Al empresario inmobiliario no se lo vio marchar pidiendo el cierre de la Ceamse cuando era concejal de la oposición. Tampoco se lo vio marchar para reclamar la aparición de Luciano Arruga. Pero ahora se lo vio por las calles porteñas pidiendo no al cierre de El Palacio de la Papa Frita. Claro, ese es su negocio, lo demás es cosa de pobres.