Por primera vez, se introdujo la figura de travesticidio para juzgar el asesinato de la activista matancera, ocurrido en octubre de 2015. “Esta es una lucha nuestra, porque esta es una palabra que venimos exigiendo para referirnos a los crímenes de odio”, explicó Florencia Guimaraes García, referente local de la lucha por los derechos de la comunidad trans.
“Irremplazable”. Así se define la figura y liderazgo de Diana Sacayán, la activista por la lucha de los derechos del colectivo travesti-trans, que fue brutalmente asesinada en octubre de 2015 en su departamento de Flores, en la ciudad de Buenos Aires. “Histórico”. De esta manera es catalogado el proceso judicial que se esta llevando a cabo para juzgar al único acusado de su asesinato, Daniel Marino, con quien la victima tenia una relación personal y que es acusado de “homicidio triplemente agravado por haber sido ejecutado mediando violencia de género, por odio a la identidad de género y con alevosía y robo”. De esta manera, por primera vez, se introduce la figura de “travesticidio”, término que comenzó a repetirse una y otra vez en los palacios de Tribunales y que definido como “un homicidio que tiene como causal el odio a la identidad de género”.
“Es muy importante que en esta Justicia, que es machista, patriarcal y misógina, se esté hablando de travesticidio, que es una lucha colectiva nuestra, porque esta es una palabra que venimos exigiendo para los crímenes de odio”, explicó Florencia Guimaraes Garcìa, activista matancera por los derechos de la comunidad trans. La utilización de este termino y su puesta en escena, no sólo en la Justicia, sino también en los medios de comunicación, es para familiares, amigos y compañeras de lucha de Diana, a una batalla ganada. Un aliciente en medio de tanto dolor. “A través de la figura del travesticidio y lamentablemente, a través del asesinato de Diana, podemos visibilizar los crímenes de odio que ocurren en nuestra comunidad”, manifestó la activista matancera. La introducción del concepto tavesticidio en este proceso judicial, fue el resultado de la lucha de familiares y amigos de la victima. “Costó mucho que se imponga esta figura. Y todavía cuesta, porque no sabemos qué puede pasar con el veredicto. Pero sí rescatamos que se haya instalado el término”, señaló Guimaraes García.
El juicio por el asesinato de Sacayán, se lleva acabo Tribunal Oral 4 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por los jueces Adolfo Calvete, Ivana Bloch y Julio César Báez. Otro de los aspectos inéditos del proceso judicial, es también que, el Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y Racismo (INADI) se presenta como querellante en una causa judicial. Al final del proceso, familiares, amigos y miembros de la comunidad esperan una condena ejemplicadora y que siente un precedente en nuestro país. Amancay Diana Sacayán tenía 39 años y había logrado convertirse en una de las activistas más importantes que lucho incansablemente por los derechos del colectivo travesti y trans. Su militancia, la llevó a fundar el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L). Además, se desempeñó como secretaria alterna de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGALAC) y fue parte del área de Diversidad Sexual en INADI. Para acompañar el proceso judicial, durante las audiencias, compañeras de Diana realizan actividades artísticas y culturales, y una radio abierta.
“¡Señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente!”, decían, casi como una suplica a todo aquel que pasara por Tribunales. “Faltan muchos cuerpos apoyando esta lucha. Si en este caso, en vez de una compañera travesti, hubiera sido una mujer, otra seria la reacción de la sociedad e incluso de los movimientos feministas. Notamos estas ausencias”, lamentó García.
Una construcción dolorosa
Diana Sacayàn era una sobreviviente del sistema prostituyente. “Ha hecho mucho daño en la autoestima de las mujeres travestis. Incluso en la mía: me costó mucho correrme de ese lugar. Todavía sigo luchando para salir de ahí porque es un lugar horrible. Tenemos que desbaratar ese discurso: no queremos que nos condenen eternamente a esos rincones oscuros”, había contado la referente matancera que en 2012 recibió su DNI femenino de la mano de la entonces presidenta Cristina Kirchner. Desde ese lugar de tanto sufrimiento, Diana fue construyendo su liderazgo a través de 20 años. “Fue un proceso que le llevó mucho tiempo y dolor, fue una construcción política y su figura es irremplazable”, aseguró Florencia. Con la muerte de la activista matancera, el colectivo travesti-trans se encuentra en una etapa de reconstrucción.
“Tanto las figuras de Diana como Lohana, (Berkins, otra reconocida militante de los derechos de las minorías sexuales), han dejado un gran vacío en la comunidad”, explicó Guimaraes García. Para la referente local de la lucha por mejorar las condiciones de vida del colectivo travesti-trans, “es complejo pensar articular acciones sin que estén ellas, que eran las que siempre nos incentivaban y le ponían la garra y el cuerpo”.
“Lo podemos ver claro en lo que fue la aprobación de la Ley de Cupo laboral. Se aprobó y un mes después Diana fue asesinada. Y esa ley está cajoneada. Estoy segura que si Diana estuviera, ya se habría encadenado a algún lugar exigiendo que se cumpla”, aseguró la activista matancera. Diana Sacayán fue una de las referentes en la lucha por la aprobación de la Ley de Cupo laboral Trans, impulsada por la diputada Karina Nazábal del Frente para la Victoria y que fue aprobada por unanimidad el 17 de septiembre de 2015 en la Cámara de Senadores de la provincia de Buenos Aires. La Ley 14.783 rige tanto para el Estado Provincial como para “sus organismos descentralizados, las empresas del estatales, las municipalidades, personas jurídicas de derecho público no estatal creadas por Ley, las empresas subsidiadas y las empresas privadas concesionarias de servicios públicos”.
Sin haber sido reglamentada, la normativa no se cumple. “Necesitamos implementación de la Ley de Cupo Laboral Trans ya, es alarmante la cantidad niñas trans que están paradas en Camino de Cintura, Carlos Casares, en Virrey del Pino”, advirtió Florencia. En la misma línea, advirtió: “necesitamos acceso al trabajo, necesitamos erradicar todas estas violencias. El Estado tiene que hacerse responsable. No podemos seguir esperando, para nosotros el tiempo es muy corto”.