Marcela Chaparro y Albino Llanos circulaban en una moto y fueron embestidos por un auto en diciembre de 2011. Las pericias determinaron que la responsabilidad del trágico hecho fue del conductor. Hay dos imputados por homicidio culposo y contradicciones sobre quién manejaba el vehículo.
Por Soledad Martínez
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En Argentina, alrededor de 25 personas mueren por día en accidentes de tránsito, lo que suma un promedio de nueve mil al año. Estas cifras, arrojan como conclusión que este tipo de hechos son una de las principales causales de muerte en el país.
Marcela Chaparro de 20 años y Albino Llanos, de 21, dos jóvenes que vivían en Gregorio de Laferrere, son dos víctimas más de esta triste estadística que se lleva miles de vidas, dejando familias destrozadas.
Como todos los días, el 12 de diciembre Marcela Chaparro salió de su casa junto a su madre para dirigirse al taller de costura en el que ambas trabajan. Poco antes de llegar a la parada, la mujer y su hija perdieron dos colectivos.
Minutos después, la joven recibió un mensaje de texto de Albino Llanos, su amigo, quién le propuso pasar a buscarla por su casa para llevarla a su lugar de trabajo. Entonces Marcela regresó a su hogar. “Le di un beso y le dije que se cuide”, recuerda siete meses después Silvia Segovia, su madre.
Albino recogió a la joven y ambos partieron en la moto. Unos minutos después de las 7 de la mañana, ambos circulaban por la avenida Federico Russo, y al llegar a la intersección con la calle Iberá, un auto los embistió.
El joven murió en el acto. Marcela, permaneció internada 16 días en el Hospital Simplemente Evita de González Catán, pero no pudo sobreponerse de las graves heridas que sufrió en el accidente. Murió el 28 de diciembre de 2011.
“Cuando llegué al trabajo, empecé a mandarle mensajes y llamarla. Intentaba comunicarme pero era imposible. Pensé que algo había pasado”, relató la madre de la joven.
Alrededor de las 10 de la mañana, un patrullero llegó a la casa de la familia y fue Noelia Chaparro, la hermana menor de Marcela, la que recibió la noticia de que la joven había sufrido un accidente.
Según consta en la causa, a cargo de la Fiscalía de Instrucción Nº 1 de La Matanza, el auto era conducido por Rubén Oscar Martínez, quién iba acompañado por su hermana, Karina Elizabeth Martínez. Pero según los testigos del hecho, la que iba al volante esa mañana era la mujer. Ambos están imputados por “Doble Homicidio Culposo”.
Los hermanos salieron de una gomería y tomaron Federico Russo. Al doblar en un boulevard a toda velocidad, embistieron a la moto en la que viajaban los jóvenes. Fueron los testigos los que evitaron que escapen. “Aparentemente, la mujer en vez que pisar el freno, piso el acelerador”, dijo Noelia Chaparro, sembrando la duda con respecto a quién conducía el vehículo realmente.
Los peritajes realizados por la policía revelaron que la culpabilidad del accidente fue del conductor del auto, ya que los chicos circulaban por su mano, a la velocidad permitida para una moto.
“Nosotros entendemos que fue un accidente, pero nunca se acercaron a decirnos nada, ni a pedirnos disculpas”, manifestó Jorge Chaparro, padre de Marcela. En un acto de desesperación, el hombre salió a buscar a los responsables. “Sé que no es la forma, pero a veces se te cruza por la cabeza hacer una locura”, agregó.
En tanto, Silvia Segovia se preguntó: “¿En qué queda todo esto? Dos familias destruidas y no pasa nada. Albino era un chico trabajador y dejó a un bebé de seis meses y nuestra hija era todo. Nosotros queremos como mínimo que le saquen el registro”.
El debate pendiente
A pesar de las impactantes cifras que ponen a los accidentes de tránsito como una de las principales causas de muerte, en el país todavía hay un debate pendiente con respecto a las legislaciones y a las penas que se aplican a los conductores que matan al volante.
La legislación Argentina, estipula una pena de dos a seis años de prisión para las personas halladas culpables de causar la muerte en este tipo de hecho e inhabilitaciones para conducir por diversos lapsos de tiempo, pero en raras ocasiones se determina el cumplimiento de prisión efectiva.
“Como todos los papeles del auto y el seguro estaba en orden, solo estuvieron demorados en la comisaría y siguen manejando como si nada hubiera pasado”, contó Jorge Chaparro.
En ese sentido, la madre de la joven agregó: “Todos los días levantaba a Marcela para ir a trabajar, le preparaba el desayuno y salíamos. Hoy me subo al colectivo y no la tengo, lo mismo a la vuelta y tengo que tomar coraje para volver a casa y ver sus cosas, sus fotos. Esperamos el sábado para ir al cementerio y que no le falte una flor. ¿Por qué tenemos que vivir todo eso y este tipo (por Rubén Martínez) anda lo más tranquilo?”.
Para homenajear a los jóvenes y evitar que el hecho quede en el olvido, la familia de Marcela quiere colocar una placa recordatoria en el lugar del accidente. Para ello, iniciarán los trámites correspondientes en el Concejo Deliberante de La Matanza, para obtener la autorización del cuerpo legislativo.
Una familia marcada por la tragedia
Rubén y Leonardo Chaparro, son dos hermanos que padecen el mismo dolor de perder un hijo. A la muerte de Marcela, la precedió el fallecimiento de David Chaparro, el 30 de diciembre de 2004 en el boliche República Cromañón.
“Cuando pasó lo de David, yo miraba a mi hermano y pensaba que jamás podría pasar por algo así, y hoy estoy acá. Muchas veces me mandan a un psicólogo, pero yo solo necesito hablar con mi hermano, porque él lo pasó”.