Claudio Belforte tenía 45 años y, por desgracia, en la mañana del 22 de febrero se subió en la estación de Ramos Mejía al tren de la exlínea Sarmiento que no pudo frenar cuando llegaba al andén de Once.
Por Lorena Toro
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Él es una de las 51 víctimas fatales que dejó esta tragedia. Silvia, su esposa dialogó con S!C y aseguró “que van a realizar lo que sea necesario para que se haga justicia”.
Claudio, Miguel Ángel, Natalia, Daniel Matías, Marcela e Isabel vivían en diferentes localidades de La Matanza.
Cada uno tenía su familia, su trabajo, sus historias.
Seguramente alguna vez intercambiaron miradas, o rozaron sus cuerpos al empujarse para entrar a la formación del tren exlínea Sarmiento, a la cual debían subir porque tenían que llegar a horario a sus trabajos.
Pero esa mañana todos ellos subieron desde Morón o Ramos (da igual) a bordo de la unidad 3772. La misma que aparentemente se quedó sin frenos al entrar a la estación de Once e impactó violentamente contra el parachoque, que se encuentra en el extremo del andén, cobrándose 51 muertos y 705 heridos según cifras oficiales.
Dos semanas antes de que ocurriera el hecho, Claudio Belforte, había decidido que desde el 1 de marzo rentaría un charter que lo conduciría hasta la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se desempeñaba como analista de sistemas, porque su familia le insistía “que no viaje más en tren”.
Es que su mujer, Silvia, durante 25 años había utilizado este medio de transporte y en muchas oportunidades y aún estando embarazada debió caminar por las vías del tren porque “se quedaba”.
“Habíamos llegado de vacaciones el 12 de febrero, estábamos felices. Cuando él retomó su trabajo había cambiado el horario de entrada.
Debía llegar a las 9 a Córdoba y Suipacha, horario que se hace imposible viajar en el ferrocarril”, contó muy angustiada Silvia.
Cuando escuchó las noticias de la tragedia, lo llamó al celular, pero no res-pondía. Presentía el terrible final.
“Ahora no sé que vamos a hacer. Claudio era el sostén de nuestro hogar y tenía muchos proyectos.Estaba estudiando Ingeniería a distancia en la Universidad de Córdo-ba”, dijo.
La pareja tiene dos hijas una de 8 años y otra de 2 y medio, que saben que su padre jamás volverá de ninguna parte. Y que al caer la noche, cuando la casa queda vacía de toda la gente que va a visitarlos, inevitablemente llega el dolor.
“Durante el día mis hijas están bien, pero cuando llega la noche, lloran todo el tiempo. Extrañan a su papá”, dijo con la voz entrecortada Silvia, y agregó: “Vamos a realizar todo lo que sea necesario para que se haga justicia, porque es una gran injusticia que se podía haber evitado”.
Viajaban juntos
La historia de Natalia Benítez y Daniel Matías Cerricchio de 33 años conmocionó a San Justo. La pareja viajaba todos los días hacia Once. Natalia era empleada administrativa de una empresa de indumentaria deportiva, y Matías también trabajaba para la misma firma.
Hace menos de un año que estaban felizmente casados, y hacía una semana que habían regresado de sus vacaciones en Brasil, lugar que anhelaban conocer.
Pero ese miércoles fatídico, ambos iban en el primer vagón del tren, justo el lugar que sufrió el mayor impacto. Lamentablemente ambos fallecieron, justo en el día del cumpleaños de la madre del joven que esperaba que su hijo y su nuera llegaran luego del trabajo para celebrar ese día tan especial en familia, pero nun-ca regresaron.
Sus allegados cuentan que eran muy unidos, “el uno para el otro”. Ahora sus cuerpos reposan juntos en el cementerio de Las Praderas, en González Catán.
Miguel Ángel Núñez Vilcapoma
También Miguel Ángel Núñez viajaba en la primera formación. Vivía en Ramos Mejía, había venido desde Perú con su hermana Gabriela y su mamá hacia la Argentina para estudiar periodismo y logró obtener el título.
Como todos los días se trasladaba al microcentro donde trabajaba en una compañía de seguros. Pero ese día, no pudo llegar. Las cadenas de búsquedas a través de las redes sociales, daban a Miguel como desaparecido. Su foto circulaba por los medios nacionales y desde Perú, donde su padre esperaba el pasaje para viajar al lugar de la tragedia. La angustiosa y desesperada búsqueda de sus familiares llegó a su fin cuando Miguel con sus tan solo 24 años apareció en la lista de los fallecidos.
El viernes siguiente al acci-dente, amigos, familiares y allegados despidieron en una ceremonia intima al joven periodista, que fue velado a cajón cerrado en la sede de la Iglesia Bautista de Ramos Mejía, ubicada sobre Espora 32.
Su padre Agustín Núñez Rivas, en declaraciones a una radio peruana, exigió con dolor “que la empresa se haga responsable por el accidente y que debe recibir las sanciones correspondientes”.
Otras víctimas fatales
Isabel López tenía 62 años y había decidido mudarse con su hija a la localidad de Rafael Castillo. En la estación de Morón el 22 de febrero subió al tren con destino a Once, pero nunca volvió.
Al igual que Marcela Alejandra Gómez de 45 años oriunda de Isidro Casanova.
Esa mañana viajaba junto a su hija. La mujer murió en el momento, y su hija luego de estar internada volvió a su hogar, donde ya no la espera su madre y persistirá el terrible recuerdo de verla morir.