Niña con TGD puede quedar excluida del jardín porque no tiene una acompañante terapeútica

Alma tiene 4 años y fue diagnosticada con Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado. Hace unas semanas comenzó el nivel inicial, pero por su condición necesita que una profesional la acompañe a diario, de lo contrario, no puede ingresar al jardín.  La obra social cuenta con tres profesionales por zona, que ya están asignados a otros casos. 

Por Soledad Martínez

smartinez@periodicosic.com.ar

El lunes 2 de marzo Alma Verón comenzó a dar sus primeros pasos en el nivel inicial en el colegio privado Sol Naciente del barrio El Talita de González Catán, pero si su familia no consigue una acompañante terapéutica para cuando termine el periodo de adaptación, la nena no podrá continuar asistiendo al establecimiento.

Es que a los 3 años, la pequeña fue diagnosticada con el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado, por lo que necesita de apoyo profesional dentro del jardín para asistir y esa es una condición excluyente.

Durante las primeras semanas, los chicos que ingresan en el nivel inicial atraviesan un periodo de adaptación, en el que están presentes los padres que de manera paulatina van dejando a los chicos solos con las maestras.

“En esta etapa me permiten quedarme con Alma en la sala, pero una vez que la adaptación termine, si no consigo una acompañante terapéutica, no puedo llevarla más”, explicó Romina Pereyra, mamá de la nena.

La nena tiene cobertura de la obra social de trabajadores del Fibrocemento, ya que su papá trabaja hace 11 años en la fábrica Acindar. El problema se presentó, debido a que la obra social cuenta con tres profesionales destinados a la zona, que ya fueron designados a otros casos.

“En la obra social me pasaron los datos de otros profesionales, pero no se pudo concretar nada, porque viven lejos o porque a esta altura ya están trabajando en otros casos”, contó la mamá de la nena que inició una carrera contra reloj para conseguir una profesional.

Para lograr su objetivo, Romina Pereyra inició una campaña en las redes sociales, pidiendo ayuda para su hija.

Más allá de dar con una profesional disponible, las reglamentaciones del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires, exigen ciertos requisitos para que el establecimiento apruebe el ingreso del mismo. La acompañante terapéutica debe contar con monotributo activo, pertenecer a una institución habilitada que avale su trabajo, estar inscripto en el registro nacional de prestadores y tener seguro social y de mala praxis.

“Esta reglamentación es reciente y por eso se dificulta tanto. Me entrevisté con algunas acompañantes, y al faltarle algunos de los ítems, no se puede continuar”, señaló Pereyra.

La niña concurre al turno tarde, por lo que el horario que debería cubrir el profesional es de 13 a 17.10. La obra social se haría cargo de los honorarios, pero delegó en la familia de la nena la tarea de encontrar un profesional que cumpla con el rol de acompañante terapéutico escolar.

El Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado es utilizado para describir alteraciones graves y generales del desarrollo de la integración social, de la comunicación  verbal, no verbal, y de conducta.

Vivir con TGD

Quienes padecen este trastorno presentan alteraciones en las tres áreas del desarrollo; interacción social, comunicación y conducta,  pero no presentan las características claras para poder definirlas en los criterios clínicos para un trastorno específico, es decir, para determinar que se trata de: Trastorno autista, un Síndrome de Rett, un Trastorno Desintegrativo Infantil o un Síndrome de Asperger.

Para tratar este trastorno, Alma realiza diversas terapias; ocupacional, cognitiva conductual, psicopedagogía y física. La continuidad de la menor en el nivel inicial es fundamental para su progreso.

“Su neuróloga me dijo que es muy importante que ella vaya al jardín todos los días para poder avanzar”, manifestó la mamá de la nena. La compañía de una profesional que se ocupe exclusivamente de Alma es estrictamente necesaria. “Ella, hasta el momento, no acata las órdenes, entonces deambula por la sala, puede llegar a gritar. Tampoco sabe como pedir las cosas y recién ahora comenzó a hablar”, detalló la mujer.

Alma fue diagnosticada a los 3 años de edad después de haber pasado por varios estudios médicos, exámenes genéticos, de sangre y neurológicos, entre otros. La niña cuenta con certificado de discapacidad, pero como su papá trabaja en blanco no le corresponde una pensión.

“Somos una familia humilde. Vivimos en una casa en el mismo terreno de mis suegros y tenemos un solo dormitorio para cuatro personas, ya que además de la nena tenemos un nene de 5 años. Aunque intentamos, no hemos podido acceder a un plan de vivienda para poder darle a Alma la comodidad que necesita”.

Otro de los requisitos que debe cumplir la familia de Alma para que la nena pueda continuar en el jardín, es conseguir la intervención de una escuela de educación especial en el área pedagógica, que envíe una maestra integradora cuatro horas semanales. “En las escuelas en las que me anoté en noviembre del año pasado, quedé en lista de espera y aún no he podido conseguir una maestra integradora”, contó Romina Pereyra.

“Estamos haciendo todo lo que podemos y más para conseguir a los profesionales que acompañen a nuestra hija en el proceso de aprendizaje. Tiene derecho a la educación igual que todos los nenes y nenas, pero ella es especial y su continuidad en el jardín está en peligro”, se lamentó la mamá de la nena.

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