Un semillero con marca registrada

 

La escuela de fútbol La Marca funciona en Villa Luzuriaga (Cuba 720) desde el comienzo de los años ´90. Acuden allí más de 250 chicos que practican fútbol cinco y once. Actualmente, la entidad deportiva articula con San Lorenzo de Almagro, donde los jugadores son probados y en 2011 seis chicos fueron incorporados por el club de primera. Rescatan diariamente la importancia de la competencia deportiva en un presente donde los videojuegos y el aislamiento de niños y adolescentes son moneda corriente.

Los potreros, las canchitas de barrio, los torneos callejeros ya no son moneda corriente en esta nueva sociedad cibernética. Los chicos prefieren gambetear en la Play que ponerse los cortos y jugar un picado. Sin embargo, el fútbol está vivo y los clubes parecen ser el refugio para mantener el espíritu deportivo de niños y adolescentes.

La escuelita de fútbol La Marca que funciona en Villa Luzuriaga es uno de esos espacios donde la llama futbolística enciende la mecha de la competencia, la amistad, el juego y la sociabilización de los chicos que buscan más allá del Winning Eleven.

 

Comienzo y presente

 

Roberto Fernández, uno de los coordinadores de La Marca, dialogó con S!C sobre el nacimiento del espacio deportivo y el trabajo a lo largo de los años. “En el año 1995 creamos la escuela de fútbol que funcionaba en otras canchas. El nombre se puso porque queremos dejar una marca en los chicos que pasan por aquí. En el 2001 me tocó viajar a Ecuador por trabajo y quedó a cargo Gastón. Hace un año regresé al frente y comenzamos a reestructurar algunas cosas”, relató el entrenador.

Actualmente, La Marca funciona como una filial del club San Lorenzo de Almagro y cuenta con siete profesores en cancha de once y cuatro en baby.

En este año, el club salió campeón anual de la liga nacional B. “La categoría 98 salió campeón anual (apertura, clausura, general y copa campeones), la 2004 de treinta partidos perdió uno solo y salió primera en los torneos del año, al igual que la categoría 99 mientras que la 2001 salió campeón del clausura y subcampeón anual. Todas las categorías del baby fútbol de La Marca se adjudicaron el primer puesto anual con una diferencia de más de 70 puntos con el segundo”, enumeró los logros Roberto.

 

A probar

 

Desde La Marca, se impulsa el crecimiento profesional de los chicos que pretenden continuar una carrera Deportiva. Por ello, a través del acuerdo con San Lorenzo, muchos chicos realizan pruebas y, en 2011 seis fueron los jugadores que quedaron dentro de la institución de primera división. A su vez, también hay pruebas en otros clubes tales como All Boys, Defensores de Belgrano, Ituzaingó, etc. “Lo bueno de las pruebas es que no son de un solo día. Hemos tenido a chicos en prueba por dos meses en San Lorenzo”, resaltó Roberto y sentenció: “El sueño máximo de un formador es ver que un chico que tuviste a los cuatro años juegue en primera división”.

 

Los chicos hoy

 

“Le decís a un chico de ir a jugar y piensan en una Play Station o una WI y no en el juego propiamente dicho. Notamos que hay muchos problemas en la parte coordinativa de los chicos. Antes, nosotros teníamos la casa para trepar, la rayuela para jugar, el carrito para armar, hacíamos carrera en la calle y hoy no tienen nada de eso los chicos”, resaltó el coordinador de la escuelita.

 

El rol de los padres

 

“Los padres muchas veces queremos cumplir nuestras frustraciones con el chico. Hay que dejarlo jugar como quiere y donde quiere”, afirmó Fernández y agregó: “La presión de los padres hacia los chicos en el baby es mucho más grande que en cancha de once. Al ser espacios más reducidos y partidos de ida y vuelta, la competencia se vuelve muy cruel en el baby”.

En cuanto a los límites a los padres, Roberto resalta que “la resistencia y el freno se los tenemos que poner nosotros, los docentes”. “A veces les hablan los papás de otros equipos para ponerlos mal, como cuando piden tarjetas, y eso está mal porque tenemos que pensar que esto es un juego de chicos”, criticó.

 

A correr

 

El entrenamiento físico tan necesario para la práctica deportiva como para el bienestar corporal a veces es difícil llevarlo a cabo en cuanto a que los chicos prefieren jugar con la pelota que entrenar. Sergio y Julián son los encargados de entrenar a los jugadores de las diferentes categorías. “Los más grandes entrenan hasta cuatro veces por semana. Los primeros días son de físico y al final de semana llegan los trabajos con pelotas. La motivación está en poder competir. Los entrenamientos son de una hora y media aproximadamente”, explicaron.

“A la edad de la adolescencia, la diferencia física está dada más por lo que trae de manera innata que por el trabajo físico que se pueda hacer. Además, están en plena etapa de desarrollo y es muy difícil calcular cuanto corresponde al desarrollo natural del chico y cuanto al entrenamiento. Este proceso de crecimiento físico también se manifiesta claramente en lo coordinativo”, comentaron los entrenadores.

 

Con marca de primera

 

Diego Defelipe llegó al club de Villa Luzuriaga a los 15 años. Tras pasar dos en La Marca probó suerte en Almirante Brown y desembarcó en La Fragata. Actualmente, con 20 años, es arquero de la primera de Ituzaingó. “Esto me sirvió como base previa. La exigencia es otra, porque uno responde para una institución y uno tiene que estar más metido en el laburo. Este espacio es más recreativo y formativo para poder llegar a un club”, explicó Diego. A su vez, el jugador reconoce que “se extraña mucho el grupo y el trato personalizado de los profes”. “Allá es todo más frío. Sos un nombre dentro de un montón. Acá los profes se preocupan y están siempre encima de tuyo”, describió.

“Estoy eternamente agradecido al club porque yo a los quince años no iba a jugar más y me llamaron de La Marca y acá estoy, jugando en Ituzaingó”, recordó emocionado el arquero.

El año pasado Diego comenzó como entrenador de arqueros y hoy es profe de los chicos de las categorías más grandes en La Marca.

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