favorecer a un Fernando Espinoza que en 2011 validó su liderazgo en el Distrito.
Por Claudio Kappeler
Esperanzados en la teoría de que las elecciones legislativas muestran resultados que difieren de las generales, los referentes opositores de La Matanza vuelven al ruedo con la idea de instalar una posible derrota del oficialismo. Sin embargo, en los últimos 14 años ningún recuento de votos arrojó esa hipótesis, y sólo en 2009 asomó un posible recambio que se derrumbó dos años después.
Para el Gobierno encabezado por Fernando Espinoza, las elecciones de este año se convierten en trascendentales sólo cuando se piensa en 2015. Ganar sería ponerle un candado a la vaca por lo menos por seis años más. En caso de perder habría que dar de nuevo, reestructurarse hacia adentro y hacia fuera, encontrar el nuevo cauce del peronismo.
Los resultados electorales de los últimos 14 años de gestión municipal juegan a favor del oficialismo. En seis oportunidades sopapeó a la oposición y sólo una vez se encontró en desventaja, sin perder en ningún caso la mayoría legislativa.
La de 1999 fue la primera elección ganada por el sector que hoy sigue gobernando La Matanza. En aquella oportunidad, fue Alberto Balestrini el que se quedó con la intendencia y con siete concejalías. El triunfo fue ajustado pero más que meritorio ya que competía con la mediática Pinky y la Alianza se hizo fuerte a nivel país.
La compulsa legislativa de 2001 fue un trámite y Balestrini se quedó con la totalidad de las bancas en juego. Dos años después, en 2003, las cosas se hicieron similares cuando el oficialismo ganó diez concejalías, y la intendencia por segunda vez.
En 2005 llegaron los tiempos de Fernando Espinoza. Ocupó la intendencia ese mismo año, cuando su sector ganó nueve concejales. En 2007 fue electo intendente por la gente por primera vez y en esa oportunidad se hizo de ocho concejalías.
La elección legislativa de 2009 puede leerse como la única compulsa en la que el oficialismo se vio en problemas. Sólo cinco escaños ganados en el Concejo Deliberante mostraron un panorama de primer desconcierto en la gestión Espinoza.
Ante esta escena, la oposición fragmentada se ilusionó dos años después. En La Matanza se hablaba de la caída del oficialismo y hasta se hacía un paralelo con lo ocurrido en la era Alberto Pierri: su poderío duró diez años y en el Distrito se afirmaba que el liderazgo del binomio Balestrini-Espinoza no tenía mucha más vida.
El 2011 fue una prueba de fuego para Fernando Espinoza. Tenía que demostrar conducción pese a la ausencia involuntaria de Alberto Balestrini, debía ganarse mayor espacio en el Gobierno de Cristina Kirchner, y también revalidarse como intendente del distrito más importante de la Provincia. Sacó más de 390 mil votos, ganó las 12 concejalías en juego y se posicionó como uno de los favoritos del kirchnerismo.
Pese a esos resultados, hoy la oposición vuelve a decir que las elecciones legislativas difieren de las generales. Claro que el historial de apertura de urnas juega a favor del oficialismo y eso no admite discusión.
Dos miradas
La inmensa diferencia entre oficialistas y opositores locales está dada en qué se juega cada uno. El Gobierno de Espinoza ve el 2013 como una cuestión de posicionamiento a futuro cercano. Ganar es seguir siendo el intendente que cualquier presidenciable del PJ querrá tener en 2015.
Por el lado opositor la cosa sigue fragmentada. Ningún referente sabe hoy si su espacio irá con lista propia o hará alianza con otros sectores. Además primero están las PASO y -en caso de tratarse de una remake de 2011- la primera pelea será con ellos mismos.
Como sea, en La Matanza siempre se juega mucho, siempre se juega más que en cualquier otro distrito y esta no será la excepción.