
El distrito de La Matanza cuenta con sólo cuatro taquígrafos, Mariela Cantero; Leonardo Savelski; Martín Silberstein y Ricardo Albertoni. Ellos desempeñan su labor dentro del Concejo Deliberante de La Matanza. En diálogo con S!C explicaron cómo es el arduo trabajo de escuchar, comprender y transcribir de manera exacta los discursos de los concejales. “El corazón de esta profesión es mantenerse fiel al sentido de las palabras”, remarcaron.
Por Ángela Tobar
atobar@periodicosic.com.ar
¿Cuál es la tarea de un taquígrafo?
Martín: Lo que hacemos es un diálogo de sesiones. Hay que pasar el debate oral a un papel, para eso usamos la taquigrafía y el grabador como herramientas, el corazón del trabajo es pasar
el lenguaje oral al lenguaje escrito, porque cuando uno pasa el texto escrito al oral es fácil, lo leés y se entiende, lo difícil es cuando pasas del oral al escrito porque si lo pones tal cual en una hoja puede decir lo contrario o no entenderse. Nosotros hacemos ese pasaje y en algunos casos agregamos las comas, los puntos, en otros casos cambiamos algunas palabras o todas las palabras, para que el sentido siga siendo el mismo, ese es el corazón de nuestro trabajo, mantener la idea y el sentido de lo dicho.
¿La taquigrafía es una profesión en extinción?
Martín: Esta labor es poco conocida en los países que tuvieron interrupciones democráticas, en lugares en los que no se quería dejar constancia de las cosas. Entonces, los taquígrafos fueron desapareciendo. Actualmente podemos encontrar en los cuerpos de taquígrafos del Congreso que hay una brecha de 25 años entre los profesionales, y ahí queda al descubierto la brecha de dictadura donde se suprimió el concurso de taquígrafo.
En argentina, ¿Cuántos taquígrafos hay? ¿En qué ámbitos se desempeñan?
Ricardo: Hay poco más de 200 para cubrir las necesidades de todo el país, y el área para desarrollarse es el parlamentario; consejos directivos de universidades; empresas; reuniones de consorcio, sindicatos. La Matanza cuenta con cuatro taquígrafos y nos desarrollamos en el ámbito legislativo.
En el HCD local, ¿Qué tan a menudo se encuentran con la situación de no encontrarle el sentido a alguna idea presentada por los concejales?
Martín: Acá nos pasa bastante (seguido) y en ese caso tenemos que ir a preguntarles qué quisieron decir, porque a veces no se entendió mucho, por mala dicción, por ruidos, aplausos o simplemente porque se confundió y realizó algún acto fallido. Suele pasar que todos los que estamos presentes entendimos lo que se quiso decir, pero se expresó mal y en ese caso respetamos el sentido y la intención de lo que se dijo. Cuando tenemos dudas de lo que se quiso decir llamamos al concejal para preguntarle y si nos convence de que quiso decir otra cosa y no lo que realmente dijo, lo cambiamos… pero si no nos convence lo dejamos tal cual fue dicho. De todas maneras, ya los conocemos bastante (a los concejales) y conocemos la idiosincrasia del lugar, entonces estamos metidos intelectualmente acá, dentro del debate.
¿Cuántas palabras escriben por minuto?
Martín: Para presentarse en un concurso te exigen alrededor de 140 palabras por minuto, para eso entrenamos varias horas por día, pero cuando ya empezamos a trabajar baja la cantidad porque es imposible seguir con ese ritmo. De todas maneras vamos adquiriendo otras habilidades, resumimos más, vamos adquiriendo más experiencia.
¿Cuánto dura una jornada de trabajo?
Ricardo: Un minuto de debate nos lleva 20 de trabajo. Nosotros hacemos turnos de 10 minutos y pasar ese turno al papel nos lleva una hora y media. Después lo revisamos, vemos los sentidos, cotejamos con la grabación, se realiza un control legislativo revisando los números de expedientes, verificando, son muchas horas.
Martín: Somos cuatro y nos dividimos el trabajo, y pese a ello una hora de debate nos lleva una semana de trabajo.
¿Cuál fue la sesión que más trabajo les llevo?
Martín: La del CARE. Ese debate fue el más largo de los últimos 20 años.
¿Qué hacen los días en que no hay sesión?
Martín: Si habría una periodicidad de sesiones, si se realizarían cada dos semanas, estaríamos prácticamente todos los días trabajando. Pero nos adaptamos acá, y bueno si no hay sesión… no hacemos nada… nuestro trabajo está en la sesión.
Los pros y los contras de ser taquígrafo
Martín: El entrenamiento es en la cabeza, por empezar tenemos el defecto que todo lo que escuchamos lo vamos escribiendo mentalmente en taquigrafía, es una tortura de por vida. Pero lo positivo es que cuando escuchás una frase, la escuchás en su totalidad, palabra por palabra y le prestas atención al sentido, tenés una sobre ejercitación cerebral que no se puede evitar. Además podemos entender mejor una conversación, nos quedan más cosas en la memoria.
Ricardo: Yo llegué a soñar en taquigrafía, tenemos empapada nuestra vida con esto, tenemos bastante agilidad mental, es una ventaja en el trabajo, pero en la vida privada es una contra, no dejás pasar una palabra.
me vino muy bien leer todo esto ya que hace un mes soy taquigrafa del HCD de Posadas Misiones, y veo que es normal todo lo q me està pasando,