La Escuela Técnica 13 de Virrey del Pino exige que se finalice la construcción de su edificio

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El proyecto consta de 3 etapas, de las cuales solo se finalizó una. El establecimiento tiene una matrícula de 650 alumnos que deben tomar sus clases en aulas modulares que quedaron de manera permanente desde el año 2007.

“Es la historia de la mayoría de escuelas técnicas de La Matanza”, dice Noberto Mendiolar, docente de la Escuela Técnica N° 13 de Virrey del Pino y que reclama que se finalice con la construcción del edificio del establecimiento, que se inició en 2009 y que se ha completado solo en un tercio.

Los reclamos, los pedidos formales y las medidas de fuerza se han convertido en una constante para esta comunidad educativa, mientras que la matrícula sigue creciendo y la situación de los alumnos se ve cada vez más complicada, por el hacinamiento y la falta de cupos en el comedor del establecimiento, que solo puede ofrecerles un alfajor o una oblea para la extensa jornada que la educación técnica requiere.

El establecimiento funciona en dos sedes separadas por unos 300 metros, en el barrio Nicole, ubicado a la altura del kilómetro 35 de la Ruta Nacional N° 3. Allí concurren unos 650 alumnos que van de las aulas modulares de chapa, colocadas en el año 2007, a los talleres que funcionan en la única parte del edificio nuevo que fue finalizada.

“De la totalidad del proyecto solo se culminó un tercio”, contó Mendiolar. La construcción se inició en el año 2009 y tras varios reclamos, se suponía que la segunda etapa se finalizaría en marzo de este año. “La clases empezaron y la obra todavía no estaba terminada. De hecho, los trabajos están muy atrasados y no pareciera que se terminará en un corto plazo”, agregó el docente.

El proyecto que comenzó a ejecutarse hace 6 años, consta de tres etapas. La primer parte del edificio se entregó en 2011, pero ya tenemos problemas estructurales, porque no hubo demasiado control sobre los trabajos. La segunda aún no se termina y de la tercera, ni hablar. Todavía no se hizo la licitación”, resumió Mendiolar.

Según el cálculo realizado por el docente, cada etapa demanda alrededor de 4 años. Por lo que la escuela podría estar terminada en unos 5 o 6 años. “Realmente no parece que esto vaya a solucionarse pronto”, lamentó el docente.

El objetivo de las aulas modulares es brindar una solución temporal a las falencias estructurales en las escuelas. Sin embargo, en la Técnica 13, dichas aulas de chapa quedaron de manera definitiva. Al igual que los baños químicos que se colocaron en el establecimiento.

“Hay un tremendo desfasaje entre las necesidades de la escuela y lo que nos brinda el Estado. La matrícula y la demanda crece. En la escuela se agregó una nueva especialidad y las obras van tan atrasadas que lo que pedimos hace un par de años, ya no nos sirve”, explicó Norberto Mendiolar.

Los alumnos de la escuela toman sus clases teóricas por la mañana en las aulas modulares y luego de un receso se trasladan a los talleres para tomar las clases prácticas. En la segunda etapa está contemplada la construcción de un espacio destinado al almuerzo y recreación de los chicos en los horarios libres. “La falta de un edificio abre muchas aristas, por ejemplo, estos chicos no tienen un lugar donde estar mientras esperan”, remarcó el docente.

En ese sentido, Mendiolar agregó: “Muchos alumnos no viven cerca de la escuela, entonces no pueden volver a sus casas para almorzar y quedan deambulando en la calle, porque no hay un espacio, ni siquiera una plaza en la que puedan quedarse”:
“La educación técnica requiere de mucho esfuerzo, tanto de los alumnos como de las familias. Estos chicos de están preparando para el futuro, para insertarse en el mercado laboral y es muy difícil en estas condiciones”, dijo el docente.

A los problemas edilicios de la escuela, se le suma la bajísima calidad de la vianda que provee el gobierno de la Provincia para los alumnos. Los alumnos que concurren al establecimiento tienen entre 13 y 18 años.

“El aprendizaje demanda un esfuerzo intelectual enorme y estos chicos que se levantan muy temprano, que viajan en un colectivo lleno y tiene que estar hasta la tarde estudiando, realizando talleres, educación física y solo podemos ofrecerle una oblea o un alfajor”, contó Mendiolar.

“Tras los reclamos realizados, conseguimos 100 cupos más para el comedor, pero de todas maneras no alcanza. Muchos de nuestros alumnos son de familias muy humildes y nosotros hacemos lo posible para ofrecerles un mate cocido, porque no tienen para comprar comida fuera de la casa”, agregó el docente.

La escuela cubre la demanda no solo del barrio, sino también la de zonas aledañas. “La escuela está a unas 35 cuadras de la ruta, y muchos chicos viene del otro lado (de la Ruta Nacional N°3), son de familias humildes que hacen un gran esfuerzo para que sus hijos puedan estudiar. Lo único que pedimos, es que el Estado garantice las mejores condiciones para ellos”, manifestó el docente.

La comunidad educativa de la Escuela Técnica N° 13, realizó asambleas y movilizaciones y han determinado llevar el reclamo a las calles, para que logre mayor visibilidad. A las marchas al Consejo Escolar de La Matanza, sumaron un corte de la Ruta 3, a la altura del kilómetro 35 y una “volanteada” para contarle a la comunidad la situación y una radio abierta.

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