El adolescente de 17 años que vivía en González Catán y se encontraba veraneando en Miramar, murió luego de recibir un brutal golpe en la cabeza por parte de un joven durante un confuso hecho. Debido a la trascendencia mediática del caso Fernando Baez Sosa, la familia salió a pedir que “también se acuerden de Pipi”.
“Él también es Fernando”, manifestó la familia de Ezequiel Lamas, el adolescente de 17 años que murió luego de recibir un brutal golpe en la cabeza por parte de otro menor de edad durante un confuso episodio ocurrido el 15 de enero de 2019 en Miramar.
Esa noche, el joven caminaba junto a su primo y dos amigos por la peatonal de la ciudad balnearia y tras un choque casual en la vía pública, un matrimonio los acusó de haber intentado robarles.
Pero los chicos siguieron caminando e ingresaron a un cajero automático para retirar dinero. Cuando salieron, había un tumulto de gente y policías que los estaban esperando. La Policía los retuvo y en esas circunstancias una persona ajena a los hechos le propinó a Ezequiel un brutal golpe
Por el fuerte impacto, “Pipi” cayó y se golpeó la cabeza contra el asfalto, lo que le provocó una fractura de cráneo y un coágulo cerebral. El joven falleció al día siguiente mientras era sometido a una cirugía.
La responsabilidad del hecho recayó sobre Juan Manuel, quien tenía la misma edad que Lamas y practicaba artes marciales. Fue condenado a 1 año y 8 meses de prisión de ejecución condicional por el Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil 2 de Mar del Plata, tras hallarlo culpable de “homicidio preterintencional”.
Este tipo de condena no es de cumplimiento efectivo sino que se fijan determinados requisitos a cumplir en cada caso. Establecer un domicilio y permanecer en este, fue una de las condiciones que debía cumplir el imputado.
Pero la hermana de la víctima, Belén Lamas, advirtió que la condena nunca se cumplió y que el joven que atacó a su hermano estuvo nuevamente involucrado en hechos de violencia en la vía pública.
Además, remarcó que como aficionado a las artes marciales, el responsable de la muerte del adolescente tenía conocimiento de las consecuencias que podría llegar a tener el golpe que le propició a Ezequiel. “Debería haber aguantado las de hacerse el héroe”, dijo.
También hizo hincapié en que “si invitas a pelear a alguien, al menos le estas avisando que le vas a pegar, pero a mi hermano lo agarró desprevenido”.
Si bien las circunstancias son diferentes, la familia de Ezequiel revive en el caso de Fernando Baez Sosa, el calvario que pasaron con “Pipi”, quien también fue víctima de un ataque a traición sin posibilidad alguna de defenderse.