Los últimos estudios realizados en el Distrito muestran que casi el 80 por ciento de las PyMEs encuestadas empeoró su situación económica en el segundo trimestre, mientras que el 60 por ciento de las empresas despidió empleados en los primeros seis meses de 2018. En el sector de la construcción se perdieron cerca de 3000 empleos y unas 20 empresas del sector metalúrgico están en crisis.
Cintia Vespali vive en la localidad de Ramos Mejía y desde hace 20 años mezcla su actividad comercial, es dueña de un gimnasio, con la “movida solidaria”. Constantemente juntando ropa, calzados y alimentos para hacérselo llegar a quien los necesite, la mujer fue gestando el proyecto que en la actualidad llega a personas de distintos puntos de La Matanza y otros de zona Oeste.
Fue en 2014 que un “bajón personal” la llevó a darle un marco formal a la actividad solidaria que venía realizando hace dos décadas. “Suele pasar que atravesar una desgracia personal, nos despierta hacer algo por el otro”, señaló Cintia. Así nació Maravillas Solidarias, con la idea de “potenciar las acciones y contagiar a los demás”. Con la tramitación de la personaría jurídica en las últimas instancias, la entidad lleva adelante una serie de actividades solidarias. La mujer participa de las recorridas nocturnas llevadas a cabo por la Fundación Sí en zona Oeste y colabora mensualmente con un merendero de Florencio Varela. A nivel local, Maravillas Solidarias se une a Manos a la Olla, un grupo de voluntarios que acerca un plato de comida a personas en situación de calle, los días miércoles en San Justo.La cita es en la intersección de las calles Arieta e Indart, a las 21.00. Allí Cintia arma un “perchero solidario”, con prendas de vestir y calzados a la que pueden acceder todos aquellos que lo necesiten. “Por suerte o por desgracias, cada vez son más los que se acercan, porque entre ellos mismos se van contando que los miércoles pueden venir a buscar ropa”.
Las familias que se acercan a buscar un plato de comida o alguna prenda de vestir, por lo general, son numerosas. Este es uno de los factores a los que Cintia atribuye el aumento de concurrencia a las “Ollas” y “percheros solidarios”, en un contexto económico y social complicado. Pero además de abarcar necesidades alimenticias o de vestimenta y calzado, el objetivo de Manos a la Olla y Maravillas Solidarias es de crear un vínculo, charlar, con todos los que se acerquen. “Esto me abrió una nueva experiencia, conocer un terreno que nunca exploré. Nunca se me hubiera ocurrido, por ejemplo, hablar en la calle con un indigente. La verdad es que no se me hubiera ocurrido. Y ahora, si veo una persona en situación de calle, no puedo pasarlo por alto. Cambió por completo mi visión”, manifestó Vespoli. En la misma línea, la mujer agregó: “te encontrás con historias muy duras y realmente agradezco haber encontrado este camino. No sos ni mejor ni peor persona por hacer esto, sólo aprendes a no pasar por alto este tipo de realidades”.
Ideas nuevas
El perchero es sólo una de las variantes solidarias que “Maravillas” lleva adelante. Mensualmente, se van sumando consignas específicas para armar diversos kits. Pueden ser navideños, a fin de año, escolares o de higiene. Durante septiembre, el objetivo es hacer llegar a los sectores más vulnerables, “la cena perfecta”. Este kit debe contener cuatro productos: un paquete de fideos, una lata de tomate, una leche y un flan en polvo para preparar, todo envuelto en papel celofán con una nota de cariño para quien lo reciba. “De esta manera, guiamos a las personas que quieran colaborar. Porque a veces la gente no sabe si un paquete de fideos, por ejemplo, es mucho o poco. De esta manera, con una consigna clara, es mucho más práctico para el que dona y para nosotros. Por supuesto que el que quiere y puede sumar otro producto, puede hacerlo”.
Si bien Cintia lleva 20 años realizando acciones a beneficio, con la formalización del proyecto, la responsabilidad creció. Para contar con un ingreso fijo que ayude a sostener las actividades, la mujer creó el Club Solidario, que cuenta con 60 socios que aportan mensualmente 120 pesos. Con ese dinero, se cubren las necesidades que vayan surgiendo, ya sea la compra de alimentos u otros productos. “Estoy muy agradecida de la respuesta que tengo. Voy aprendiendo todo el tiempo. Sé que no se puede apabullar a la gente, que tienen sus tiempos y hoy todo está muy complicado a nivel económico”, señaló Vespali. A dos años de la creación de Maravillas Solidarias, Cintia alquiló una casa que se encuentra en la Avenida Palacios 564, en Ramos Mejía, para que funcione como sede de la entidad. Este fue uno de los requerimientos para obtener la personería jurídica. “Una vez finalizado el trámite, el objetivo es poder gestionar donaciones de empresa”, explicó. En tanto, en la sede de Maravillas, reciben y guardan donaciones, mientras que en un futuro inmediato la idea es brindar talleres a bajo costo, para recaudar el dinero necesario para pagar el alquiler y los servicios de la vivienda.
De La Matanza al Impenetrable Chaqueño
Manos a la Olla es un proyecto solidario creado por un grupo de jóvenes de distintos puntos del conurbano bonaerense, que tiene como objetivo poner al alcance de personas en situación de calle y vulnerabilidad un plato de comida.Junto a Maravillas Solidarias, ofrecen cada miércoles un plato de comida y ropa a personas en situación de calle. Juntos también, viajarán el 28 de septiembre al Impenetrable Chaqueño.
Quienes quieran colaborar, pueden hacerlo donando alimentos no perecedero, artículos de limpieza, ropa y calzados, acercándose hasta el miércoles 26 de Septiembre a Coronel Allende 11, Ramos Mejía, de lunes a sábado de 18 a 20 horas. “Todo suma y es una gran oportunidad de ayudar a aquellas personas que lo necesitan muchísimo, pero que es muy difícil acercarles nuestra ayuda debido a las grandes distancias”, señalaron desde la entidad.En el Impenetrable visitarán cuatro comunidades wichi. “Lo que más se necesitan son alimentos no perecederos”, remarcó Vespali, que invita a no solo donar los alimentos, sino a enviar el kit de la “cena perfecta”, con un mensaje para quien los reciba. Cintia se muestra agradecida porque cada vez que surge un pedido, la comunidad responde.
“La gente ve que lo que da, llega. Eso es fundamental”, dijo la mujer que cambió el auto por una camioneta, para poder llevar más donaciones. “Por supuesto tuve que poner dinero de mi bolsillo para hacerlo, pero yo lo disfruto, me gusta y lo hago con amor”, agregó Cintia. Para llevar adelante esta tarea, no sólo se necesitan personas que donen, sino que es fundamental el apoyo de la familia. “Todo esto lleva tiempo, yo dos noches por semana no estoy en mi casa, porque estoy en las recorridas de la Fundación Sí o con el Perchero Solidario. Mi pareja me ayuda y colabora, sino sería imposible”, aseguró.