La alimentación, en cantidad y calidad, está siendo la variable de ajuste socioeconómica, como lo había sido en las crisis económicas de 1989 y 2001.
Una de las consecuencias más directas de las medidas económicas del gobierno de Milei se refleja en la mesa de los argentinos, donde desde comienzos de año faltan un 17,5% de platos con carne vacuna, un 14,5% de lácteos y un 45% de panificados.
Visto desde el lado comercial, el expendio que se hace a través de los supermercados y autoservicios acumuló, en el mismo lapso, una reducción del 8% interanual.
Los más afectados fueron los alimentos perecederos, con una merma del 20,5% interanual, y las bebidas, con un retroceso del 19,1%, según la consultora Scentia.
A nivel mayorista, hubo una menor cantidad de unidades por ticket y y en frecuencia de compras.
Donde más se sintió, según CADAM, fue en postres, yogures, dulces, chacinados y bebidas en general, mientras que se registraron mayores compras de productos básicos, como aceites, harinas y azúcar.