El joven fue gravemente herido durante un robo que sufrió a la salida de la escuela, en Isidro Casanova. En el hecho, recibió un disparo en el cuello. En la actualidad, Wolfie no puede movilizarse por sus propios medios y necesita asistencia mecánica respiratoria. Para que pueda regresar a su hogar, su familia debió llevar a cabo reformas estructurales en la vivienda, y lo lograron gracias a la solidaridad de toda la comunidad.
Pasaron 16 meses desde que Sebastián Wolfang Ribeiro Couto salía del Instituto América Latina, de Isidro Casanova. Había caminado unas cuadras con sus compañeros cuando dos delincuentes los increparon para robarles los celulares. Wolfie se demoró mientras se quitaba los auriculares que estaban conectados a su teléfono y uno de los ladrones le disparó en el cuello.
Desde ese día, el joven permaneció internado. La gravedad de la herida dejo al joven sin la posibilidad de moverse por sus propios medios y con asistencia respiratoria mecánica. Pero Wolfie manifestó sus enormes ganas de volver a su casa, a pesar de las dificultades.
Que la clínica en la que se encontraba internado quedará lejos de su familia y amistades, fueron determinantes para hacer lo imposible para regresar a su casa. “Antes tenía miedo por el respirador, no me animaba. Pero un día le dije a mi papá: llevame a casa”, contó Wolfie, que admitió que esos primeros días fueron “raros” y que extrañaba a sus enfermeras.
Las ventajas de estar en su casa, no solo se relacionan con su salud, ya que en la clínica estaba expuesto a las infecciones intrahospitalarias, sino que psicológicamente el hecho de estar internado por más de un año, lo estaba afectando.
Entonces su familia comenzó a preparar el camino para cumplir con el pedido del adolescente de 17 años. Pero para concretar el regreso de Wolfie a su casa, había que llevar adelante modificaciones estructurales en su hogar de Gregorio de Laferrere.
“Donde Wolfie eligió estar es un dúplex, en su antigua casa, su habitación estaba en un primer piso. Este dúplex tenía espacios muy reducidos y tuvimos que hacer ampliaciones y mover los baños de lugar para hacerlos más grandes, cambiar muchas cosas para poder moverlo en la casa y reacondicionarlo para que tenga un lugar óptimo para su condición respiratoria y su estado de ánimo. Además, también tenemos que pensar en un lugar para el enfermero que lo va asistir las 24 hs”, había explicado Diego Ribeiro Couto, papá de Wolfie.
Para llevar a cabo las obras necesarias, familiares y amigos de Wolfie llevaron adelante una campaña solidaria para recaudar fondos para costear las obras y luego de algunos meses de preparación, el joven regreso a su hogar.
“Algo que parecía imposible en un principio, y a medida que pasaban los meses, inalcanzable. Ahora es real”, manifestó el papá del joven a través de las redes sociales. Además, Diego agregó: “está claro que entre todos lo hicimos posible para que vuelva.
Cada pequeña ayuda fue importante”.
La familia de Wolfie agradeció el apoyo que recibieron tanto de amigos y conocidos, como de aquellas personas totalmente ajenas a su entorno. “Son muchas las personas que nos ayudaron, organizando distintos eventos, con materiales, con mano de obra, amigos, familiares, muchos desconocidos que se hicieron amigos”, dijo el papá de adolescente de 17 años.
“¡WOLFIE ESTÁ EN CASA! Algo que suena tan simple para cualquiera, pero para nosotros es muy importante y para él mucho más, ya que es el inicio de un «largo» camino para su recuperación”, remarcó Ribeiro Couto.
Ahora, en su casa, una de las cosas que más disfruta, es pasar tiempo con su hermana Dorothy, de 10 años. “La ayude a hacer un trabajo de la escuela”, cuenta con felicidad, un pequeño detalle diario, que esta para la familia tiene mucho significado.
Si bien su condición sigue siendo delicada, Wolfie tiene pequeños avances que significan mucho. Su papá destaca “la gran fuerza de voluntad de querer todos los días superarse con sus ejercicios y hacerle frente a lo que supuestamente no”. Ahora, el desafío es que el adolescente vuelva a respirar por sus propios medios. Para ello, diariamente es desconectado del respirador por lapsos breves.
“El kinesiólogo nos explicó que llevara un tiempo y dependerá de él, que tiene que aprender de nuevo a respirar por sus propios medios”. Una vez que la asistencia respiratoria quede atrás, Wolfie ya tiene planeado su próximo objetivo: mover los brazos.
Y más allá de su recuperación, el joven tiene otras metas. Por ahora estudiará idiomas. “Una vez que pueda mover los brazos, quiero estudiar derecho y psicología en la UBA”, contó.
De limitaciones, ni hablar
Tras el asalto, Wolfang Ribeiro Couto despertó en terapia intensiva, entubado, consiente del hecho que lo había llevado a estar en ese lugar. En la clínica debió aprender a pasar el tiempo y a aceptar lo que ya no podía hacer. “Me fui acostumbrando. ¿Qué se le va hacer, para qué llorar si no solucionas nada?, reflexionó.
Luego llegaron los días en los que sus amigos comenzaron a realizar eventos solidarios. “Me contaban todo y, más o menos, iban organizando conmigo”, recordó el joven que, si bien se sorprendió por la ayuda que recibió, reconoce que hubiera hecho lo mismo por ellos.
Wolfie remarca su agradecimiento a sus amigos, familiares y a la comunidad educativa del Instituto América Latina, establecimiento a que regresará el 15 de diciembre, para recibir su diploma de egresado, mientras se prepara para rendir las materias de manera libre en su hogar.
En tanto, Diego, su papá lamenta que “siempre es la gente la que responde. Porque el gobierno, no lo hace. Esto no fue una enfermedad, ni un accidente, un tipo vino y le pego un tiro y nadie se hace cargo”.
Ante la fe, Wolfie se define como agnóstico y se marca como su propio apoyo. “Si no lo hago yo, no lo va hacer nadie. Trato de no limitarme”, dice.
Para el joven hubo momentos de “bajón”, pero asegura que duraron pocos. “En la clínica había gente que estaba peor que yo”, recuerda. Fuerza de voluntad y determinación para cumplir con las metas establecidas, sobran. “No es fácil verlo así, pero yo creo que él es capaz y de a poco va a salir”, manifestó Diego Riberiro Couto.