Un coche bomba explotó este lunes cerca de una comisaría en el sureste de Turquía y mató al menos a ocho personas en medio de una escalada de violencia entre rebeldes kurdos y fuerzas de seguridad turcas, informaron autoridades. El atentado ocurrió en la localidad de Gaziantep, cerca de la frontera con Siria, donde decenas de miles de sirios que escapan de la guerra en su país están refugiados en campamentos levantados por las autoridades turcas.
En la zona operan los rebeldes separatistas del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), cuya campaña armada separatista de más de dos décadas se intensificó en las últimas semanas.
La cadena de TV NTV y la agencia de noticias turca Anatolia citaron a fuentes policiales que dijeron que la bomba estaba oculta en un auto estacionado cerca de una parada de colectivo y que fue detonada por control remoto.
NTV dijo que ocho personas murieron y 50 resultaron heridos, mientras que Anatolia también habló de ocho fallecidos pero de 61 heridos, informó la cadena CNN.
El atentado llegó en un momento delicado para el gobierno del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que junto a Occidente y a aliados árabes busca forzar la renuncia del presidente sirio, Bashar Al Assad, asistiendo a la oposición armada que lo quiere derrocar desde hace 17 meses.
Dentro de sus fronteras, el Estado turco ha dado más derechos culturales a los kurdos, que representan el 20% de los 75.000 millones de habitantes del país, pero la desconfianza entre ambas comunidades sigue siendo muy alta.
Tuquía teme que el caos es Siria permita que los grupos separatistas kurdos se organicen dentro de ese país para intensificar su campaña por la independencia de las zonas de mayoría kurda del sureste turco.
El PKK tiene bases en el norte de Irak, y la aviación de Turquía las bombardeó varias veces en los últimos años.