Las señales de distanciamiento con el intendente fueron claras y hasta tensas. El presidente saliente del Concejo Deliberante le entregó a Fernando Espinoza una rendición de cuentas de su gestión y agradeció a aquellos que lo acompañaron “hasta el cementerio”.
Por Claudio Kappeler
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El presidente del Concejo Deliberante de La Matanza, Daniel Castro, se llevó ayer todas las miradas durante la sesión en la que se despidió a los concejales que finalizaron su mandato, nómina que lo incluyó y podría mostrarlo ahora en un nueva línea política interna en el PJ de La Matanza.
Con el intendente Fernando Espinoza a su derecha, sólo a unos metros, Castro cumplió su rol casi sin salir de los límites protocolares y fueron los demás concejales los encargados de distender la sesión.
En medio de la reunión legislativa, y cuando todavía no pensaba iniciar su discurso, el hasta ayer líder del HCD desequilibró las risas cuando agradeció a quienes lo acompañaron en su gestión pero “sobre todo a aquellos que me acompañaron hasta el cementerio, porque muchos me acompañaron hasta la puerta”, disparó el concejal despertando un murmullo generalizado ante un recinto repleto.
La situación vivida en el Concejo Deliberante preveía cualquier situación de tensión; es que Daniel Castro finalizó su mandato distanciado del intendente Fernando Espinoza y con la mirada puesta en la posible formación de una línea propia dentro del peronismo de La Matanza. Tan así que semanas previas a las elecciones renunció a la ya histórica agrupación Ramón Carrillo, el más oficialista de los conglomerados del PJ.
Finalizados todos los discursos de los ediles que terminaron su mandato y entregadas las medallas, con abrazos y besos de por medio entre concejales de uno y otro bando, llegó el turno del discurso final de Daniel Castro.
Antes de cualquier agradecimiento, el ahora ex presidente del cuerpo sorprendió cuando le entregó en mano al intendente Fernando Espinoza una abultada carpeta en la que se detallaba, según explicó, su rendición de cuentas de la gestión que llevó a cabo. Un claro mensaje de cuentas claras, aunque no conserven la amistad.
“No me había despedido nunca”, inició Daniel Castro que, con apenas cinco palabras, resumió la sensación que tal vez lo invadió en los últimos meses cuando vio truncada su continuidad política dentro del oficialismo. Esto enmarcado además en una figura política que, hasta hace sólo dos años, se perfilaba para continuar la línea hereditaria que inició Alberto Balestrini con Fernando Espinoza.
“Mi gratitud nace por la actitud de ustedes hacia mí”, afirmó el concejal mandato cumplido sin hacer mención de nadie en particular, aunque rápido aclaró: “Aquellos que me usaron para beneficio propio no podrán entender nunca el sentido de mis palabras”.
Visiblemente emocionado, quebrado por momentos, y nervioso -según él mismo reconoció-, Daniel Castro utilizó un sinfín de frases que denotaron un profundo trasfondo político. “Las demás conquistas, las mundanas, sólo ensalzan el ego”, dijo el edil, para rematar en otro momento: “La memoria es muy frágil para algunos”.
Varios fueron los agradecimientos que realizó el ex presidente del cuerpo, entre los que se destacaron “los militantes peronistas” por darle la posibilidad, dijo, “de demostrar que no se necesita de un título universitario para conducir un Concejo Deliberante”; y enumeró también a una serie de dirigentes del PJ local como Luis Lata, Andrés Bevilacqua, Orlando Arredondo y Mario Solano.
Reconoció a los concejales como “la más genuina expresión del pueblo, por cercanía”, Daniel Castro también tuvo palabras de agradecimiento para al líder del bloque justicialista Ricardo Rolleri, el secretario General de la Intendencia Juan Carlos Haljan y el vicepresidente del HCD Miguel Bampini, entre otros.
Llegado el momento de hablar del intendente Fernando Espinoza, a quien se limitó a llamar “compañero”, Castro le agradeció haber entendido sus “diferencias” que, según remarcó, se dieron en un marco de “no obsecuencia”.
Con la voz entrecortada, el concejal pidió poder mirar a la cara a sus hijos –se encontraban en el recinto- para pedirles “perdón” porque “en este andar muchas veces no he estado -dijo- y tal vez cuando más me necesitaban”.
Los mayores aplausos llegaron cuando mencionó al convaleciente vicegobernador y ex intendente Alberto Balestrini, a quien reconoció como su único conductor. Ensayando un diálogo con el mayor dirigente peronista de La Matanza de las últimas décadas, Daniel Castro continuó: “Gracias por haberme permitido compartir tus sueños de una Matanza más digna, te sigo esperando amigo; nos persuadiste y nos hiciste alcanzar metas impensadas, sos el artífice de este destino común que hoy goza La Matanza”, agregó.
Aunque en las últimas semanas se especuló con la idea de que el concejal podría continuar su vida política desde una función en un remozado Gabinete de Fernando Espinoza, esas posibilidades hasta podrían calificarse de remotas con sólo observar la delgada y tensa línea que separó ayer a ambos.