Se trata de la textil Püporé, de Gregorio de Laferrere. El aumento indiscriminado de tarifas y de los valores de la materia prima, sumado a una fuerte caída de la demanda, pone en riesgo la continuidad del emprendimiento autogestivo, que nació en plena crisis de 2001. Redujeron los días de actividad por la falta de trabajo y materias primas. Piden ayuda al Municipio y que el Gobierno Nacional “revea las medidas que toma”, que ponen en jaque el funcionamiento de la cooperativa.
Aumento de tarifas, suba del dólar y caída de la demanda, es un cóctel fatal que está afectando a pequeñas y medianas empresas y cooperativas de todo el país. En La Matanza, un ejemplo de ello es Püporé, emprendimiento autogestionado que nació en medio de la crisis de 2001, y que hoy se encuentra en una situación desesperante. Ubicada en Calderón de la Barca 4200, en la localidad de Gregorio de Laferrere, la cooperativa Püporé logró afirmarse en el mercado textil autogestionado. De hecho, construyeron su actual planta en un predio que tiene aproximadamente 500 metros cuadrados, al que se mudaron en 2015 luego de tres años de trabajo. Durante seis años, los miembros de la cooperativa debieron viajar desde La Matanza hasta el Barrio de Villa Devoto, donde estaban las máquinas de confección y costura de calzados.
Afirmarse en el territorio local, fue un paso enorme para el emprendimiento. “Gracias al apoyo de todos cumplimos nuestro sueño de la fábrica propia. Estamos felices y con mucho trabajo. En este momento estamos trabajando desde la Red Textil Cooperativa (RTC) haciendo los cortes vinílicos para que otras cooperativas confeccionen los muñecos de la serie de Zamba de Paka Paka.
Además, continuamos vendiendo borceguíes y zapatos como siempre”, había contado Reyes Guerrero, presidente de la cooperativa en ese entonces. Todo estaba planeado. “En planta baja se realizarán los famosos borceguíes y otros calzados; en el primer piso funcionará el rubro textil y en el segundo estará el depósito de materias primas”, se había informado desde la cooperativa. “Es un gran paso ya que ahora podremos unificar textil, confección y fabricación de calzados en un mismo espacio. La mudanza final se realizará en corto plazo cuando se terminen los últimos retoques del segundo piso”, contaba Guerrero. Pero la alegría duró poco y con la llegada del Gobierno Nacional encabezado por Mauricio Macri, el panorama se empezó a complicar.
Uno de los primeros golpes, fue la cancelación de un convenio mediante el cual la cooperativa producía chalecos antibalas para el Ministerio de Seguridad de la Nación. El acuerdo quedó sin efecto ni bien Patricia Bullrich asumió al mando de esa cartera. Luego, llegaron los aumentos indiscriminados en los servicios. Sin tarifa especial, las subas en las facturas de luz y gas pusieron a la cooperativa en una difícil situación, al punto de tener que reducir los días de trabajo. En la actualidad, las máquinas se prenden tres veces por semana. Los constantes aumentos en la materia prima, que se rigen por el precio del dólar, provocan que el precio que llega a los clientes sea muy alto en comparación a los productos importados, y que no puedan abastecerse de un stock importante de materiales para trabajar. “El año pasado ganamos una licitación municipal para hacer 3 mil pintorcitos (guardapolvos para jardín de infantes), pero al no tener la materia prima, tuvimos que responder que no podíamos cumplir y otra empresa tomó el trabajo”, ejemplificó el presidente de la cooperativa. “Todos los compañeros estábamos muy contentos, hasta nos habíamos repartido el trabajo con otras cooperativas de La Matanza, porque nos manejamos así, nos ayudamos entre todos, pero no se pudo”, añadió Guerrero. Por las dificultades económicas que se agravan día a día, la cooperativa debió cerrar las puertas de una sucursal que funcionaba en Isidro Casanova desde el año 2008, ya que, se les hizo imposible afrontar el pago del alquiler, que ascendía a 25 mil pesos mensuales. Allí, se realizaba estampería y corte de telas. Además la cooperativa cuenta con un lavadero de jeans en Lomas del Mirador, que actualmente registra “muy poco movimiento”.
“No queda otra que aguantar”
“Como trabajadores, ante la crisis, no nos queda otra que aguantar y pensar qué se puede ir haciendo”, dijo el presidente de la cooperativa que agrupa a 30 familias. En la actualidad, Püporé realiza trabajados para el Gobierno de la Nación, confeccionando guardapolvos, buzos y zapatillas. “El problema es que estos trabajos no se sostienen en el tiempo y los tiempos de cobro son muy largos, hasta 120 días luego de haber hecho la entrega. Con la caída de la demanda de particulares y la apertura de importaciones, el panorama se complica cada vez más”, explicó Guerrero. Una de las formas de afrontar la crisis que encontraron en la cooperativa, es tomar turnos en la planta, para que ningún miembro del emprendimiento autogestivo se quede afuera. “Nos ayudamos entre todos, la situación es muy difícil y estamos convencidos de que todo puesto de trabajo, significa desarrollo para el país”. Si bien no hubo aún un pedido de ayuda formal al ejecutivo local, el presidente de la cooperativo manifestó: “acá están las puertas abiertas y más que nunca necesitamos que Verónica (Magario) nos visite. Necesitamos una mano del Municipio. Llevamos muchos años trabajando y hemos demostrado ser responsables”.
“Dejando Huellas”, forma parte de la Red Textil Cooperativa y de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo. “Tenemos contacto con compañeros y compañeras de todo el país, y todos estamos siendo afectados por mismo. Hace unos días hablamos con gente de La Rioja, que lamentablemente ya están cerrando su cooperativa”, contó Reyes. Los ingresos en Püporé son reducidos y la crisis está mostrando su peor cara. Muchos los integrantes de la cooperativa, debieron buscar otras alternativas laborales, como albañilería o changas. “Todos los compañeros necesitan día a día el dinero para dar de comer a su familia. Los que quedamos somos los más grandes, que tenemos muy recortadas otras alternativas laborales. Estoy desde el principio, y el panorama que se presenta es muy similar al de 2001”, contó Daniel, miembro de la textil de Gregorio de Laferrere. Con el anuncio de nuevos aumentos en las tarifas de servicios, el panorama está muy lejos de mejorar. La preocupación de los cooperativistas se debe a que, a pesar de haber reducido el funcionamiento de la planta notablemente, las facturas de luz y gas ascienden a 5 mil pesos. “Necesitamos que el Gobierno revea las medidas que toma, que apoye la industria nacional, para fortalecernos y volver a tener trabajo”, pidió el presidente de la Cooperativa Püporé.