El docente matancero batalló con un tumor cráneo facial durante 13 años, siempre con optimismo y perseverancia. En 2013 editó su obra “Caminos de Revolución” y en este año se convirtió en padre de una nena a la que junto a su esposa llamaron “Lluvia”.
Luego de 13 años de batallar fuertemente contra un tumor cráneo facial, el 12 de agosto falleció Pablo Saavedra, el docente de Gregorio de Laferrere que con su historia movilizó a miles de personas que se sumaron a una cruzada solidaria que tenía como objetivo que “Pabloche”, como lo llamaban sus amigos, pudiera ser tratado en Estados Unidos.
En ese país fue intervenido en dos oportunidades, pero la enfermedad recrudeció y en los últimos meses su estado de salud desmejoró y se encontraba internado. El 12 de agosto sufrió un paro cardiaco y falleció a los 36 años, provocando un gran pesar en toda la comunidad.
La enfermedad que los aquejó durante más de una década lo llevó a modificar rotundamente su vida. Viajes, operaciones y tratamientos se volvieron parte de su rutina. A pesar de lo complejo y doloroso de los procedimientos a los que fue sometido, Pablo se mantuvo optimista, de buen humor y con un gran poder de adaptación, incluso a la pérdida total de la visión.
Pablo había combinado dos de sus pasiones, la música y la literatura, en su obra “Caminos de Revolución”, lanzada en mayo de 2013. El trabajo estaba compuesto por un disco y un libro con canciones y textos sobre temáticas sociales.
Caminos de Revolución nació con fines solidarios, ya que Pablo quería “devolver” todo lo que la comunidad lo había ayudado. En septiembre de 2013, el docente donó instrumentos musicales a la Escuela Primaria Nº 176 de Gregorio de Laferrere, que fueron comprados con la recaudación de su obra. “El objetivo que los chicos de bajos recursos de esta comunidad puedan disfrutarlos y expresar su arte a través de la música”, había dicho en esa oportunidad.
Pablo también había formado una familia, junto a su esposa se convirtieron en padres, a principios de este año, de una nena a la que llamaron Lluvia .
Sus familiares y amigos destacaron el optimismo y fortaleza con la que el docente afrontó estos años de lucha.